Ana Molina, dermatóloga: “La divulgación en las redes puede ser peligrosa si no se hace bien”

Entrevista

La dermatóloga con más gancho e influencia en redes, - ganadora del premio Voz de la Piel al Compromiso (otorgado por AEDV y GEDET) -, habla sobre las trampas y los beneficios de la divulgación del conocimiento médico

La dermatóloga Ana Molina reraliza una importante labor de divulgación

La dermatóloga Ana Molina realiza una importante labor de divulgación

AEDV

Los contenidos en redes sobre estética y salud son líderes en acumulación de visualizaciones, likes y comentarios. Sin duda esto ha generado un enorme crecimiento en la demanda de consultas, pero también mucha confusión. Por eso el Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha fundado unos premios (Voz de la piel) que valoran la ética y rigurosidad de la divulgación del conocimiento. Por eso también presentaron, el mes pasado, su decálogo de buenas prácticas (que puedes leer unas líneas más abajo).

Una de las premiadas fue la que es probablemente la dermatóloga más mediática y divertida. Ana Molina parece tener una energía inagotable y un buen humor incombustible. Pero sobre todo explica de forma fácil y divertida todo lo que la gente quiere saber sobre la piel tanto si hablamos de belleza como si el tema es la salud.

Hoy nos hemos reunido con ella y hemos ahondado en ese tema que es la comunicación en redes.

¿Qué significa comunicar bien en estos sectores?

Comunicar bien significa traducir ciencia en mensajes claros, útiles y sin alarmismos. La piel es el órgano más visible y todos tenemos interés en cuidarla, por eso necesitamos explicar con rigor, pero en un lenguaje que cualquiera pueda entender. Para mí, comunicar bien es dar herramientas para que la gente tome decisiones informadas sobre su salud y sus tratamientos, sin falsas promesas ni miedos infundados.

Un dato mal explicado o sacado de contexto puede generar miedo o elegir un tratamiento inadecuado”

Ana MolinaDermatóloga

¿De qué forma han cambiado las redes la comunicación entre médico y paciente?

Las redes han roto barreras: el paciente ahora llega a consulta con información previa y preguntas mucho más específicas. Eso es positivo si la información es de calidad, porque el paciente está empoderado. Pero también nos obliga a los médicos a estar presentes, a desmentir mitos y a explicar de forma atractiva y veraz.

La divulgación a través de las redes, ¿puede ser peligrosa?

Sí, si no se hace bien. Un dato mal explicado o sacado de contexto puede generar miedo o provocar que alguien se haga un tratamiento inadecuado. La inmediatez de las redes multiplica el impacto de la desinformación, por eso es tan importante que profesionales de la salud estemos ahí para contrarrestarla. El problema actualmente es que, según los últimos estudios publicados en la revista de la Academia Americana de Dermatología, solo el 4% de los contenidos que se publican en redes sociales relacionados con la salud de la piel han sido creados por dermatólogos, por lo que queda mucho camino por recorrer.

¿Me podrías dar un caso concreto?

Sí, por ejemplo, con la tendencia del tan touring, que consiste en aplicar protector solar solo en ciertas zonas de la cara para que el sol haga un efecto de contorno natural. Parece inofensivo, pero puede provocar manchas, quemaduras y envejecimiento prematuro de la piel. He visto pacientes con hiperpigmentaciones difíciles de tratar por seguir este tipo de consejos virales. El fotoprotector debe aplicarse de forma uniforme para proteger toda la piel. Por eso yo a esta técnica no le llamo tan touring sino tontouring porque es una tontería.

¿Y un hábito que ha mejorado en la población en general gracias a la divulgación de la información?

El uso de fotoprotector. Hace unos años era algo puntual, hoy cada vez más gente lo incorpora en su rutina diaria, incluso en invierno. Esto es un triunfo de la divulgación y de campañas de concienciación: previene cáncer de piel y envejecimiento prematuro.

¿Qué ha significado la irrupción de la medicina estética para los dermatólogos?

Nos ha abierto una dimensión nueva: ya no solo tratamos enfermedades, también ayudamos a mejorar la calidad de vida de las personas a través de su autopercepción. Pero también nos exige formarnos continuamente para garantizar resultados naturales y seguros.

Ana Molina recoge el premio Voz de la Piel al Compromiso, otorgado por AEDV y GEDET

Ana Molina recoge el premio Voz de la Piel al Compromiso, otorgado por AEDV y GEDET

AEDV

¿Cómo se relaciona la generación Z con su piel?

Es una generación muy informada y muy exigente. Buscan resultados rápidos, rutinas cortas y productos sostenibles. Y están mucho más abiertas a la prevención: empiezan antes a cuidarse y eso es algo muy positivo. Me fascina ver que, según las últimas noticias, están cerrando discotecas en todo el mundo porque los jóvenes prefieren interaccionar socialmente en el gimnasio, han aumentado las suscripciones a gimnasios o clubs de running y todo lo que tiene que ver con la protección solar o cuidado de la piel, especialmente en hombres, que antes se cuidaban mucho menos.

Se habla del daño que han provocado los filtros del teléfono, sobre la salud mental, ¿lo has comprobado en consulta?

Sí, vemos cada vez más pacientes jóvenes con dismorfia corporal o expectativas irreales. La “cara de selfie” se ha convertido en un estándar de belleza imposible. Nuestro papel es educar, acompañar y a veces frenar tratamientos que no son necesarios. En este sentido, yo tengo suerte porque presento el podcast De Piel a Cabeza con mi hermana Rosa Molina que es psiquiatra y eso me permite abordar estos temas desde una perspectiva global, nosotras le llamamos La Bella Consciente.

¿Por qué a veces incluso los trabajos de medicina estética bien realizados se detectan tan fácilmente? ¿Por qué la naturalidad no es tan sencilla de lograr en medicina estética?

