El incendio del Baix Ebre arrasa 3.200 hectáreas pero no asalta Els Ports
Incendio en el Baix Ebre
Los Bombers, con 420 operativos, aspiran a estabilizar el fuego este miércoles por la mañana
Directo | Última hora del incendio en el Baix Ebre
El incendio del Baix Ebre arrasa 3.200 hectáreas
Los algo más de 500 vecinos de Paüls tienen muy presente la tragedia de Horta de Sant Joan, en la que perdieron la vida cinco bomberos. Por carretera se tarda media hora a través de una serpenteante ruta de 27 kilómetros, pero en línea recta, la distancia entre ambos municipios no llega a los seis kilómetros. El 20 de julio de 2009, y los días posteriores, muchos ciudadanos de Paüls subían a la sierra del Montsagre y observaban sin aliento cómo las llamas engullían el entorno de su pueblo hermano. “Solo nos separa una montaña, y aquel paisaje desolador se me quedó grabado, y es el que ahora tendremos nosotros”, lamentaba este martes Laura Gabriel, hija de este enclave del Baix Ebre. Al cierre de esta edición, el incendio que prendió el lunes a mediodía había arrasado unas 3.200 hectáreas, alimentado por un bosque muy cargado de biomasa, un viento cambiante y un entorno de difícil acceso. A las 21.00 horas, sin embargo, y a pesar de que seguía activo, se trabajaba con la idea de que, durante la noche o este miércoles por la mañana, se pudiera entrar en la fase de estabilización.
Incendio en el Baix Ebre en el municipio de Alfara de Carles
“Los incendios de hoy ya no son como los de ayer”, sostenía a mediodía el president Salvador Illa, que se desplazó a Tortosa para seguir de primera mano las tarea de extinción, como también hicieron el presidente del Parlament, Josep Rull, y el líder de ERC, Oriol Junqueras. “Tampoco lo es el territorio”, le respondía desde Tortosa Marc Puig, propietario de un bar en Paüls, apesadumbrado por el vertiginoso abandono del mundo rural. Media docena de pueblos de la línea del Ebre amanecían confinados, aunque era un encierro, admitían los propios afectados, a medio gas. La megafonía municipal les instaba a quedarse en casa, pero donde todo el mundo se conoce, las cosas siempre suelen ser más laxas. Lo confirman a este diario un par de vecinos de Xerta y Paüls, que fueron a visitar a familiares e incluso se dieron una vuelta por sus tierras para comprobar que todo lo suyo seguía en pie. Durante la pasada noche se ha mantenido la clausura domiciliaria, una decisión que, más allá de buscar la seguridad de los vecinos, garantizaba que los bomberos pudieran intervenir sin ciudadanos en el terreno.
Tarde complicada
El viento cambiante, la abundante biomasa y el difícil acceso a algunas zonas han complicado mucho la extinción
El fuego se originó al sureste de Paüls y fue ganando terreno hacia el este. El fuerte viento de mistral, también durante la noche del lunes al martes, fue la peor noticia para los cerca de 420 bomberos desplegados en la zona, a los que hay que sumar 250 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, que en la última década solo han intervenido en Catalunya en dos ocasiones: en 2014, para achicar agua del túnel del AVE en Girona tras una sideral tormenta, y en 2019, para echar una mano en un incendio en la Ribera d’Ebre (Tarragona).
Tierra calcinada en Xerta
El principal temor del fuego del Baix Ebre era que las llamas asaltaran sin control el parque natural de Els Ports. No solo por el valor ecológico y patrimonial, sino por lo difícil que resulta para los bomberos trabajar en una selva forestal con escasos accesos para que los hercúleos camiones puedan moverse con libertad. Francesc Boya, jefe de intervención de los Bombers, comparecía con cierto alivio a las 20.35 horas para afirmar que ese riesgo ya no lo veía: “Tardaremos horas en darlo por estabilizado, pero se ha conseguido que no entre en Els Ports”. Buena noticia, pero no hay que olvidar que un tercio de las 3.200 hectáreas arrasadas pertenecen precisamente a esta zona protegida. Lo bueno, que podía haber sido peor. Durante la noche, avanzó Boya, sus muchachos se centrarían en remojar el perímetro de la quema, lo que debería permitir ese primer paso del control del fuego que derive en una definitiva extinción.
También se evitó que las llamas saltaran el Ebro y avanzaran hacia la sierra de Cardó, otro pulmón natural de muy difícil entrada. Preguntado por si se había llegado a una situación crítica, el responsable de los Bombers dijo que se estuvo cerca. “No ha sido cómodo”, resumió, con un ademán que invitaba a intuir que el día había sido tremendo. Como mínimo entre bambalinas.
En cuanto al balance de daños, por ahora solo hay que lamentar cuatro heridos leves. Otra cosa es el paisaje, las masías, la maquinaria agrícola y esa sensación de que cualquier chispa, tal y como están los bosques, puede ser fatal. Como si las causas ya fueran lo de menos porque las consecuencias casi siempre serán catastróficas.
El Baix Ebre respiraba cierto optimismo mientras en l’Anoia se daba el aviso de otro incendio con muy malas pulgas. En Sant Pere Sallavinera, al anochecer habían ardido 130 hectáreas, pero la evolución de ese fuego, respiró Boye, “era más favorable de lo que cabía esperar”. Todo esto sucede en el verano con más fuegos de los últimos años. Y solo es 8 de julio.