Un mordisco que a primera vista pasó desapercibido le ha costado a la tercera línea de la selección francesa de rugby femenino, Axelle Berthoumieu, una sanción de nueve encuentros sin jugar en plena celebración del Mundial. La jugadora gala reconoció haber mordido en el antebrazo a la jugadora irlandesa Aoife Wafer durante el partido. Tras aceptar la sanción, logró una reducción sobre el castigo inicial, cifrado en 12 encuentros.
El tópico sobre el rugby dice que es un deporte que permite de todo, excepto morder al rival. El tópico, como tal, tiene algo de cierto, pero no es exacto. Pese a lo aparente, las agresiones están prohibidas en este deporte, pero las reglas observan los mordiscos como comportamientos particularmente graves, sancionados con meses de suspensión. Son, dicen las normas, “actos de juego sucio de la máxima gravedad”.
Ante lo evidente de las imágenes, Berthoumieu, en un mensaje en Instagram, admitió haber “perdido la calma” y presentó “sus más sinceras disculpas” a Aoife Wafer, a toda Irlanda y también a sus compañeras: “Soy consciente de que esto pone fin a mi Copa del Mundo”, añadió, repitiendo que su “gesto no tiene nada que hacer en un campo de rugby”. “Hace bien en disculparse y en arrepentirse”, comentó el martes el presidente de la Federación Francesa de Rugby, Florian Grill.
El rugby sanciona grave y explíctamente los mordicos como “actos de juego sucio de la máxima gravedad”
La co-seleccionadora del XV de Francia, Gaëlle Mignot, admitió que la aparición de las imágenes dejó al equipo “en shock”. “Es algo que no toleramos en absoluto. Este tipo de comportamiento no es admisible en un campo de rugby (…) Claramente, tuvo un momento en el que… en el que perdió el control. Axelle está obviamente muy afectada, lo cual es normal. Pero el grupo está ahí para apoyarla”, concluyó.
