“Antes la gente salía a beber sin límites. Hoy beben menos, pero mucho mejor”: el cambio de hábitos que está transformando la noche en Barcelona
Bloody Mary BCN
Alessandro Pasquinucci, fundador de Bloody Mary Bcn, analiza cómo la pandemia ha cambiado la forma de disfrutar el ocio

Alessandro Pasquinucci (el tercero empezando por la izquierda) y su equipo en el exterior del bar
Durante dos décadas detrás de una barra, Alessandro Pasquinucci ha visto pasar generaciones enteras de consumidores, modas de ginebras, modas de cócteles y momentos de auge y crisis. Pero nunca, asegura, había visto un cambio tan profundo en los hábitos de consumo como el que trajo la pandemia. “Antes la gente salía a beber sin límites. Hoy beben menos, pero mucho mejor. Ya no buscan cantidad, sino calidad”, afirma con convicción el fundador de Bloody Mary BCN, una coctelería de referencia en Gracia que ha sabido adaptarse a esta nueva era del ocio.
La gente se asustó. Empezó a cuidar su cuerpo, a hacer deporte, a comer mejor. Y cuando volvieron a los bares, ya no querían lo mismo”
El punto de inflexión llegó con la COVID. El confinamiento, la pausa obligada y la revalorización del bienestar transformaron la manera de disfrutar del ocio. “Durante aquellos meses la gente se asustó. Empezó a cuidar su cuerpo, a hacer deporte, a comer mejor. Y cuando volvieron a los bares, ya no querían lo mismo. Querían seguir cuidándose, pero sin renunciar a salir”, comenta.

Esa nueva conciencia se nota en cada copa que sirve. “Ahora el cliente viene, toma uno o dos cócteles, pero los quiere buenos. Con productos frescos, de temporada, sin tanta graduación alcohólica. Nosotros trabajamos con ingredientes locales: calabaza, castañas, granadas, madroños... Lo que da la tierra”, explica. La coctelería ha adoptado un enfoque más natural y sostenible, reflejo de una tendencia global hacia un consumo más responsable.
La gente ya no te pide la marca más barata ni busca presumir de haber bebido cuatro copas. Prefieren una experiencia más consciente”
Cuando abrió su bar hace diez años, Alessandro ofrecía más de ochenta tipos de ginebra. Era la época dorada del gin-tonic, y los clientes querían probarlo todo. Hoy la carta se ha reducido a unas quince referencias cuidadosamente seleccionadas. “La gente ya no te pide la marca más barata ni busca presumir de haber bebido cuatro copas. Prefieren una experiencia más consciente, más auténtica. Y eso me gusta, porque también hace el trabajo más agradable. La gente no se pone tan pesada, se disfruta más del ambiente y hasta podemos cerrar antes”, bromea.
El nuevo horario refleja también ese cambio de ritmo: antes los bares se llenaban a medianoche y cerraban bien entrada la madrugada; ahora, a las nueve ya hay movimiento y a las dos y media la sala se vacía. “Barcelona está cambiando. Y el público también. La noche empieza antes y acaba antes. La gente quiere pasarlo bien, pero no destrozarse el lunes en el trabajo”, resume.

El fundador de Bloody Mary BCN aprovechó el parón de la pandemia para replantear su modelo. “Nos obligaron a cerrar y sufrimos mucho. Pero de esa crisis salió la idea de ofrecer también comida. Empezamos con paninis italianos y tablas de embutidos. Ha funcionado muy bien”, afirma.
La apuesta por la gastronomía: paninis y tablas de embutidos
Hoy la comida representa alrededor del 15% de la facturación, aunque su objetivo es aumentar ese porcentaje. “Todo el mundo come, no todo el mundo bebe. Además, si alguien viene a tomar dos copas y puede cenar algo aquí, se queda más rato y disfruta más”. Esta diversificación también ha permitido abrir al mediodía, con una propuesta adaptada al nuevo consumidor: “Un Bloody Mary sin vodka, bien hecho, con buen tomate, especias y un toque cítrico. Es un cóctel que puedes tomar incluso antes de volver al trabajo”, explica.
A pesar del éxito, Alessandro Pasquinucci observa con preocupación la evolución de Barcelona. “La ciudad se está volviendo demasiado cara. Antes podías salir un martes a tomar algo con tu pareja sin sentir que era un lujo. Ahora muchas personas lo piensan dos veces. Me gustaría que el ocio fuera más democrático, más accesible”, afirma.

Esa visión romántica de la hostelería, más humana y cercana, guía sus planes de futuro. “Me encantaría abrir otro local, pero no para hacer una cadena, sino para seguir ofreciendo un espacio donde la gente pueda disfrutar sin gastar una fortuna. No quiero que mis bares sean solo para quienes se lo pueden permitir. Quiero que vuelvan a ser lugares de encuentro para todos”, defiende.
En un momento en que los hábitos cambian y las ciudades se transforman, Bloody Mary BCN representa el ejemplo de una hostelería que evoluciona sin perder su esencia: autenticidad, calidad y cercanía. Porque, como dice su creador, “la gente no busca perderse en la noche, busca sentirse bien”.
Lecciones de Vanguardia
Alessandro Pasquinucci, propietario de Bloody Mary BCN
“Crean en sus proyectos y en sus valores. Emprender es difícil, pero pocas cosas hay tan gratificantes como ver crecer los propios sueños. En los momentos de soledad y duda, hay que aprender a automotivarse y seguir confiando en lo que uno ha creado. Después de más de diez años como autónomo, he aprendido a delegar, a confiar en otras formas de hacer las cosas y, sobre todo, a no perder de vista la rentabilidad. No todo lo que nos gustaría hacer es viable, y aprender a aceptar eso también forma parte del crecimiento”.

