El dermatólogo Carlos Morales ha querido hablar sobre cómo el consumo de frutas está ligado a la salud cutánea y su manera en la que puede influir de manera positiva en la piel, aunque haya matices.
“Las frutas pueden influir positivamente en la piel, pero también hay matices importantes que debemos tener en cuenta”, señaló el especialista.
Carlos destacó a las frutas con mayor potencial antioxidante y regenerador, como el kiwi, con un 9/10 por su altísima concentración de vitamina C, y las frambuesas, que aportan polifenoles que combaten el estrés oxidativo.
Los arándanos recibieron su sobresaliente al ser considerados una de las frutas más ricas en antioxidantes, capaces de proteger la matriz de colágeno, reducir radicales libres y favorecer un tono de piel más uniforme.
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Sin embargo, el experto también señaló algunas limitaciones y riesgos asociados al consumo de ciertas frutas en exceso o en combinación con otros alimentos.
Por ejemplo, aunque el mango es rico en vitaminas A y C, su alta carga glucémica puede favorecer brotes de acné en pieles predispuestas. Algo similar ocurre con las uvas, que contienen resveratrol antioxidante, pero su abundancia de azúcares simples puede inducir procesos de glicación, dañando el colágeno cutáneo.

Uvas
Las fresas, beneficiosas por su vitamina C, pueden perder parte de su efecto positivo si se consumen con nata, ya que los lácteos y las grasas saturadas incrementan la producción de sebo. En el caso de frutas como el melón o la piña, Carlos remarcó la importancia de los contextos de consumo.
Mientras que el melón resulta hidratante y rico en antioxidantes, puede alterar la calidad del descanso nocturno si se ingiere por la noche, lo cual repercute directamente en la reparación cutánea. La piña, por su parte, aporta bromelina, una enzima con efectos antiinflamatorios y queratolíticos suaves desde el interior.