La salud mental es uno de los aspectos más relevantes que el mundo ha redescubierto en los últimos años. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro también sufre las duras consecuencias del día a día, y tan pronto como nos despistamos podemos estar sufriendo dolores, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio, pero la mente también merece una atención especial.
Una de las personas más destacadas en España alrededor de esta causa es la psiquiatra Marian Rojas Estapé, actualmente la autora literaria de no ficción más vendida del país. Sus constantes intervenciones aportan reflexiones sobre nuestras acciones y sensaciones, y qué se podría hacer para mejorarlas. Durante una de sus últimas apariciones en plataformas digitales, la madrileña aportaba su punto de vista sobre las personas que pueden poner nuestro cuerpo en alerta.
“Todos tenemos a alguien que con solo conversar con esa persona, de nuestro pasado, de nuestro presente, nos sube el cortisol. Es decir, son esas personas que nos intoxican, que nos ponen en modo alerta. Pero ellos no son tóxicos per se, lo que ha sucedido es que en algún momento de la vida nos han fallado, nos han humillado, no han estado a la altura de lo que nosotros queríamos, no han cumplido nuestras expectativas”, comenzaba.
Son personas que nos han traicionado, que no nos quieren como querríamos que nos quisieran o no nos tratan como querríamos que nos trataran. Lo más importante es identificarlos. Estapé aportaba el concepto de la persona tóxica individual, para tratar de identificar si solo le hace daño a un individuo o es perjudicial para un mayor número de afectados. Discernir estos detalles pueden ayudar al usuario a gestionar mejor dichas complicaciones.

Marian Rojas Estapé
Distinguir y distanciar
“Hay personas que tienen una toxicidad que muchos detectan, pero lo que suele suceder es que traen una mochila de heridas, de inseguridades, de fantasmas sin resolver. Y cuando se topan con nosotros, nos lo lanzan de golpe, no saben hacerlo de otra manera. Hay personas que han sufrido tanto que cuando están con las personas del entorno siempre tienen que hablar de su problema, ser víctimas, ese pensamiento tan negativo, ese discurso tan tóxico”, profundizaba.
A pesar de sus indicaciones, las personas del segundo grupo actúan sin ser conscientes de lo que están haciendo, ajenas a los tóxicos individuales. “Lo que tenemos que saber es que eso tiene un impacto en nuestra salud física. Primero, hay que identificar quiénes son esas personas que me hacen daño. ¿Me hacen daño por algo real que está sucediendo, por algo que yo me imagino o por algo que sucedió que yo no he sido todavía capaz de cerrar o de perdonar?”, cuestionaba.