La megafonía pronunció el nombre de Yu Zidi (que se pronuncia como si tuviera acento en la i) y aumentó la sonoridad del World Aquatic Champions Arena de Singapur. La colonia china forma parte del tejido histórico del país, que vive la misma multiculturalidad que en la piscina. La china de 12 años iba por la calle 8, sin referencias. Se quitó la chaqueta del chándal, movió sus musculados brazos, chapoteó con el agua para coger temperatura y respiró hondo varias veces. Como si se ahogara y volviera a la vida. Un recinto así debe imponer por mucho que demuestres que eres de hielo.
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Lo que vino en los siguientes 2m09.21 vuelve a ser historia de la natación. Summer McIntosh se colgó su segundo oro, dominando la prueba de 200 estilos en la mariposa, la espalda y la braza, controlando en el libre, consciente de que es más importante dosificar que batir un récord del mundo (2m06s69). Su programa es largo y lleva dos de dos. Y Yu Zidi, por la calle 8, se metió en carrera desde el comienzo, como si tuviera en la cabeza un manual de cómo nadar finales.
Cada vez que salta al agua lo hace mejor. En los primeros 50 metros de mariposa hizo 27.43, a solo 27 centésimas de la campeona del mundo y mujer más rápida de la historia. Pasó quinta por la posta del 100, la de la espalda, sufrió en la braza y remontó en el estilo libre con otro tiempo que da escalofríos. Hizo 30s17, por 30s16 de la canadiense. Entre la mariposa y el libre solo hubo 28 centésimas de diferencia entre la mejor nadadora de todos los tiempos en esta prueba y una niña de 12 años.
A Yu Zidi aún se la verá en los 400 estilos y los 200 mariposa, pruebas en las que llega con mejores tiempos y ránking. No es de extrañar ya que cace una o dos medallas. Su caso recorre los corrillos en Singapur.
Los medallistas de oro de la segunda jornada
Qin se llevó los 100 baza, Gretchen Walsh, los 100 mariposa y Grousset el 50
Ya en la primera final quedó claro que era la tarde de China. Los 100 braza que añoran a Adam Peaty, su plusmarquista mundial y doble campeón olímpico, y ahora es un territorio abierto donde el chino Haiyang Qin demuestra más habilidades. Ya hizo el triplete en los Mundiales de Fukuoka en 2023. Luego, estuvo en medio de varios problemas personales, pero finalmente pudo pronunciar las palabras mágicas: “He vuelto”.
Y lo hizo con un 58.23 que le valió para derrotar al campeón olímpico, al italiano Nicolo Martinenghi (58s58). Le metió medio segundo en el segundo 50. Qin domina la vuelta como lo hacía Peaty. Nadie puede nadar tan rápido. Cogió la bandera de China y la mostró a una grada animosa, con mucho chino, una colonia muy presente en Singapur desde siempre. El bronce fue para el kirguís Denis Petrashov (58s88), primera medalla de su país en unos Mundiales.
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De China se saltó a Estados Unidos. Al universo Gretchen Walsh. Que es decir como la Adam Peaty de la mariposa. Coqueteó con el récord del mundo en los 100 mariposa. En el primero 50, pasó 16 centésimas por debajo y finalmente se quedó a 13 centésimas. Le faltó solo cuadrar la última brazada (54s73). Su oro va con la segunda mejor marca de la historia y el récord de los campeonatos bajo el brazo. Su domino se explica en su perseguidora, la belga Roos Vanotterdijk, que llegó a más de un segundo (55s84). El bronce se lo colgó la australiana Alexandria Perkins (56s33).
Igualadísima fue la final del 50 mariposa, ahora en el programa olímpico. Animado por sus compañeros en la grada, el francés Maxime Grousset se la llevó por tres centésimas (22.48). Segundo fue el suizo Noe Ponti (22.51) y tercer el italiano Thomas Ceccon (22.67) que venía de meterse en la final de los 100 espalda. Curioso el caso del mítico Rafa Muñoz, cuyos 22.43 logrados en 2009 con bañador mágico se hubieran llevado el oro.