El cerebro es uno de los elementos más poderosos de nuestro cuerpo, y como tal, debemos cuidarlo lo máximo posible. Podemos atender nuestro cuerpo, nuestro entorno, nuestras relaciones personales e incluso nuestra estructura social, pero sin la cabeza todo ello puede irse al traste. Por ello, es necesario trabajar las emociones y los pensamientos que entran y salen cada día, incluyendo aquellos más difíciles de gestionar.
Un hecho que conoce en profundidad Mario Alonso Puig, doctor y fellow en cirugía por Harvard University Medical School. El investigador concedió recientemente una entrevista en Tenía la duda, el podcast de Podimo presentado por Judith Tiral, donde respondió distintas cuestiones acerca de la mente humana y su funcionamiento. Uno de los aspectos que debatió fue la ansiedad y el posible control de los pensamientos, dos aspectos vinculados a la acción personal.
“La ansiedad siempre la genera la mente humana porque proyectas un problema en el futuro y empiezas a sufrir en el presente al creer que vas a ser incapaz de resolverlo”, comentaba. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, un 4% de los habitantes del planeta padecen ansiedad: “Es un tema de excepcional importancia porque nosotros tenemos, en general, la sensación de que no gobernamos lo que pensamos, sino que lo que pensamos nos gobierna a nosotros”.
Sobre la posibilidad de controlar lo que pasa por nuestra cabeza, Alonso Puig fue claro: la respuesta se encuentra en nuestra capacidad de reconducirlos. “No es ni suprimir el pensamiento, ni negarlo ni ir contra él, es elegir una nueva opción. Cuando tú reconduces el pensamiento, reconduces el sentimiento y lo que ocurre en tu cuerpo. Esto es muy importante en medicina. Nosotros tenemos que ejercer un arte que es el arte de elegir”, aclaró.
Mario Alonso Puig
Redirigir, no bloquear
“Cuando nosotros actuamos en base a lo que pensamos y lo que pensamos no nos ayuda, nos hacemos daño a nosotros y a otras personas. Aquí hay una mera reacción. No somos libres, somos víctimas de patrones automáticos que se han convertido en circuitos neuronales predominantes por los que pasa la información”, aportaba, destacando la clave: libertad de aceptar lo que se piensa pero no seguirlo a rajatabla.
“Ser libres, pararse, aceptar que se tiene ese pensamiento, pero no seguir el camino que nos marca. Acepto que me estoy diciendo que no valgo nada, que va a ser un horror, que no puedo hacer nada para resolverlo, acepto la existencia de eso, me paro, respiro tres veces y elijo actuar en base a esto. Aquí empieza la conquista de un ser humano”, añadió.


