El efecto Trump obliga a las aerolíneas a bajar precios para volar a EE.UU.

Desafección turística

Las tarifas desde Europa caen hasta un 15% por el primer descenso de demanda desde 2021

AVIONES DE LEVEL Y AMERICAN AIRLINES DESPEGANDO DEL AEROPUERTO DEL PRAT / JOSEP TARRADELLAS CON DESTINO A ESTADOS UNIDOS

Un avión de American Airlines desde el aeropuerto de El Prat

Mané Espinosa

Puede que Ryanair, con el incombustible Michael O’Leary a la cabeza, se esté frotando las manos con la subida de precios que planea gracias al furor viajero dentro de Europa. Pero la situación es bien distinta para las compañías que vuelan entre el continente y Estados Unidos, el primer corredor aéreo del mundo por volumen de rutas y pasajeros.

Aquí las cosas pintan bastos por la política de tierra quemada de Donald Trump y su efecto disuasorio sobre el turismo. Estados Unidos ya no resulta un destino amigable para parte de los europeos y compañías como Delta, United o Lufthansa le están viendo las orejas al lobo. La demanda para viajar al país norteamericano ha caído por primera vez desde el 2021, cuando la pandemia todavía golpeaba el turismo, y las compañías han reaccionado de inmediato con el lanzamiento de ofertas.

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Hasta momento, la bajada del precio de los billetes entre Europa y Estados Unidos ronda el 5% en la mayoría de rutas y mercados, afirma John Grant, director de la consultora aérea OAG. Se trata, prosigue, de una rebaja ligera pero significativa después de un periodo, desde la covid, en el que las tarifas no han parado de aumentar.

Las reservas aéreas para ir al país norteamericano disminuyen más de un 10%

Y es que la situación ha dado un vuelco desde inicios del 2025. Según los datos de IATA, la patronal mundial de las aerolíneas, entre enero y marzo se ha producido el primer descenso de tráfico de pasajeros en cuatro años entre ambos continentes, destaca Pere Suau-Sanchez, catedrático de la UOC y profesor de la Canfrield University. La disminución de los viajeros que vuelan desde Europa a Estados Unidos en el primer trimestre fue pequeña, de un 1% en comparación con el mismo periodo del 2024. Ahora bien, constituye una señal de atención para el sector, señala Suau-Sanchez. Esto, junto a la “complejidad del momento” debe ser monitorizado, prosigue el catedrático, para entender la posible evolución del mercado. El corredor Atlántico Norte era el único, con el de Europa-Sudamérica, que no había parado de crecer.

David Samu, socio responsable de Estrategia y Operaciones en EY Parthenon, cita, por su parte, varios informes que reflejan una caída neta de los viajeros europeos a Estados Unidos de entre el 2% y el 17%, “debido fundamentalmente a controles más estrictos en frontera y a una percepción negativa de las políticas de Trump hacia la UE”. Estos porcentajes, continúa Samu, varían por país: mientras que en España y Portugal el número de viajeros a Estados Unidos se ha incrementado hasta marzo, en otros mercados, como Países Bajos o Alemania, “el número de reservas ha caído de manera muy relevante”.

No ocurre lo mismo en la dirección contraria. El tráfico de pasajeros desde Estados Unidos hacia Europa se mantiene estable, con un leve aumento del 0,6%. Se confirma así la sensación de las empresas turísticas europeas de que los americanos mantienen sus vacaciones en el viejo continente pese a que el atlantismo político esté en horas bajas.

Esta ola de desafección turística hacia Estados Unidos ha ido cogiendo fuerza, y para este verano la demanda se está debilitando con más intensidad, sostiene Samu. “A partir de nuestras conversaciones con clientes de aerolíneas, el sentimiento es de cautela y gestión disciplinada de la capacidad, dada la alta incertidumbre en estas rutas comerciales”, destaca. Los datos de agregadores de información de aviación indican una disminución de más del 10% en las reservas de Europa a EE.UU. en comparación con el año anterior para la temporada estival. En respuesta –continúa el experto de EY–, las aerolíneas han reducido las tarifas aún más para tratar de estimular la demanda.

En algunas rutas específicas se están viendo caídas relevantes en los precios, como en la que une Madrid con Nueva York, “en la que ha habido descuentos de hasta el 15% durante este trimestre”.

“Se me han frenado los viajes a Estados Unidos en seco”, explican desde una agencia especializada

¿Será suficiente para sortear el efecto Trump? “El mercado está cambiando”, responde Francesc Nolla, de la agencia de viajes Agama, miembro de la asociación Acave y especializada en Estados Unidos, Alaska y Canadá. “Desde la llegada del republicano a la Casa Blanca, la demanda para viajar a Estados Unidos se me ha cortado; mis clientes están derivando los viajes a Canadá”, afirma. Se trata de una compañía pequeña que también trabaja para otras agencias de mayor tamaño. En éstas, comenta Nolla, el volumen de actividad al país norteamericano también es más bajo de lo habitual.

El sector turístico europeo aparece en este escenario como ganador colateral. “Los ciudadanos de la UE están priorizando destinos continentales”, subraya David Samu, de EY. Por ello, se prevé que los precios para volar dentro de Europa, después de una ligera caída en marzo, se mantengan estables o con pequeños aumentos. Es el verano del nuevo orden económico.

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