En un mundo dominado por el estrés, la inmediatez, las pantallas y el vacío existencial, Borja Vilaseca, escritor y conferenciante experto en autoconocimiento, se atreve a hablar de felicidad. No solo eso, sino que afirma que ser feliz es algo aparentemente sencillo. Lo hace en su último libro, una obra que él mismo califica como una “colleja existencial” y un manual para priorizar la paz interior, inspirarse y aprovechar cada experiencia para crecer y evolucionar.
En Ser feliz es fácil, Vilaseca combina la sabiduría de filosofías orientales con los últimos descubrimientos en el ámbito de la neurociencia para brindar a sus lectores herramientas que les permitan conocer con mayor profundidad su cuerpo y su mente. Cuenta a La Vanguardia que la felicidad es “esa sensación interna que no depende de ninguna causa exterior”. Sin embargo, también advierte que hoy en día vivimos desconectados y evitamos afrontar muchas emociones incómodas. Algunos de los culpables de esta desconexión con nuestro interior, según el autor, son el ego, la falta de autocuidado y el tiempo excesivo frente a las pantallas.

La palabra ego proviene del latín y significa ‘yo’
La palabra ego proviene del latín y significa ‘yo’, pronombre de la primera persona. Para Vilaseca, también es la raíz de toda la neurosis, disfunción, sufrimiento y conflicto humano. “Vivimos en una sociedad profundamente enferma, mentalmente neurótica, debido a un exceso de egocentrismo, porque no hemos dado el paso de cuestionarnos y salir de la filosofía dominante del victimismo”, explica.
El problema radica en pensar que somos nuestra voz interior y en no saber apartarnos de ella para juzgarla y observarla desde fuera. Es precisamente el egocentrismo lo que impulsó a Vilaseca a especializarse en el eneagrama, un sistema basado en la clasificación de la personalidad en nueve arquetipos. Esta herramienta permite hacer una disección de nuestro modelo mental, entender cómo funcionamos y cómo podemos observarnos para no tomarnos tan en serio ni darnos tanta importancia. Porque, según Vilaseca, cuanto más egocéntrico eres, más identificado estás con este yo ilusorio y más sufres.

Afrontar el ego no es una tarea sencilla, según Vilaseca, es para valientes
Afrontar el ego no es una tarea sencilla. “Es para valientes”, señala el escritor, quien advierte que hacerlo es tan confrontante y doloroso al principio, que muchas personas prefieren perderse en el autoengaño. “Te pegas un susto tremendo cuando ves tu sombra y empiezas a entender el porqué de tu sufrimiento”, añade.
Te pegas un susto tremendo cuando ves tu sombra y empiezas a entender el porqué de tu sufrimiento
Otra de las causas de la infelicidad es el descuido hacia el autocuidado. Vilaseca plantea en su libro que la condición humana tiene cuatro componentes esenciales que debemos trabajar diariamente: el cuerpo, la mente, el espíritu y el sistema nervioso. “Ahora mismo, estos cuatro elementos están totalmente desarmonizados. Las personas están desconectadas. Su sistema nervioso, totalmente agitado, las coloca en modo ataque-huida”, señala. También advierte que muchas reaccionan con irritabilidad ante ciertos mensajes porque su sistema nervioso les impide recibirlos de manera constructiva. “La mente va a toda velocidad con pensamientos neuróticos y negativos, el cuerpo carece de energía y hay una desconexión total de la dimensión espiritual”, explica.
No resolvemos el problema con pastillas, tapas un poco, te recuperas y sigues con tu vida hasta la siguiente
Esto provoca que, ante los retos cotidianos y, aún más, frente a situaciones difíciles de gestionar, las personas terminen sucumbiendo al estrés, la ansiedad y la depresión. “¿Y qué te propone el sistema? Pastillitas. No resolvemos el problema, tapas un poco, vuelves a recuperarte, sigues con tu vida hasta la siguiente”, concluye, alertando que muchos problemas de salud mental deberían tratarse con terapia antes de recurrir a la medicación.

