Flick en el país del bilingüismo

Por la escuadra

Un silencio de camposanto cubre la sospecha de que Hansi Flick ya debe conocer castellano e incluso frases en catalán pero se aferra al inglés, como esos culos inquietos de expatriados a los que la vida sonríe en Barcelona. Cuesta creer que un tipo con la cabeza bien amueblada, disciplinado y disciplinante, apóstol de la puntualidad, no sepa ya las suficientes palabras para manejarse en las conferencias de prensa.

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 Hans-Dieter Flick en el banquillo del Barcelona (Photo by Josep LAGO / AFP)

JOSEP LAGO / AFP

Las lenguas son una preocupación en Catalunya, un terreno delicado donde cualquier comentario puede provocar ampollas. Así, por ejemplo, si alguien dice que Míchel, entrenador del Girona, podría en ocasiones –sobre todo cuando exigen precisión– hablar en castellano, automáticamente es sospechoso de estar en contra del catalán, al que con tanto esfuerzo –digno de aplauso– se aplica el vallecano. Claro que tampoco nadie se atrevió –y mira que tuvimos años– a criticar a Johan Cruyff o a Leo Messi por no llegar a decir jamás en público dos frases en catalán.

Paradójicamente, Flick es un apóstol del pragmatismo lingüístico: ¿catalán?, ¿castellano?, ¿25%? ¡Inglés!

El inglés de Hansi Flick es, al parecer, táctico y obedece a una estrategia de (in)comunicación según la cual en este país y en este club lo mejor es hacerse el sueco y hablar en la lengua de Occidente, sin que a nadie le importe un pimiento si está o no desperdiciando una oportunidad de oro para defender el catalán, lengua en vías de extinción según algunos. Entre el catalán y el Barça, como entre la familia los domingos y el Barça, el voluntariado o el Barça, mucha gente antepone el Barça, que por algo es más que un club: una república con sus propias leyes.

Hansi Flick goza de tal respeto y poder –es de los pocos que podría apretar el botón rojo contra la presidencia– que bien podría perder el miedo a los medios de comunicación, foro del entorno, y empezar a practicar una de las dos lenguas de Catalunya. Paradójicamente, el entrenador del FC Barcelona está normalizando algo que nadie se atreve a defender en público respecto al sistema educativo y sus lenguas vehiculares: ¿castellano?, ¿catalán?, ¿porcentajes? ¡Más inglés y listos!

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Por otra parte, y desde que hace medio siglo el propio FC Barcelona se cargó un once maravilloso al sacrificar a Hugo Sotil y dar entrada a Johan Neeskens, mejor no modificar aquello que funciona. La traducción permite a Hansi Flick ganar tiempo para mesurar las respuestas, practicar inglés a los periodistas y diluir los potenciales choques dialécticos porque no siempre los periodistas preguntamos, a menudo opinamos. Sin embargo, no deja de ser curioso que entre tanto debate sobre las lenguas en Catalunya, la que use Flick sea ajena a todas las prescripciones para los extranjeros que viven aquí.

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