La nueva ordenanza del civismo tendrá una tregua informativa antes de empezar a sancionar

Barcelona

La modificación de la normativa se aprueba este jueves con los votos favorables de Junts y Esquerra en un pleno extraordinario y se espera que entre en vigor en enero con multas más altas

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Limpieza de grafitis en el portal de un comercio de Ciutat Vella

Àlex Garcia

La nueva ordenanza del civismo echará a andar con la llegada del nuevo año después de que el pleno extraordinario que se celebra este jueves apruebe la modificación de esta normativa gracias a los votos favorables de Junts y Esquerra, además de los del PSC.  El alcalde Jaume Collboni ha pasado a primera hora por los micrófonos de Catalunya Ràdio y ha celebrado un acuerdo que permite “incrementar las sanciones e incorporar nuevos comportamientos” a la larga paleta de actitudes no permitidas por este documento que entró en vigor el 1 de enero del 2006 y que ahora se reforma para actualizarlo a una Barcelona muy distinta a la de hace 20 años. Las multas serán más cuantiosas -de hasta 3.000 euros, en algunos casos- pero el Ayuntamiento no tiene previsto sacar el datáfono tras las campanadas. Tal y como ha avanzado el regidor del PSC, primer habrá una fase informativa, de advertencia, de calentamiento, previa a la aplicación estricta de la ordenanza. 

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Collboni ha celebrado que Junts y Esquerra hayan permitido con sus votos que esta iniciativa tire adelante. Sobre todo ha puesto en valor la predisposición “y el ejercicio de madurez democrática” de los neoconvergentes, pues ERC ya es de facto una socio habitual de los socialistas: no tienen habitación en el gobierno pero podría decirse que duerme habitualmente en la casita de la piscina. El alcalde ha avanzado que la Guardia Urbana iniciará en enero una campaña informativa sobre las novedades de la ordenanza de civismo, aunque es altamente probable que sean multitud los que ni siquiera conozcan los detalles del documento original, aprobado en el 2005, así que el trabajo será doble.

El líder socialista en la capital catalana ha puesto como ejemplo los cambios en la normativa de movilidad aplicados hace un año. El Ayuntamiento anunció la obligación de que los usuarios de patinete eléctrico llevaran casco, pero primero, como pasará ahora, se abrió una tregua informativa que, ha admitido Collboni, se convirtió en una prolongación de la situación anterior. “Hasta que no empezó la campaña de sanciones, e impusimos unas 15.000, no se produjo un cambio de comportamiento notable”. Se espera que pase lo mismo con los grafiteros, con los que orinan en la calle, con los que perpetran botellones callejeros, con los que escuchan música a volúmenes insoportables o con los van sin camiseta por la calle. Primero, el aviso, y quizás, más adelante, con multas millonarias, se den cuenta de que el que la hace, la paga más cara que antes. 

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