Laura Romeu, especialista en salud digestiva: “El gluten puede dañar la barrera intestinal, provocar inflamación y desencadenar molestias digestivas incluso sin ser celíaca”

Nutrición funcional

Crecen los casos de sensibilidad al gluten no celíaca: un trastorno aún infradiagnosticado que genera síntomas reales como hinchazón, pesadez o fatiga tras su consumo

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El gluten puede aumentar la permeabilidad intestinal, favoreciendo el paso de toxinas y proteínas al torrente sanguíneo

Laura Romeu alerta: el gluten puede volver el intestino permeable y filtrar toxinas 

Instagram | @romeusaludigestiva

La nutricionista y especialista en salud digestiva Laura Romeu ha vuelto a poner sobre la mesa una cuestión que afecta a cada vez más personas: el impacto del gluten en el organismo incluso en ausencia de celiaquía. A través de un vídeo informativo en su cuenta de Instagram (@romeusaludigestiva), Romeu explica con claridad cómo esta proteína, presente en cereales como el trigo, el centeno, la cebada o la malta, puede generar reacciones adversas en individuos que no han sido diagnosticados como celíacos.

“El gluten es una molécula que puede evitar la correcta absorción de nutrientes, aumentar la permeabilidad intestinal y provocar una respuesta inflamatoria en el cuerpo”, explica Romeu.

Sus palabras no son una mera intuición clínica. Cada vez hay más estudios que respaldan la existencia de una condición denominada sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC). Según un artículo publicado en The New England Journal of Medicine (2018), esta sensibilidad puede manifestarse con síntomas gastrointestinales (hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento), pero también con signos extraintestinales como niebla mental, fatiga, dolores de cabeza e incluso alteraciones del estado de ánimo.

“Cuando alguien me dice que al comer pan o galletas se siente hinchado, lento o con digestiones pesadas, y no es celíaco, le explico que puede tener una sensibilidad no celiaca. Es decir, su cuerpo reacciona negativamente al gluten, aunque no exista una alergia ni una enfermedad autoinmune”, detalla la experta.

Una inflamación invisible pero constante

Sensibilidad al gluten: molestias digestivas reales sin dar positivo en celiaquía

La explicación fisiológica detrás de esta reacción está en la barrera intestinal, una especie de filtro natural que permite la absorción de nutrientes y bloquea el paso de sustancias nocivas al torrente sanguíneo. El problema surge cuando esta barrera se ve comprometida: “El gluten puede aumentar la permeabilidad intestinal, lo que permite que fragmentos de proteínas, microorganismos o toxinas pasen a la sangre. El cuerpo interpreta esto como una amenaza y desencadena una respuesta inflamatoria”, explica Romeu.

Esta teoría está respaldada por investigaciones del doctor Alessio Fasano, uno de los mayores expertos en celiaquía del mundo y director del Center for Celiac Research de la Universidad de Harvard. En varios de sus estudios, Fasano ha demostrado cómo el gluten puede inducir la producción de zonulina, una proteína que regula la apertura de las uniones entre las células del intestino. Un exceso de zonulina, como ocurre tras el consumo de gluten en personas sensibles, abre demasiado la barrera intestinal, provocando el fenómeno conocido como “intestino permeable”.

El cuerpo interpreta el paso de ciertas moléculas como una amenaza, y reacciona generando inflamación”

Laura Romeu, experta en salud digestiva

Uno de los grandes retos actuales es que la sensibilidad al gluten no celíaca no cuenta con pruebas diagnósticas específicas. A diferencia de la celiaquía (que puede confirmarse con análisis serológicos y biopsia intestinal) o la alergia al trigo, este trastorno se diagnostica por descarte clínico y observación de la mejora sintomática al eliminar el gluten.

“Cuando no hay un marcador claro, muchas personas se sienten invalidadas en su malestar. Pero si su cuerpo reacciona con inflamación, si se sienten peor tras consumir gluten y mejor al eliminarlo, hay que tomarlo en serio”, recalca Romeu.

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Por eso, Romeu invita a prestar atención a las señales del cuerpo y consultar con profesionales antes de tomar decisiones drásticas. Aunque el gluten puede generar malestar digestivo en personas sensibles, su eliminación debe hacerse con criterio y seguimiento, ya que podría enmascarar otros problemas o derivar en carencias nutricionales.

Se estima que entre un 3 % y un 6 % de la población podría sufrir sensibilidad al gluten no celíaca, según datos de la Universidad de Columbia (Nueva York). A pesar de que aún falta investigación concluyente, este fenómeno ha cobrado protagonismo en los últimos años, a la par que crece el interés por las dietas sin gluten incluso entre personas sanas.

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