Porque la naturalidad es un arte. No es solo técnica, es saber decir “hasta aquí” y entender la armonía de cada rostro. La presión por resultados inmediatos o excesivos puede romper ese equilibrio. La medicina estética debe resaltar, no transformar.

¿Qué especialidad de la medicina sería la perfecta para convertir al médico en médico-estético?

La dermatología es la especialidad que más conoce la piel, su envejecimiento y sus enfermedades, por lo que es una base ideal para la medicina estética. Respecto a los dentistas, creo que cada profesional debe actuar dentro de su ámbito de competencia y formación. Lo importante es garantizar la seguridad del paciente.

De todos los tratamientos, ¿cuál es el más desconocido y cuál es para ti la gran revolución?

Un tratamiento poco conocido y muy efectivo es la toxina botulínica para la sudoración excesiva: mejora mucho la calidad de vida. Y para mí, la gran revolución han sido las técnicas de rejuvenecimiento con láser: permiten rejuvenecer de forma muy natural, pero deben ser siempre realizadas por un dermatólogo, ya que en manos inexpertas pueden dar complicaciones.

A veces el paciente no necesita un pinchazo, sino acompañamiento psicológico o aprender a aceptar el paso del tiempo”

Ana MolinaDermatóloga

La gente confunde toxina con rellenos... incluso hay periodistas que hablan de bótox cuando ven unos labios excesivamente inflados. ¿Qué piensas cuando lo lees?

Sonrío y aprovecho para explicar. La toxina botulínica relaja músculos, no aumenta volumen. Por eso es tan importante divulgar: cuanto mejor informada está la gente, menos miedo y menos mitos hay alrededor de estos tratamientos.

¿Crees que la fobia a envejecer y los complejos deben tratarse más en la mente que en la cara?

Sí, absolutamente. La medicina estética puede ayudar, pero la base es una relación sana con uno mismo. A veces lo que un paciente necesita no es un pinchazo, sino acompañamiento psicológico o aprender a aceptar el paso del tiempo.

Decálogo GEDET de Comunicación Ética en Dermatología Estética

1. Veracidad y contraste

Toda información difundida debe basarse en fuentes científicas contrastadas, evitando la propagación de mitos, rumores o afirmaciones sin respaldo.  Como comunicadores, tenemos la responsabilidad de contrastar datos y evitar difundir mitos o promesas vacías. Como paciente, desconfía de lo que no venga respaldado por estudios o especialistas acreditados.

2. Transparencia profesional

La estética médica debe ser comunicada desde la experiencia y el conocimiento con total honestidad. Debe declararse siempre la formación y cualificación del profesional que realiza o recomienda un tratamiento con claridad. Como paciente, infórmate sobre quién te trata: un buen profesional no tiene problema en explicar su trayectoria y especialización.

3. Seguridad ante todo

Todo tratamiento estético o tecnológico conlleva riesgos que deben ser comunicados. A la hora de difundir sobre ellos, no deben banalizarse ni presentarse como inofensivos y sí explicar detalladamente sus posibles efectos secundarios. Pregunta por los riesgos, los cuidados posteriores y las alternativas antes de decidirte como paciente.

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4. Contra el sensacionalismo

La estética médica no es milagro ni magia: es ciencia aplicada. Deben evitarse titulares o mensajes alarmistas, exagerados o que generen falsas expectativas. Si algo suena demasiado espectacular, probablemente lo sea: como paciente, busca fuentes serias.

5. Respeto a la diversidad y la identidad corporal

Es el deber de quienes comunican fomentar una imagen positiva del cuerpo. Hay tantas formas de belleza como personas. No promover ideales inalcanzables o únicos de belleza, ni reforzar complejos. Tu cuerpo no necesita encajar en un molde: si acudes a consulta, los tratamientos deberían ayudarte a sentirte bien, no a parecer otra persona.

6. Publicidad responsable

Distinguir claramente entre contenido informativo y contenido promocional. Toda recomendación debe hacerse desde la integridad. Como comunicadores, debe diferenciarse claramente cuándo estamos informando y cuándo estamos aportando contenido publicitario. Como paciente, tienes derecho a saber si un contenido es informativo (y por tanto sin intereses) o promocional.

No todo lo nuevo es mejor; hablar de avances debe hacerse desde la evidencia, no desde la moda

7. No al intrusismo

El dermatólogo es el profesional médico de referencia a la hora de tratar la salud y belleza de la piel. Al difundir es necesario denunciar y rechazar prácticas de estética médica realizadas por personas no cualificadas y sin la pertinente formación en medicina. Como paciente, evita centros y potenciales profesionales que no acrediten la formación sanitaria necesaria.

8. Innovación con criterio

No todo lo nuevo es mejor; hablar de avances debe hacerse desde la evidencia, no desde la moda. No puede difundirse información sobre innovación bajo el prisma del marketing o las tendencias, sino del respaldo científico. Pregunta si el tratamiento está avalado por estudios y si es adecuado para ti, en lugar de si está de moda.

9. Accesibilidad y lenguaje claro

La información debe ser clara y entendible. Comunicar de forma comprensible para el público general sin caer en simplificaciones peligrosas o tecnicismos innecesarios. Si no lo entiendes, pide que te lo expliquen mejor: es tu derecho como paciente.

10. Compromiso con la salud dermatológica

Recordar siempre que detrás de cada piel hay una persona, y detrás de cada tratamiento debe haber un propósito: mejorar su bienestar, su salud y su seguridad. La prioridad de cada tratamiento de dermatología estética es la salud de la piel. A la hora de informar sobre ello, hay que recordarlo. Un tratamiento de estética médica tiene que poner tu salud (física y emocional) en el centro.

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