Con la llegada de septiembre y la vuelta a la rutina la piel necesita un reset para prepararse para el frío. Tras el verano y los largos días de playa, piscina y sol, el rostro está mucho más apagado, con manchas, deshidratado y con una textura irregular. Por ello, las expertas en dermocosmética recomiendan empezar con una nueva rutina de cuidado de la piel que ayude a recuperar la hidratación y que contenga ingredientes como retinoides, vitamina C o niacinamida.
Además, es un buen momento para realizarse un tratamiento de renovación como un peeling. La esteticista y fundadora de los Centros de Estética Marquessa, Eva Collar, explica las diferencias entre un peeling enzimático y un peeling químico y cuál es el mejor según el tipo de piel y necesidades.

Realizarse un peeling tras los excesos veraniegos es clave para renovar la piel
“El peeling enzimático es una exfoliación de origen natural no abrasiva, que trabaja a nivel superficial con una acción bioquímica suave. No obstante, pese a centrarse en la epidermis su acción es mucho más profunda que una exfoliación mecánica”, apunta la profesional.
Este tipo de peeling se basa en enzimas provenientes de frutas como la papaya o la piña que ayudan a eliminar células muertas sin agredir la piel. “A diferencia de otros tratamientos, este respeta el microbioma cutáneo. Entre sus beneficios se encuentran que uniformiza el tono, suaviza la textura y ayuda a controlar el exceso de sebo. Además, no afirma Collar, que recomienda este tratamiento en pieles sensibles, reactivas o con rosácea porque su acción superficial no provoca irritación. “Resulta la mejor opción para hacer un mantenimiento de la piel y evitar una piel apagada o con falta de luminosidad ya que devuelve el brillo y uniformidad sin dañar la piel, permitiendo que se aplique con frecuencia”, añade.
El peeling enzimático es ideal para pieles sensibles o con rosácea. Devuelve el brillo y uniformidad sin dañar la piel”
Por otro lado, el peeling químico usa ácidos como el salicílico o el glicólico. “Es un tratamiento que puede llegar a una mayor profundidad y dependiendo del tipo y cómo se utilice hará desde exfoliaciones más superficiales que mejoren la textura y la luminosidad; a peelings más avanzados que estimulen el colágeno y atenúe las manchas y las cicatrices”, expone.
En este caso, el peeling químico puede dejar la piel roja, con ardor o descamación. “Por eso debe aplicarse siempre bajo una supervisión profesional, e incluso algunos solo por médicos estéticos”, dice Collar.

El peeling ayuda a devolver la luminosidad de la piel tras el verano
“Las pieles grasas, con acné activo o con poros muy dilatados se beneficiarán más de un peeling químico. Los ácidos lipofílicos como el salicílico penetran en el poro, regulan el exceso de sebo y reducen comedones”, destaca la profesional.
Las pieles grasas, con acné activo o con poros muy dilatados se beneficiarán más de un peeling químico.
Además, este tipo de peeling también es perfecto para pieles con manchas solares, fotoenvejecidas o con líneas finas ya que es capaz de llegar a capas más profundas, favoreciendo la renovación celular. “La piel no es un cartel de prueba y error. Cada persona merece una evaluación personalizada para definir el tipo, concentración y frecuencia del peeling ideal. La clave radica también en los cuidados posteriores, donde la hidratación es fundamental, junto a la aplicación de mascarillas que calman la piel, y por supuesto la aplicación de protector solar”, concluye la experta.