El azúcar no solo impacta en tu peso o en tu salud metabólica. Según el médico internista y experto en epigenética Alexandre Olmos, su efecto va mucho más allá de lo que imaginamos. “Este es el cerebro de una persona con niveles de azúcar estables, y este el de alguien que consume azúcar todos los días, aunque sea en pequeñas cantidades. La diferencia da miedo, ¿verdad?”, explica el doctor mostrando imágenes comparativas de la actividad neuronal.
El primer cerebro —con glucosa estable— mantiene su estructura activa, con buena conexión entre neuronas, mejor memoria y claridad mental. En cambio, el cerebro de quien consume azúcar a diario presenta “menor actividad en zonas clave, memoria, toma de decisiones y motivación”. Y lo más preocupante, señala Olmos, es que esto no le pasa solo a quienes tienen diabetes o sobrepeso: también ocurre en personas aparentemente sanas y delgadas que consumen azúcar de forma habitual.
Las secuelas afectan a tus hijos
Cambios cerebrales silenciosos... y hereditarios
“El azúcar en exceso provoca inflamación cerebral, reduce tu capacidad para concentrarte, acelera el envejecimiento neuronal y desequilibra tus niveles de dopamina”, alerta el especialista. ¿Las consecuencias? Mayor ansiedad, más impulsividad y menos motivación.
Pero la advertencia no se queda ahí. Olmos subraya que los efectos no terminan en uno mismo. La epigenética demuestra que el consumo constante de azúcar puede activar genes relacionados con la inflamación y el deterioro neurológico, y estos cambios se transmiten a hijos y nietos, aunque ellos nunca hayan consumido azúcar.
El cerebro pierde memoria, enfoque y motivación. Y lo peor es que no te das cuenta hasta que es tarde”
Este fenómeno está respaldado por diversos estudios en el campo de la epigenética. Investigaciones como la publicada en Nature Neuroscience (2014) ya demostraron que alteraciones en la dieta podían dejar huella en la expresión genética de las siguientes generaciones, afectando procesos como la neuroplasticidad y la regulación emocional.
Tu cerebro se puede regenerar
Olmos propone reducir azúcar, mejorar la dieta, dormir mejor y priorizar antioxidantes
A pesar del impacto, el doctor lanza un mensaje esperanzador: es reversible. “Tu cerebro se puede regenerar”, asegura. Cambiar ciertos hábitos es clave para reparar parte del daño y proteger no solo tu salud, sino también la de tu descendencia.
¿Qué hacer? Olmos propone varias estrategias:
- Reducir el azúcar añadido al mínimo.
- Incluir antioxidantes en la dieta (frutas, verduras, frutos secos o té verde).
- Dormir mejor y mantener estable la glucosa mediante alimentación consciente, actividad física y control del estrés.
En palabras del propio doctor, “tu cerebro, tu memoria, tu enfoque y tu energía pueden recuperarse si reduces el azúcar y cuidas tu entorno metabólico”.