Aquellas personas que tienen la piel sensible sufren especialmente cuando hay un cambio de temperatura brusco o cuando han cambiado algún hábito de su vida. La piel sensible no es un tipo de piel, sino un estado alterado de reactividad cutánea que puede ser transitorio o crónico y que se manifiesta con ardor, escozor, tirantez o picor incluso sin lesiones visibles.
Según los estudios dermatológicos, casi la mitad de la población mundial sufre esta condición que se produce cuando hay una alteración de la barrera cutánea y pérdida de lípidos esenciales, una desregulación del pH que perpetúa la irritación; el desequilibrio del microbioma cutáneo o la inflamación neurogénica mediada por fibras nerviosas hiperreactivas y neuropéptidos como la sustancia P o el CGRP.

La rosácea debe cuidarse con productos adecuados a las necesidades de la piel
Muchas veces las personas que tienen la piel sensible también sufren de rosácea, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta la piel del rostro, diferenciándose de otras dermatosis por sus características y mecanismos específicos. Detectarla es muy fácil porque se manifiesta con enrojecimiento persistente, vasos visibles (telangiectasias), brotes de pápulas y pústulas, y en fases avanzadas, engrosamiento irregular de la piel. Incluso puede afectar los ojos, causando sequedad, escozor y visión fluctuante.
“La rosácea no es solo una cuestión estética o de piel sensible; es un trastorno complejo que involucra vasos sanguíneos, inflamación e inmunidad alterada”, explica Arkaitz Felices, cosmetólogo y director de REVIDERM España. El experto añade: “La rosácea puede describirse como un síndrome neuro-inmuno-vascular. Aunque comparte algunos rasgos con la piel sensible, agrega un componente vascular inflamatorio crónico y una respuesta inmunitaria exagerada frente a microbios cutáneos. Por su complejidad, un único tratamiento rara vez logra un control completo y duradero”.
Entre los principales desencadenantes de la rosácea, desde la marca destacan los ambientales, como la exposición al sol o los cambios extremos de temperatura, viento y contaminación; dietéticos, como el consumo de alcohol, comidas picantes o productos muy azucarados; emocionales y físicos, como el estrés y ansiedad, y cosméticos y tópicos con el uso de productos irritantes o exfoliantes abrasivos.

Couperose therapy serum de REVIDERM (50 euros)
“La rosácea es el resultado del 'exposoma', es decir, la interacción acumulativa de factores ambientales, hábitos de vida y genética. Además, los desencadenantes no solo provocan una reacción inmediata, sino que también aumentan la reactividad futura de la piel, creando un ciclo de inflamación persistente”, asegura Felices.

Couperose therapy cream para pieles grasas (69 euros) y normales a secas de REVIDERM (69,50 euros)
Desde la marca han desarrollado Couperose therapy, una línea dermocosmética experta que está enfocada en el tratamiento de la rosácea para devolver a la piel su estabilidad, uniformidad y confort. Como comenta el cosmetólogo, para tratar la rosácea el primer paso es optimizar la rutina de cuidado de la piel con productos que estén formulados para esta afección cutánea