Acabó el partido en el RCDE Stadium con una explosión de felicidad propia de las grandes noches pericas. Estas no son la consecución de títulos, sino los milagros que conducen a Europa (2018) o las salvaciones agónicas (2025), raras veces las victorias ante uno de los tres grandes de la Liga como sucedió el domingo (2-1 ante el Atlético). Cualquier cuscurro de pan es bienvenido en casa del necesitado, más aún ante los ojos del nuevo rico que está llamado a redimensionar el club y a sacarlo de las penurias últimas.
Los espectadores fueron abandonando las gradas y por el túnel de vestuarios asomó Alan Pace –vio el partido en el palco–, acompañado en esa estampa por el director general, Mao Ye, sus amigos y el director de comunicación, Xavi Andreu, enganchado al teléfono. Departieron unos minutos aún con la adrenalina de la remontada en el cuerpo. Luego, compartió sus sensaciones con un mensaje en catalán en redes sociales: “¡Qué manera más maravillosa de empezar la temporada, con una victoria ante el Atlético de Madrid! Estoy feliz de haber asistido esta noche con mis mejores amigos catalanes y mallorquines de toda la vida, todos ellos aficionados de equipos rivales, pero que han venido a apoyarme en esta nueva aventura. ¡Espero una gran temporada!”, proclamó. Midió cada palabra, pero la realidad en la llegada de Pace está por encima de cualquier ficción o estrategia de comunicación.
“Los acontecimientos lo superan todo”, apunta una fuente de la entidad blanquiazul, que está viviendo en sus carnes el meticuloso trasvase de poder entre Chen Yansheng y Alan Pace. “Pudo comprobar en 90 minutos lo que es el Espanyol. Captó su esencia con una grada que participó”, añadió otra fuente. Y es que el Espanyol se aproxima a los 30.000 abonados y los 35.000 socios. El optimismo se dispara.
Alan Pace llegó temprano el domingo acompañado de su familia. Le esperaban sus amigos –vivió en Barcelona de 1992 a 1994– y también dos de las personas más importantes en Burnley. Antonio Dávila, su mano derecha y profesor de IESE Business School, y Bradley Spiby, que aporta una mirada estratégica. Acudieron a la Ciudad Deportiva de Sant Adrià y después al estadio. Y este lunes siguen en Barcelona poniéndose al día y finalizando un proceso que podría demorarse “unas dos semanas más” a la espera del visto bueno del Consejo Superior de Deportes y de otros actores.
Junto a ellos también estuvo el gran protagonista, el accionista JJ Watt, leyenda del fútbol americano, preparándose como un aficionado más en la previa del partido en los bares del barrio de la Riera, con el ritual de la cerveza y la bufanda, haciéndose selfies. “Tiene cinco millones de seguidores en X –el Espanyol cuenta con 530.000–, por lo que aspiramos a una audiencia mucho mayor”, advierten desde la entidad blanquiazul, cuya campaña de entrada de los nuevos accionistas fue un éxito.
Acompañado por un grupo de asesores en todas las áreas que marcarán las directrices, el Espanyol se prepara para seguir un crecimiento iniciado esta temporada. Una de las áreas en las que se pondrá un mayor acento será la de marketing, con asuntos por resolver como la publicidad en la camiseta, el naming right y el desarrollo de otros patrocinadores. Pero todo ello lo gestiona con una “tranquilidad” que manifiesta las luces largas de Pace en este proyecto.
Sabemos que deben llegar tres o cuatro jugadores más; cómo saquemos pecho en dos días nos sale chepa”
También las tiene Manolo González: “Nosotros sabemos que deben llegar tres o cuatro jugadores más”, avisó, eufórico a medias (“cómo saquemos pecho en dos días nos sale chepa”).
Pace entra con buen pie. Y el Espanyol sonríe como nunca.