Se sabe que uno de los alimentos más nutritivos y completos son las lentejas, además de ser un plato muy sabroso que puede cocinarse de muchas maneras para aprovechar al máximo sus nutrientes. Seguramente, desde pequeños, hemos escuchado hablar de la importancia de consumir este alimento y, aunque en ese momento quizás no entendíamos el motivo, hoy en día se conocen bien todos los beneficios que ofrece.
Y aunque parece sencillo cocinar las lentejas, y en cierto modo lo es, la realidad es que muchas personas desconocen la manera correcta de prepararlas para que el organismo pueda absorber todos sus beneficios, como su alto contenido en fibra, hierro, proteínas vegetales, zinc, magnesio, hierro y otros minerales: “Mi abuela siempre decía que las lentejas sanan, pero solo si las preparas bien y tenía toda la razón”, empieza explicando el médico.
Las lentejas contienen un alto valor en hierro.
Sin embargo, aunque todos sepamos la importancia de incluir este alimento en nuestra dieta, son pocos los que conocen las desventajas de no lavarlas correctamente antes de su consumo. “Lo que casi nadie te cuenta es que las lentejas también tienen lectinas, que inflaman tu intestino y pueden generar permeabilidad intestinal y fitatos, que secuestran hasta el 60% del hierro, zinc, calcio y magnesio”, afirma Arias. La gran mayoría de las lectinas se inactivan con la cocción correcta, aunque el remojo es un paso fundamental para su correcta absorción.
Y es que muchos creen que basta con enjuagar ligeramente las lentejas para ponerlas a hervir. En realidad, al hacer esto estaríamos desaprovechando gran parte de sus propiedades, además de generar algunas molestias digestivas.
El secreto es remojarlas por lo menos 8 horas antes de cocinarlas
La manera correcta de prepararlas es dejarlas en remojo por al menos ocho horas. Esto tiene una explicación lógica: las legumbres se comercializan secas para garantizar su conservación. Por lo tanto, necesitan suficiente tiempo de hidratación para ablandarse y poder cocinarse adecuadamente, además de facilitar la eliminación de impurezas y suciedad.
Asimismo, el remojo reduce significativamente la presencia de antinutrientes, unas sustancias naturales que dificultan la digestión y favorecen la producción de gases. Estas sustancias son generadas por ciertas plantas como las lentejas, garbanzos o algunos cereales, como mecanismo de defensa frente a insectos y animales. Y, aunque no son peligrosas, y el intestino tiene mecanismos para combatir con las pequeñas cantidades, lo cierto es que su ingesta impide la absorción correcta de ciertos nutrientes: “Contiene taninos que reducen la digestibilidad de las proteínas y oligosacáridos, que fermentan en tu colon, causando gases e inflamación”, explica.
Este simple paso hace maravillas con las lentejas, de esta manera se reduce el 95% de los riegos en padecer inflamación y gases
Esta preocupación es más común en la actualidad que en el pasado, ya que los ritmos acelerados de la actualidad hace que muchas personas prefieran comprar las legumbres envasas, listas para comer. “El secreto es remojarlas por lo menos 8 horas antes de cocinarlas. Este simple paso hace maravillas con las lentejas, de esta manera se reduce el 95% de los riegos en padecer inflamación y gases”, relata.
Una vez que las lentejas están suficientemente hidratas, limpias y blandas, será mucho más fácil cocinarlas, además que el organismo absorberá con facilidad todos sus nutrientes como la proteína, el hierro, zinc, magnesio y calcio. “La ciencia confirma lo que las abuelas ya sabía, que este simple remojo, transforma un alimento en un verdadero aliado para la salud y tu microbiota intestinal. Hazle caso a tu abuela, remoja las lentejas y conviértelas en medicina real para tu cuerpo: tu intestino y tus niveles de energía te lo van a agradecer”, concluye el médico.