Al ser el ocio cada vez más digital, incluso en los momentos de descanso seguimos conectados a una pantalla
Otro de los factores que impactan de forma directa en nuestra percepción de la realidad y bienestar es el uso excesivo de pantallas en la vida cotidiana. Gran parte de las personas pasan su jornada laboral frente a un ordenador, a lo que se suma el tiempo libre dedicado al móvil, especialmente entre los más jóvenes. Al ser el ocio cada vez más digital, incluso en los momentos de descanso seguimos conectados a una pantalla. No por ello debemos demonizar la tecnología. Vilaseca defiende el minimalismo digital, una propuesta que invita a un uso más consciente. “La tecnología es una bendición y tiene un uso maravilloso. La clave está en limitar su uso a aquello que realmente aporta valor a nuestra vida”, señala.
Cuanto más atrapados estamos en las pantallas, más absorbidos por nuestros pensamientos nos sentimos
Según el experto, cuanto más tiempo pasamos ante una pantalla, más nos identificamos con la mente y el ego, lo que nos vuelve más propensos a caer en patrones neuróticos y egocéntricos. “El sufrimiento no está tanto en lo que ocurre, sino en lo que pensamos sobre lo que ocurre. Cuanto más atrapados estamos en las pantallas, más adormecidos y atrapados por nuestros pensamientos nos sentimos”, concluye.
Borja Vilaseca analiza el estado emocional y mental de la sociedad actual, señalando que muchas personas repiten constantemente frases como “La gente está fatal”, una afirmación cargada de juicio y moralidad. Sin embargo, él prefiere describirlo de otra manera: “Estamos descentradas. No estamos en nuestro centro, no estamos conectadas ni armonizadas a nivel de cuerpo, mente, espíritu y sistema nervioso”, explica.

La mala gestión de las situaciones, el ego, las pantallas y el descuido de nuestro cuerpo y mente nos llevan a convertirnos en “personas descentradas”
La mala gestión de las situaciones, el ego, las pantallas y el descuido de nuestro cuerpo y mente nos llevan a convertirnos en lo que Vilaseca denomina “personas descentradas”. Es decir, individuos con una falta de equilibrio derivada de la ausencia de un trabajo personal y de la falta de educación emocional. Como consecuencia, estas personas actúan de forma disfuncional: arrastran conflictos internos no resueltos, sombras no iluminadas, creencias limitantes y heridas de infancia sin sanar. “Emocionalmente, están muy agitadas y, cuando se cruzan con otras personas, el conflicto está garantizado. Como tenemos una mentalidad victimista, siempre culpamos a los demás de nuestras propias emociones”, señala.
Las personas están desconectadas, su sistema nervioso está totalmente agitado y en modo ataque-huida
Para el experto, cada vez hay más personas en este estado porque la sociedad actual nos empuja hacia una desconexión total de nosotros mismos. “Vivimos en un manicomio, perdidos en nuestra mente, atrapados en nuestros pensamientos”, afirma. No obstante, considera que esta crisis es necesaria, ya que el ser humano solo inicia un proceso de cambio cuando su situación se vuelve insoportable.
“Como sociedad, estamos atravesando una noche oscura del alma colectiva, una decadencia total de nuestra civilización. El estrés, la ansiedad, el vacío existencial y el consumo de antidepresivos no son más que síntomas del verdadero problema: estamos totalmente desconectados de la fuente de bienestar y felicidad que está en nuestro interior”, advierte.
En este contexto, Vilaseca destaca que cada vez más personas están tomando conciencia de esta situación y buscan respuestas en el crecimiento personal. “El ser humano no cambia, no inicia un proceso de cambio de verdad hasta que su situación es insoportable. Ese es el germen del despertar, de la búsqueda, del autoconocimiento. Por eso está en auge toda una industria de autoayuda, coaching, desarrollo personal, meditación y mindfulness, aunque también es importante cuestionarla”, concluye.