María Esclapez se ha convertido en una de las psicólogas referentes de nuestro país. La escritora de Tu miedo es tu poder, Me quiero, te quiero y Tú eres tu lugar seguro comparte cada día numerosas reflexiones sobre el amor propio, la autoestima, el bienestar emocional y las relaciones sentimentales en sus perfiles oficiales de TikTok e Instagram.
Y ha sido justamente en la famosa red social de Meta, donde la experta ha querido abordar un tema bastante conocido para la inmensa mayoría: la paradoja del perfeccionismo, una de las trampas de la mente. A través de una publicación, Esclapez explicaba a sus más de 500 mil seguidores qué efectos tiene en nuestra mente esta paradoja.
Según la psicóloga, la paradoja del perfeccionismo es creer que 'la perfección es sinónimo de éxito'. ''¿Eres de esas personas que considera que el perfeccionismo es una cualidad positiva? Nos han hecho creer que la perfección es sinónimo de éxito, pero...¿y si te dijera que esa búsqueda constante de la perfección es en realidad una paradoja?'', comenzaba diciendo.
Tal y como explica la experta en su perfil de Instagram, la búsqueda constante de la perfección solo puede provocar más imperfección. ''Cuanto más buscas la perfección, más te bloqueas y menos perfectas te parecen las cosas, es decir, cuanta más perfección, menos perfección'', explicaba.

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Esta búsqueda constante de la perfección está motivada principalmente por ese ''miedo a cometer errores, nunca te sientes suficientemente bueno, que nos hace dudar, procrastinar y sentir que nada es suficiente''. Y es autoexigencia sin límites solo genera más ansiedad, inseguridad y estrés. ''Si el listón es inalcanzable, nunca hay descanso ni disfrute'', recalcaba la especialista.
Además, María Esclapez insistía en que ''el perfeccionismo nos impide valorar nuestros logros y aprender de nuestros errores''. ''No se trata de hacerlo todo perfecto, sino de hacerlo. Se trata de valorar lo que hemos conseguido en lugar de castigarnos por lo que nos falta'', dejaba claro.
Hace unos días, la psicóloga también hablaba de cómo ''el miedo a herir al otro mal manejado puede convertirse en una prisión''. ''Callar lo que sentimos, lo que pensamos o lo que nos duele por miedo a la reacción del otro no es amor, es anularte y abandonarte a ti mismo (...) El amor sano no implica que te calles para evitar problemas'', aseguraba.