Cuidar la piel antes, durante y después de viajar en avión es esencial para mantener su aspecto saludable, luminoso e hidratado. En estos últimos años se han puesto muy de moda los tutoriales de rutinas de skincare en pleno vuelo, especialmente por parte de los prescriptoras de belleza que enseñan a sus seguidores a tener cuidado de su rostro.
“En un vuelo, sobre todo si es largo, la piel se ve sometida a una deshidratación acelerada. El aire recirculado es tan seco que roba la humedad de la epidermis, y el resultado es una piel tirante, opaca, incluso más reactiva”, explica la farmacéutica y responsable de calidad de Planet Skin, Karla Pires.
La experta en dermocosmética también apunta que el ambiente de la cabina puede desencadenar una ligera inflamación facial, por ello cuando se baja del avión se nota la piel más seca y el rostro visiblemente hinchado. “La presión atmosférica disminuye a medida que ascendemos, lo que interfiere en la microcirculación y dificulta que el sistema linfático drene bien los líquidos. Por eso muchas personas notan el rostro, los párpados o las piernas más hinchados después de un vuelo”, señala.
Para viajar con mayor comodidad y tener la piel más cuidada, Pires recomienda adoptar una serie de medidas antes de viajar. “Siempre recomiendo abordar un vuelo con la piel limpia, calmada e intensamente hidratada. Evita usar maquillaje cubriente o productos agresivos justo antes de viajar”, aconseja la farmacéutica, que añade que, horas antes del despegue, se use un sérum con ácido hialurónico y una bruma facial hidratante para crear una primera barrera de defensa.

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También es fundamental reforzar la barrera cutánea y apostar por fórmulas con ceramidas, niacinamida o centella asiática que ayudan a mantener la piel protegida frente al estrés ambiental y evitan la pérdida de agua transepidérmica. “Una piel fuerte es una piel que resiste mejor los cambios bruscos de entorno”, apunta la farmacéutica.

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Durante el vuelo el objetivo debe ser el de mantener la hidratación de la piel a raya. Y no, no hace falta utilizar muchos productos, con tres es suficiente: una bruma facial, un contorno de ojos nutritivo y un bálsamo labial. “Los espráis hidratantes sin alcohol son perfectos para aplicar varias veces durante el vuelo sin alterar el maquillaje. Aportan confort inmediato y calman la piel”, explica Pires, que aconseja usar una mascarilla en formato gel si el trayecto es nocturno. “Cada vez es más habitual ver a pasajeros aplicando mascarillas transparentes o en formato parche. Son discretas y muy efectivas”, señala.

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Una vez se aterrice, la rutina de cuidado debe continuar con un paso esencial. “Lo primero que recomiendo es hacer una doble limpieza suave para eliminar restos de sudor, polución y productos aplicados en cabina. Después, aplicar un sérum calmante o una mascarilla ultra hidratante que devuelva el confort a la piel”, expone la experta en dermocosmética.
En esta rutina se puede optar por una ampolla formulada con vitamina C que ayude a revitalizar la piel al instante y a recuperar la luminosidad. Tampoco se deben olvidar los labios y el contorno de ojos. “Reaplica un bálsamo nutritivo y un contorno drenante para ayudar a descongestionar la mirada. Estos pequeños gestos marcan una gran diferencia en cómo se ve tu piel tras un vuelo largo”, concluye.