Ha pasado medio siglo desde que un joven actor llamado Denzel Washington empezara a construir una trayectoria que acabaría siendo una de las más sólidas de Hollywood. Con el paso de los años, su nombre quedó ligado a personajes inolvidables y a títulos que forman parte de la historia reciente del cine.
Ese recorrido, justificado por premios y reconocimientos, le situó como una referencia indiscutible dentro de la industria. Sin embargo, a pesar de todo lo que representa su carrera, Washington ha llegado a un punto en el que su relación con el cine es muy distinta a la de sus primeras décadas.
No ve cine
Está cansado de las propias producciones de Hollywood
El intérprete ha reconocido en varias ocasiones que se ha distanciado del cine como espectador. En una entrevista concedida a la revista GQ, lo expresó con una franqueza absoluta: “Ya no veo películas, tío. De verdad que no. ¡Solo estoy siendo sincero contigo! ¡No veo películas! No voy al cine, no veo películas... Estoy cansado de las películas”. Unas palabras que resultan sorprendentes teniendo en cuenta que el actor ha dedicado prácticamente toda su vida a esa misma industria.

El actor tampoco trabaja por el mérito
El cansancio del actor no se limita a su papel como espectador. Hace unos días, en el podcast Jake’s Takes, comentó que los premios han dejado de tener importancia para él. “No lo hago por los Oscar. No me importan esas cosas. Llevo mucho tiempo en esto y ha habido ocasiones en las que he ganado y no debería haber ganado, y otras en las que no he ganado y debería haber ganado. El hombre da el premio. Dios da la recompensa”, afirmó, mostrando una distancia total respecto al reconocimiento de la academia.
La decisión de apartarse del cine como espectador resulta más llamativa aún cuando se recuerda la magnitud de su filmografía. Washington no solo ha conseguido dos Premios Oscar, por Glory y Training Day, sino que ha sido nominado en nueve ocasiones y ha encabezado películas como Malcolm X, Philadelphia, El fuego de la venganza o American Gangster. Su carrera suma más de cuarenta proyectos desde que debutara en 1981 con Llámame Mr. Charly.
Con 70 años y a punto de estrenar Highest 2 Lowest bajo la dirección de Spike Lee, su postura refleja un contraste evidente: el hombre que ayudó a levantar algunos de los títulos más importantes de las últimas décadas asegura que ya no siente interés por el cine. Una ironía que suena todavía más fuerte si se piensa que gran parte de ese mismo cine lleva décadas teniendo su rostro como protagonista.