No es sólo una cuestión de papeleo o de cuánto se paga a Hacienda. La verdadera distinción entre darse de alta como autónomo o montar una Sociedad Limitada (SL) está en el tipo de escudo legal que ofrece cada figura. Según el abogado Javier López, especializado en derecho mercantil, la elección puede evitar dolores de cabeza muy serios si el proyecto no prospera. “Si montas una empresa y luego no funciona, hay maneras legales de cerrar la empresa y no te repercute ningún problema a nivel de tu DNI”, señala.
La diferencia clave entre ser autónomo o crear una SL
En su experiencia, muchos trabajadores por cuenta propia no son conscientes del riesgo que asumen al emprender como autónomos. Y no se trata sólo de perder dinero: “Estás metiendo dentro de las deudas de tu empresa, que eres tú como autónomo, tu casa, tu coche, tu CIRVE personal”. Todo queda al descubierto si las cuentas no salen. En cambio, al constituir una SL, la responsabilidad queda limitada al capital aportado (que puede ser desde 1 euro, aunque el abogado recomienda los clásicos 3.000 euros para más seguridad) y el patrimonio privado permanece, en principio, a salvo.
Para quienes lo prefieran, existen también figuras intermedias como el Emprendedor de Responsabilidad Limitada (ERL), que protege la vivienda habitual bajo ciertos requisitos. Sin embargo, ni siquiera esta opción ofrece el mismo blindaje que una SL.

Lo más común al emprender es hacerse autónomo, pero puede que no sea la mejor opción
Desde Infoautónomos, una plataforma que orienta a más de 125.000 profesionales por cuenta propia en España, también apunta a esta ventaja estructural como una razón de peso. No es una cuestión sólo fiscal o de imagen: se trata de pensar a futuro. Crear una SL desde el inicio no es obligatorio, pero sí puede ser una jugada prudente si se vislumbra crecimiento o si se quiere trabajar con clientes que exigen cierta formalidad.
Y hay matices importantes. Si bien montar una sociedad implica más trámites, requiere escritura notarial y registro mercantil, hoy puede hacerse incluso en 24 horas si se usa el sistema CIRCE. Los costes de gestoría también suben (una media de entre 80 y 150 euros al mes, frente a los 30-60 de un autónomo), pero se compensa con una mayor protección legal y una contabilidad que permite mayor control. Además, como explican en Infoautónomos, los bancos suelen ofrecer mejores condiciones de financiación a las empresas con estructura formal y balances claros.
Por todo ello, y aunque empezar como autónomo sea lo más habitual (por costes, agilidad o simplemente porque no se sabe qué va a pasar), cada vez más profesionales valoran la posibilidad de comenzar con una sociedad, incluso si van a trabajar solos. Como resume Javier López: “Hay maneras legales de cerrar bien una empresa. Pero si eres autónomo y te va mal, todo es más complicado y personal”. La clave está en prevenir, no en curar.