Democracia es más que votar
Caplan ha demostrado que las democracias cometen más errores cuando no cuentan con suficiente check and balance, equilibrio de poderes y contrapoderes, como el federalismo o los jueces, que evite que con cada nuevas elecciones se decida y cambie todo. El problema de fondo es que votamos más por emociones que por razones, como los granjeros que eligieron a Trump y ahora pierden dinero con sus aranceles, o lo votaron para frenar la inmigración y ahora no encuentran trabajadores; o los venezolanos que llegan a EE.UU. Huyendo de Maduro tras votarle. Que muchos votantes cometan el mismo error no hace que sea menor –Hitler ganó unas elecciones–, por eso insiste en limitar el poder de partidos y políticos en nuestras vidas y fortalecer el de las instituciones democráticas que trascienden el ciclo electoral.
¿Por qué somos más racionales al invertir dinero que al votar?
No solo somos más racionales al decidir dónde invertimos nuestro dinero que al votar; también me temo que somos más racionales al decidir casi cualquier detalle de nuestras vidas que al acudir a las urnas.
¿Por ejemplo?
Estos días hay muchos granjeros en EE.UU. Que votaron a Trump emocionados y convencidos de corazón; pero ahora, al gestionar su granja, descubren que las tarifas de Trump les impiden exportar sus cultivos a otros países. Su voto ya les está costando una fortuna y puede causarles la ruina.
¿No sabían ya del primer mandato de Trump que le gustaba subir aranceles?
El problema es que lo que decía Trump ya lo han dicho muchos populistas antes. Él lo dijo en su primer mandato, pero al final no lo hizo. Ahora sí que parece que lo va a hacer. Y eso es lo sorprendente y lo dañino es esa incertidumbre por muchos votos que tenga.
¿Usted adivinó que ganaría Trump?
Lo sabía, porque a quienes estudiamos el mercado de la apuesta política no nos extrañó que ganara Trump esta vez.
¿Hay un mercado de la apuesta política?
En las campañas electorales todo es blablablá...hasta que llega la hora de invertir tu dinero en un candidato u otro...
¿Puedes ir al mitin y aplaudir a un candidato y luego apostar tu dinero por otro?
Tu corazón te dirá que votes a Pepito; pero el dinero lo invertirás en el Juanito que tu cerebro te dice que va a ganar. Y si analizas quién ha apostado cuánto en quién adivinas quién ganará con bastante fiabilidad. Y esta vez Trump consiguió más del 50% de las inversiones y las apuestas antes de las elecciones.
¿Si su programa antiestablishment hunde a EE.UU. En recesión, Trump rectificará?
Si causa una recesión, creo que hay un 60% de probabilidades de que rectifique y lance un programa de gasto público y otro de reducción de impuestos para salir de ella.
¿No haría insostenible así el déficit y la deuda públicos de EE.UU.?
Ningún votante vota calculando el déficit.
¿Y los políticos, cuando prometen, calculan que los votantes no calculamos?
¡Pues claro! Si alguien piensa en el déficit público no lo piensa al votar. Así que vivimos todos en un mundo de fantasía en el que ningún país nunca va a tener que devolver el dinero que debe hasta que llegue el batacazo final... Y habrá entonces otro discurso falso para ganar votos. Se llama democracia.
Lo que demuestra en su libro no deja bien parada a la democracia, precisamente.
La democracia saca lo intelectualmente peor de cada uno.
¿Nos hace irracionales?
Elegir a nuestros representantes por mayoría nos hace irracionales y adeptos a una extraña religión que nadie cuestiona.
¿Es como ser fan de un club deportivo?
El voto acaba ganándolo quien mejor lo sabe obtener manipulando las emociones de los votantes y tratando de que no usen la razón.
¿Y usted no se emociona al votar?
Con mi equipo me especializo en convertir las cuestiones políticas en apuestas: calculo las probabilidades de que se elija a alguien; pero no solo, también las de que ese político tome una u otra decisión, y las contrastamos como si apostáramos con dinero por ellas.
¿Por ejemplo?
¿Qué posibilidades hay de que al acabar el mandato Trump el PIB de EE.UU. Haya crecido y cuánto? Lo estudio y hago apuestas con otros investigadores, y debo decir que solemos acertar porque las hacemos con la razón, no con las emociones.
¿Y como elector no actúa así?
Nadie vota con el cerebro. Y muchos votan contra sus propios intereses de forma evidente. En cambio, nadie compra, vende, invierte, se muda o acepta un empleo u otro solo por emociones: hay siempre un proceso de racionalización de la decisión.
¿Eso sucede sobre todo en EE.UU.?
Es universal. Muchos inmigrantes venezolanos que acabaron huyendo del régimen chavista a EE.UU. ¡habían votado a Maduro!
¿Por qué?
Votaron por políticas que sonaban bien en sus oídos; igualdad, justicia, blablablá..., y luego Maduro les obligó a huir para escapar de la miseria. En cambio, ves cómo hacen la compra y son mucho más racionales.
¿Somos poco racionales solo al votar?
Hay muchas otras cuestiones polémicas donde decidimos sin sopesar los datos y las razones: la energía nuclear, la legalización de las drogas, la inmigración...
¿Cómo lograr democracia racional?
Con poderes y contrapoderes como el judicial o la división territorial del poder de forma federal. La democracia mejora cuando no depende solo de las elecciones. Y nuestras vidas mejorarían si sacáramos a los partidos de ellas y atendiéramos más a razones y datos que a emociones y tribus.
