Tener un hijo o hija lo cambia todo. La rutina deja de ser solo tuya y se llena de responsabilidades que no sabías que existían: las siestas se convierten en un tesoro, las horas de ocios sin hacer nada desaparecen por completo y cada salida al parque se vuelve en tu actividad diaria más importante. Los planes deben pensarse ahora con alternativas para ellos, los viajes se calculan alrededor de su comodidad, y hasta las compras más simples requieren estrategias de entretenimiento para que no se aburran.
Aprendes a celebrar pequeños logros, como que coman verduras o que se pongan los zapatos sin protestas, y descubres que los momentos de calma, aunque sean breves, se vuelven casi sagrados. Tener un hijo no solo reorganiza tu agenda, también cambia tu manera de ver el mundo, de disfrutar de lo cotidiano y de valorar cosas que antes parecían insignificantes.

Hermanos
“¿Un hijo único o darle un hermano?” Esa es la pregunta que muchos padres se hacen, y Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, conferenciante, escritor y padre, la ha respondido en un vídeo en sus redes sociales. “Es una pregunta que los padres me hacen muchas veces y la respuesta para mí es clara, porque la realidad es que darle un hermano no siempre es una posibilidad”, comienza explicando.
Cada vez hay más parejas a las que les cuesta concebir y a eso hay que “añadirle problemas de salud, las dificultades económicas y de vivienda, que hacen que para muchas familias no sea difícil, sino imposible tener un segundo hijo”, apunta.
Y es que, en pleno siglo XXI, muchos jóvenes y adultos se encuentran con las manos atadas frente a cuestiones tan esenciales como el derecho a una vivienda digna. La precariedad laboral, los salarios que no alcanzan, las facturas que se acumulan y la incertidumbre económica de cada día se combina con otro desafío que no siempre se menciona: la dificultad de algunas parejas para concebir. Todo eso hace que, para muchas parejas, tener un hijo no sea simplemente complicado, sino directamente, a pesar de los deseos y los planes.
Aunque no todos pueden permitírselo, para las familias que sí tienen la posibilidad de tener otro hijo, el neuropsicólogo ofrece algunos datos curiosos que pueden ayudaros a tomar esa decisión tan importante. “A nivel científico sí te puedo decir que la principal ventaja de los niños que crecen con hermanos es que suelen tener niveles más bajos de neuroticismo. Tienden a angustiarse menos con las cosas y son más adaptables porque compartir tu infancia con un hermano, ya sea mayor o pequeño, da mucha práctica en gestión de la frustración”.
Y, por otro lado, Álvaro Bilbao explica que los hijos únicos suelen alcanzar un CI, un cociente intelectual, una media de uno o dos puntos más alto que el resto, porque esa atención extra que le pueden dedicar los padres o madres, les ofrece más estimulación. “Para nosotros la respuesta fue fácil, pero no por ninguna de estas razones, sino simplemente porque nos encantan los niños y tuvimos la suerte de poder tenerlos muy seguidos”, confiesa.

Familia
Por tanto, cuando se trata de darle un hermano o hermana a un hijo, no hay una respuesta única ni universal. No hay una elección mejor que otra. Como resume Álvaro Bilbao: “Para mí la respuesta es clara: depende. Depende de vuestras circunstancias, de vuestras posibilidades, de si os gustan mucho los niños y de lo que para vosotros sean valores importantes como familia. Así que confía en tu propio instinto y, si quieres, déjame tu punto de vista”. Cada familia es diferente, y lo más importante es escucharos a vosotros mismos y tomar decisiones que se ajusten a vuestra realidad y a lo que consideráis mejor para vuestros hijos.