Un objeto tan común en un campo de golf, y tan necesario especialmente en semanas como esta, con una previsión pasada por agua, como es un paraguas estará prohibido en la primera jornada de la Ryder Cup. El motivo es bien sencillo, Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, no quiere perdérselo y las medidas de seguridad serán este viernes extremas.
Trump, buen aficionado del golf y dueño de varios campos alrededor del mundo, incluidas las Islas Británicas, con Turnberry o Trump Aberdeen como ejemplos, no es ajeno a las grandes competiciones deportivas y no hay muchas con la dimensión de una Ryder Cup.
Hay previsión de lluvia pero los paraguas estarán prohibidos
La visita del presidente ha provocado que la organización del torneo intente evitar un caos de seguridad y ha empezado a implementar medidas con antelación, para que los aficionados estén al tanto. En la memoria de todos está la presencia de Trump en la final del US Open de tenis, por ejemplo, que tuvo que retrasar su hora de inicio ante las monumentales colas de aficionados en los controles de seguridad que impidieron que se llenaran las gradas hasta mucho después de la hora inicialmente prevista.
En Bethpage, sede de la Ryder Cup, los controles de seguridad para la primera jornada de competición van a asemejarse mucho a los de los aeropuertos, van a ser de los más exhaustivos, como ya ha alertado la organización, que abrirá puertas a las 5 de la mañana para dar más tiempo a la gente a poder entrar en las instalaciones. Cabe recordar que el primer partido está previsto que salga al campo a las 7.10h.
Entre los objetos que van a estar prohibidos en la cercanía del hoyo 1 y de la Casa Club, por donde se supone que se moverá Trump, no sólo están los clásicos paraguas de golf, tampoco estarán permitidos vapeadores de humo, recipientes metálicos de bebidas, range finders -el láser que se utiliza para medir distancias- y ordenadores y tabletas. De hecho, se ruega a los aficionados que acudan a Bethpage con los mínimos objetos personales posibles.