Omar Sosa & Liceu Big Band (★★★★✩), latidos compartidos

Crítica de jazz

“De entre todo el material interpretado, brilló con luz muy especial la toma de 'Glu-glu' y su arquitectura de percusión, vamos a llamarla, selvática”

Omar Sosa en el Conservatori del Liceu de Barcelona

Omar Sosa en el Conservatori del Liceu de Barcelona

Alba Morera Vallverdú

Omar Sosa & Liceu Big Band

★★★★✩

Lugar y fecha: Conservatori Liceu (2/XII/2025)

Con un fuerte vínculo artístico y personal con Barcelona –donde mantiene un estudio– el pianista cubano Omar Sosa pasó por el Festival de Jazz de la ciudad este martes, y lo hizo junto a una muy buena y numerosa compañía. Hablamos de la Liceu Big Band, agrupación dirigida por el maestro Sergi Vergés, que en este 2025 al que ya vamos dando carpetazo ha celebrado sus primeros 15 años de existencia. Afortunada alianza de latidos compartidos cuyo programa pivotó alrededor de es:sensual, el álbum que el propio Sosa registró en 2016 junto a la NDR Bigband de Hamburgo, con composiciones de nuestro protagonista con arreglos Jaques Morelenbaum.

Del dinámico arranque con L3zero hasta Iyade en las postrimerías del bolo –tema dedicado a la hija de Sosa, presente en la sala–, la sesión encadenó aciertos de manera constante. Un recorrido de hora y media en el que, a la sensualidad anunciada en el título del espectáculo, se sumaron aristas más líricas e incluso espirituales y, por supuesto, aquella contagiosa sabrosura propia de la afrocubanidad. Al pianista de Camagüey se le veía de lo más feliz, atento y complacido ante los variados lucimientos individuales por parte de los jóvenes integrantes de la orquesta.

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De entre todo el material interpretado, brilló con luz muy especial la toma de Glu-glu y su arquitectura de percusión, vamos a llamarla, selvática, y en todo caso de indudable efecto hipnótico. Fue aquí donde la dimensión espiritual que comentábamos al inicio de estas líneas se reveló con más claridad. En más de dos momentos, el número adquirió un cierto nervio cinematográfico gracias a la jungla que dibujaban los metales, y las evoluciones rápidas, furiosas y de lo más juguetonas del propio Omar Sosa con su piano. Destacó también por su brío Cha cha du Nord. Mencionamos asimismo, entre más ejemplos particularmente bien resueltos, la exquisita Reposo y, de modo muy especial, Sad meeting, donde pese a la tristeza que marca el argumento del tema, también afloraron calor y una poética serenidad.

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