Gabriel Rolón, reconocido psicoanalista, ha reflexionado sobre la complejidad del amor y el poder que se otorga a la persona amada en una relación. Según Rolón, “Le das un poder tremendo a quien te ama, y si te ama bien, renuncia a usar ese poder aún en los peores momentos, ahí es donde se ve el amor”.
Hay que valorar la capacidad de priorizar al otro
Una muestra de amor es la contención cuando estamos enfadados
Gabriel Rolón explica que amar a alguien implica entregar una vulnerabilidad significativa. “Cuando tu amas a alguien le das un poder inmenso sobre ti. Le basta una palabra para destruirte. Le basta, en una discusión, sacar un secreto que le contaste para humillarte. ¿Correcto? Vos le das un poder tremendo y la persona que te ama bien es la que renuncia a usar ese poder”, señala.
Esta renuncia, según el psicoanalista, es especialmente relevante en los momentos de conflicto. No se trata de lo que una persona pueda dar en términos materiales o gestos románticos, sino de la contención que ejerce sobre las armas emocionales que posee. “No te aman por lo que te dan, sino por lo que no te dan. ¿Y qué no te doy? No te doy todo ese poder que tengo, no te devuelvo y te tiro todo lo que sé de ti, que te puede lastimar, que te puede humillar”, explica Rolón.
El psicoanalista subraya que este autocontrol y consideración reflejan la verdadera dimensión del amor. Incluso cuando uno de los miembros de la pareja recibe golpes bajos o se enfrenta a conflictos, la persona que ama genuinamente se contiene. “La persona a la que tú amas le diste todos los golpes bajos del mundo, y la que te ama no te los da, se los guarda aún en los peores momentos. Ahí es donde se ve el amor”, enfatiza.
Rolón destaca que la autenticidad del afecto no se mide por regalos, viajes o promesas, sino por la capacidad de priorizar al otro incluso en situaciones de enojo o frustración. “No por el viaje a París que te regalaron, por el secreto que no utilizaron en tu contra, porque aún enfadados, pensaron más en ti que en ellos”, concluye.