En Austria, Jorge Martín se sentó con Mela Chércoles y dejó la pose a un lado. “He estado más cerca de la muerte de lo que me hubiese gustado”, resumió. El madrileño recordó sin rodeos el instante en el hospital que marcó su año: “Sentía por dentro que me iba y llamé a María (su novia) y a mi madre porque quería decirles adiós”. Frío. Breve. Definitivo. Y, sin embargo, aquí sigue.
Doce fracturas y un neumotórax
Las lesiones que marcaron un invierno al límite
Durante meses, lo físico y lo emocional se mezclaron en un mismo callejón. “En mi caso, ambas”, admite cuando se le pregunta qué duele más. Primero llegaron las lesiones; después, el bloqueo: “La tercera lesión fue muy mental y dejé de ir a la cámara hiperbárica y al fisio, y me puse a comer con muchísima ansiedad. Necesitaba desconectar de las motos. No quise saber nada de motos durante un par de meses”.
Ese parón también reorganizó su mirada. Martín dice que no se ve retirado (“soy una persona incansable”), pero sí obligado a responderse por qué volver. Y ya tiene la respuesta: “Quiero volver a ganar. Voy a pelear con todo lo que sé. Voy a estar obsesionado con volver a ganar”. Lo dice sin alzar la voz. Con hambre vieja.
La tercera lesión fue muy mental… dejé todo y me puse a comer con muchísima ansiedad, necesitaba desconectar de las motos”
En lo deportivo, el espejo reciente ha sido su propio box. “Es difícil de explicar… En ese momento, me alegré por Aprilia, por Marco”, confiesa sobre el triunfo de Bezzecchi en Inglaterra, y extrae una conclusión práctica: si la moto está para ganar, él también podrá estar ahí. Aquella victoria llegó en Silverstone el 25 de mayo y fue la primera del año para Aprilia.
¿Se ve ganando este mismo curso? “Sí”, responde, con matiz: proceso, escalones, podios. No promete milagros, sí trabajo. Y si cae una, “significará mucho, porque cambiar de moto y ganar le da mucho más valor”. La primera dedicatoria, también la tiene clara: “La primera iría para María, mi chica, sin duda… Ella ha tenido mucho peso y esto también ha sido una prueba de fuego para nuestro amor”.

Jorge Martín y la reconciliación con Aprilia: después de dudas iniciales, ahora afirma que es el lugar en el que quiere luchar por el título
El madrileño no esquiva los nombres propios del campeonato. Sobre Bagnaia, habla con franqueza: “Te garantizo que lo que yo vi el año pasado peleando con él en la pista no era lo que estoy viendo ahora”. De Márquez, traza la frase- titular que circula por los corrillos: “Estamos seguramente, junto con Rossi, ante el mejor piloto de la historia y en su mejor momento, con una moto que le va perfecta”. Luego ordena el mito: “Rossi es el más grande de todos los tiempos a nivel general… y a nivel de pilotaje, a día de hoy, no ha habido ningún piloto como Marc Márquez”. El contexto le da la razón: Marc viene de ganar en Spielberg y lidera el Mundial con mano firme.
La reconciliación con Aprilia
Martín celebra junto a Aprilia la nueva etapa tras superar meses de incertidumbre y dudas
También hubo cuentas internas. Martín reconoce que la relación con Aprilia pasó por curvas: “Al principio de año, había mucha ilusión por un lado, pero yo estaba un poco más dudoso y ahora tengo claro que es el sitio en el que quiero estar el año que viene”. Puente tendido, heridas cerradas y objetivo compartido: pelear por el título con la RS-GP.
De puertas para dentro, reina la normalidad. Vio carreras en casa, pero a veces apagó la tele “a una vuelta del final” para no comerse celebraciones ajenas. Llevar el #1 no es un amuleto ni una maldición: “Siempre he sabido que si ganaba un Mundial de MotoGP me pondría el #1, directo”. Y sobre su vida fuera del box, suelta una sonrisa: todavía no ha pedido matrimonio, pero “sabe que es la elegida y que habrá boda en los próximos años”.
Y queda eso: el propósito. Ese motor interno que le ha tensado siempre los nervios y hoy vuelve a encenderlo. “Estoy disfrutando mucho de ese proceso… esas ganas de volver a estar vivo y de volver a montar en moto”. Es el titular íntimo que brota después del abismo. Cayó de nuevo, esta vez en la vuelta 14 de la carrera larga del Gran Premio de Austria, en la curva 7 del Red Bull Ring. Se fue al suelo, la pierna le quedó atrapada en la RS-GP y, aunque le dolía, se levantó por su propio pie, fue trasladado al centro médico y fue declarado apto para seguir el próximo fin de semana en Hungría.
Ese tropiezo vuelve a recordarle lo frágil de su estado, pese a que no haya lesiones graves. Y refuerza aún más su insistencia en volver más fuerte, con hambre. Se cayó. Se rompió. Dudó. Y volvió. Ahora, que pase lo siguiente.