Después de un largo año de mucho esfuerzo cumpliendo con las responsabilidades diarias y resolviendo los problemas que van surgiendo constantemente, por fin, llegan las tan esperadas vacaciones. Una oportunidad para viajar y cambiar de aires, aprovechar el tiempo libre realizando actividades divertidas, o simplemente bajando el ritmo y descansando. Aunque pueda sonar muy bien, a menudo, estos planes acaban yéndose al traste por culpa de un repentino malestar general, dolor de cabeza o una marcada sensación de cansancio. La temida ‘mala suerte’ de enfermar al empezar las vacaciones. Pero, ¿qué tanto tiene que ver el azar en esto realmente?
Hay veces en las que la explicación está relacionada con diversos factores de riesgo vinculados al verano, por ejemplo, la falta de hidratación o protección frente al sol, contravenir las recomendaciones con respecto al consumo de agua del grifo en determinados destinos de viaje, comer alimentos en mal estado, entre otros. Pero, en otras ocasiones, ponerse malo en vacaciones no tiene que ver con otra cosa más que los fuertes niveles de estrés a los que se ha estado sometiendo al cuerpo durante un largo periodo de tiempo.
¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?
La experta en biodescodificación, Marga Hope, a través de una publicación en su perfil de la red social de Instagram, afirma que la falta de descanso a lo largo del año puede provocar que el cuerpo acumule estrés y este acabe liberándose en las vacaciones. ¿El resultado? “Resfriado, gripe, dolor de cabeza, bronquitis, lo que sea”, señala la especialista. Se trata de la consecuencia del ajetreado ritmo de vida en el que actualmente se encuentran inmersas muchas personas, lo que provoca que el cuerpo vaya sumando ‘conflictos activos’.
“Además de los famosos ciclos circadianos, hay otros menos conocidos llamados ‘ultradianos’. Esos dicen que, cada noventa minutos de estrés, deberías tener treinta de descanso”, explica. Sin embargo, buena parte de las personas no cumplen con esta recomendación. Por este motivo, al llegar el momento del tan ansiado descanso, es decir, las vacaciones, es cuando todo ese estrés acaba saliendo. “Cuando bajas el nivel de estrés, cuando sales de los conflictos que llevas acumulando (…), tu cuerpo hace lo que lleva meses intentando: repararse”, apunta la experta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que cada persona se ve afectada de formas diferentes por el estrés, por lo que los síntomas también variarán. Marga Hope explica que, al salir de ese ‘modo supervivencia’, el organismo se enfoca en reparar las consecuencias de esos altos niveles de estrés al que ha estado siendo sometido el cuerpo. “No enfermas porque bajaste las defensas, enfermas porque, por fin, bajaste el ritmo”.