Un pequeño pueblo de montaña ve tambalearse su aparente tranquilidad a causa de la revisión de unos hechos que pasaron hace mucho tiempo. Una madrugada, Santi y Berta, incapaces de conciliar el sueño, se desvelan y mantienen una conversación. Algo les inquieta. Tiene que ver con lo que son hoy y con el pequeño pueblo donde viven. También con la reaparición en sus vidas de alguien a quien en el pueblo bautizaron como el Monstre después de su desaparición hace casi veinte años y de uno de los capítulos más oscuros y turbios ocurridos en ese lugar. Esta es la sinopsis de El Monstre, la nueva obra de Josep Maria Miró, que se estrena en la sala Beckett.
El dramaturgo osonense no deja el entorno rural que ha transitado en dos piezas recientes, El cos més bonic que s’haurà trobat mai en aquest lloc y La majordoma, pero ahora no presenta un texto para un solo intérprete, sino una obra para tres, que en este estreno son Àurea Márquez, Joan Negrié y Albert Prat. La producción de la sala Trono de Tarragona estará en cartel en el Poblenou hasta el 27 de julio.
“El pasado es imprevisible, por eso lo reconstruimos y es donde reside la ficción”, declara el dramaturgo
“¿Por qué tenemos que construir monstruos? ¿De qué nos protegemos? Estas son algunas de las preguntas que formula el nuevo texto de Josep Maria Miró a través de un ambicioso juego formal e interpretativo”, explica el programa de mano. En la presentación del espectáculo, el autor declara: “El pasado es imprevisible, por eso lo reconstruimos y es donde reside la ficción. El Monstre habla de la incapacidad de encontrar la verdad. Pinter nos enseña a crear espacios solo con el lenguaje”.
Y confiesa: “En esta ocasión me cuesta mucho dirigir, por eso bromeo con que el autor no me lo pone nada fácil. En esta obra, el concepto de espacio y tiempo no existe. Es un espectáculo muy existencialista, muy limpio”.
“La etiqueta de Monstre se la pone la comunidad –continúa–. Cuando vuelve al cabo de veinte años, lo hace de maneras muy distintas, porque cada persona lo ve con ojos diferentes. En la obra hablo de la necesidad de crear ese miedo. Y efectivamente también pasa en un pueblo de montaña, por lo tanto, la pieza forma parte de esta etapa rural. Uno de los actos fundacionales de esta población donde pasa la historia radica en la violencia, en un paisaje que conozco y donde me he situado estos últimos años”. Y concluye: “Ahora que se habla tanto de autoficción, creo que yo lo que he hecho es geoficción”.
'El Monstre' transita por la oscuridad individual y colectiva de una comunidad
El Monstre es un texto para tres intérpretes que transita por la oscuridad individual y colectiva de una comunidad, “en una apuesta radical y esencial por el lenguaje como vertebrador de la teatralidad”. Por eso los tres actores coinciden en manifestar la dificultad que les supone interpretar este texto. Joan Negrié asegura que “la precisión que pide este texto, si no se hace en equipo, es imposible de conseguir”. Àurea Márquez apostilla: “Es un texto muy difícil. Pide cambios continuos y requiere mucha escucha”. Y Albert Prat resume: “Casi no tengo interacción con Joan, y eso lo hace muy complicado”.
En los últimos meses Miró se ha multiplicado en los escenarios. Y sobre El Monstre revela una feliz coincidencia: “Lo estrenamos el 3 de julio, que es el mismo día que debuté en la Beckett con El principi d’Arquimedes hace trece años”, cuando se estrenó en el 2012, y que esta temporada ha recuperado el Espai Texas con una nueva producción. La obra de Miró ha obtenido el XXXII premio Jardiel Poncela de textos teatrales y el XVIII premio Quim Masó de proyectos teatrales en lengua catalana.

