Arthur Brooks, catedrático de Harvard: “Poner los ojos en blanco expresa odio hacia tu pareja, y mucha gente acaba divorciándose porque no es consciente de esto”

Amor

Aunque parece un gesto inofensivo, poner los ojos en blanco puede dinamitar nuestro matrimonio o relación de pareja, pues hace que el cerebro de la otra persona lo interprete como un gesto de desprecio

Arthur Brooks

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En los últimos años, el aumento de los divorcios ha aumentado de forma notable en España. Cada vez son más las personas que, aunque en su momento se casaron prometiendo amor eterno a su pareja, ahora deciden abandonar ese acuerdo. Tanto es así que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo en 2023 se contabilizaron más de 76.000 divorcios en el país, lo que equivale a una media de 1,66 por cada 1.000 habitantes, una cifra bastante elevada.

Detrás de estos números hay diversos factores: desde el cambio en los valores familiares y la mayor independencia económica, hasta problemas de comunicación en la pareja que, en muchos casos, terminan desembocando en conflictos difíciles de resolver. Expertos en relaciones apuntan además a que pequeños gestos cotidianos, como el desprecio o la falta de empatía, pueden erosionar la convivencia hasta hacerla insostenible.

El catedrático de Harvard Arthur Brooks, una de las figuras más reputadas en el ámbito de la ciencia social, asegura que hay uno de esos pequeños gestos que, aunque no le damos importancia, está dinamitando muchos matrimonios y relaciones. Este no es otro que poner los ojos en blanco delante de nuestra pareja, un movimiento muy común cuando uno quiere expresar fastidio, ironía y/o cansancio. 

Nunca, nunca, nunca trates a otra persona como un patógeno

Arthur Brooks

El experto asegura que este gesto es una forma no verbal de desprecio, una de las emociones que más daño hacen al devenir de una relación amorosa. Según Brooks, el cerebro humano interpreta el desprecio como un ataque directo, activando regiones como el sistema límbico, responsable de las emociones más primitivas, y la corteza insular, que se activa ante la sensación de asco.

Lo cierto es que el desprecio es una combinación de dos emociones negativas muy poderosas: la ira y el asco. Aunque la ira por sí sola no está directamente relacionada con el divorcio, el asco provoca una respuesta visceral de rechazo profundo, como si la otra persona fuera un patógeno del que hay que alejarse. Por ello, Brooks advierte: “Nunca, nunca, nunca trates a otra persona como un patógeno”, pues tratar a tu pareja con desprecio durante una discusión puede tener efectos devastadores.

Es importante que en las discusiones de pareja no haya un ápice de desprecio

Es importante que en las discusiones de pareja no haya un ápice de desprecio

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Esta afirmación sobre evitar el eye rolling (poner los ojos en blanco) no tan solo es respaldada por Brooks, sino que son muchos los investigadores y psicólogos importantes como John Gottman los que aseguran que es uno de los gestos que más puede acabar deteriorando una relación. Aunque la persona que lo hace quizás no lo perciba como grave, el receptor suele sentir humillación o rechazo de forma inconsciente.

Por eso, aunque por sí solo el eye roll no va a llevar directamente al divorcio, este tipo de actitudes repetidas en el tiempo acaban contribuyendo al deterioro de la relación, pues alimentan lo que Gottman menciona como “los cuatro jinetes del apocalipsis”: la crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la evasión. 

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