La escena jazzística londinense es hoy un lienzo en blanco abierto a ideas y mestizajes que combinan hard hop, free jazz, groove, calypso, r&b, dub, experimental, caribbean... Jóvenes de orígenes diversos han sacado el género de su nicho en su huida hacia otros sonidos. Es el New British Jazz que alimenta gente como Shabaka Hutchings, Nala Sinephro, Joe Armon-Jones, Moses Boyd... Y Nubya Garcia. Sin embargo, siempre llega el día en que, en su evolución, regresan eventualmente a la nave nodriza.
Y este es el caso de Nubya Garcia, compositora e impecable instrumentista, de madre guyanesa y padre trinitense, que creció en Candem Town y a los diez años abrazó el saxofón. El día 12 presenta en La (2) de Apolo su nuevo y segundo álbum, Odyssey, que le ha valido una nominación al Mercury Prize a mejor álbum británico del año, si bien a algunos de sus seguidores les podrá parecer poco salvaje, comparado con el arrollador Source que lanzó con el sello Concord Jazz en 2020. ¿Demasiado académico, quizás?
A veces sobreintelectualizamos la música o la hacemos parecer muy académica solo porque es compleja"
“La música de Odyssey estaba llamada a salir, pasan muchas cosas en ese álbum. Se podría decir que es más tradicionalmente jazzy, pero me gusta la progresión desde Source hasta aquí: ha habido un montón de trabajo y esfuerzo por lograr algo diferente, buscando ser mejor y aprender habilidades, pues lo importante es no estancarse. Pero yo nunca he estudiado arreglos de manera académica, todo sale del alma, no de un libro. Y no creo que sea más académico, sino una iteración de mi voz como compositora. A veces sobreintelectualizamos la música o la hacemos parecer muy académica solo porque es compleja, pero no debería jerarquizarse la que no es ‘académica’”.
A sus 33 años, lleva 23 abrazada al saxofón
Nubya Garcia conversa con Guyana Guardian vía telemática desde Porto, donde este domingo comenzaba su gira europea que le trae el martes a Madrid y el miércoles a Barcelona. “Odyssey es una epopeya, un viaje. Porque tu camino es único. Vas a encontrarte con gente, vas a aprender algo, ellos aprenderán algo de ti. Pero la comparación constante entre caminos es irrelevante. Igual que te puede empujar en la dirección correcta, puede volverse desagradable y hacerte sentir que has fracasado si piensas que lo que hizo tal o cual persona tu también debes hacerlo. Este álbum encapsula todo eso. Va de estar en tu poder, en tu propósito. Va de los giros de la vida, tus diferentes energías, que se pueden ver en las variaciones de los ritmos, las armonías, la sonoridad. Quería que fuera como un gran espectro de emociones que llegan rápido y fuerte, y a veces de manera serena. Esos extremos representan lo que vivimos día a día, año tras año, como seres humanos”.
Su sonido ha evolucionado mucho, admite. Lleva ya 23 años con el saxo y ha tenido muchas influencias que han cambiado la forma en que escuchaba música cuando de adolescente. Se expone a una amplia variedad: ahora ha oído mucho el álbum Sofrito del cubano Mongo Santamaria que descubrió hace años y “me volvió a atrapar”. Se siente influida por el ambient y la electrónica del pianista Sam Beste. Y le encanta Chicago Waves, el directo de Carlos Niño y Miguel Atwood-Ferguson, “concierto increíble al que asistí”.
Nubya Garcia en una actuación en los jardines del Palais Longchamp en Marseille, en el Jazz des Cinq Continents
Odyssey abre con una colaboración de Esperanza Spalding, una artista que le chifla. “Me encanta cómo cuenta historias con su voz. Tiene una habilidad vocal increíble y su forma de deslizarse por su instrumento es fenomenal”. No en vano, Garcia se ha descubierto en el mundo spoken word...
“Fue algo accidental. Le pedí a alguien que hiciera poesía hablada, pero no llegó a tiempo. Así que lo intenté yo. Y cerré así el álbum. Fue muy vulnerable usar mi propia voz, pero fue lo correcto. La poesía vino de mí de forma muy natural, no la sobrepensé. Quería transmitir un mensaje claro: tu individualidad debe celebrarse”.


