Ana Galán, psicóloga: “El cambio de hora responde más a debates económicos que a criterios de salud, porque altera nuestro ritmo biológico y puede traducirse en cansancio, irritabilidad y dificultad para concentrarse”

Cambio de hora y salud

“Adelantar o retrasar una hora impacta en nuestro bienestar general. Los adultos tardan de media unos 3 días en adaptarse y aumenta la predisposición a cometer errores, sufrir más somnolencia o notar cambios en el ánimo”, cuenta la psicóloga

Ana Galán, psicóloga

Ana Galán, psicóloga

Cedida

¿El cambio de hora afecta realmente a nuestra salud? Aunque es algo habitual, adaptarnos al cambio de hora no es fácil para muchos, ya que altera nuestras rutinas, desajusta nuestros ritmos circadianos y nos obliga a modificar nuestros horarios de manera forzada. Este próximo domingo regresamos al horario de invierno, pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mostrado su intención de acabar con esta antigua práctica el próximo año. “Francamente, yo ya no le veo sentido”, afirmó en un vídeo publicado en sus redes sociales. 

Desde La Vanguardia, hablamos con la psicóloga Ana Galán (@anagalanpsicologia en Instagram) para analizar cómo este cambio puede afectar psicológicamente a las personas y su impacto en la salud mental. También exploraremos consejos para adaptarse mejor y minimizar su impacto. Según el CIS, más del 65 % de los españoles quiere acabar con el cambio de hora, y, si hubiera que elegir entre el horario de invierno o el de verano, la mayoría (68,5 %) se muestra favorable a este último.

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¿Afecta el cambio de hora a nuestra salud mental?

El cambio de hora no es solo un ajuste del reloj; altera nuestro ritmo biológico y puede traducirse en mayor cansancio, irritabilidad y dificultad para concentrarse. Siete de cada diez españoles reconocen sentirse más tristes con la llegada del invierno, lo que demuestra cómo la reducción de luz influye directamente en el estado de ánimo.

¿Qué evidencia psicológica respalda este impacto?

La investigación indica que adelantar o retrasar una hora afecta tanto al sueño como al bienestar general. En promedio, los adultos necesitan unos tres días para adaptarse, y durante ese período aumenta la predisposición a cometer errores, sufrir somnolencia o experimentar cambios en el estado de ánimo. Aunque estos desajustes suelen resolverse en menos de una semana, el malestar inicial es real y cuantificable.

¿Existen perfiles más vulnerables a esto?

Son más sensibles las personas con antecedentes de problemas de sueño, ansiedad o depresión. También los adolescentes, que tienden a dormir menos y a desajustar sus horarios, y los trabajadores por turnos, cuyo organismo tiene menor flexibilidad para adaptarse. 

Además, los niños pequeños y los adolescentes son los más sensibles. Los primeros, por tener rutinas muy rígidas, y los segundos, por dormir menos y de manera irregular, lo que amplifica el efecto del cambio horario.

¿Se justifican los beneficios energéticos frente al impacto psicológico?

El supuesto ahorro energético es mínimo, mientras que los efectos negativos sobre el bienestar y el rendimiento están bien documentados. Hoy se sabe que el coste psicológico supera con creces cualquier beneficio.

¿Puede el cambio de hora tener algún efecto positivo?

El horario de invierno reduce la luz por las tardes, pero en verano puede generar un efecto positivo al disponer de más horas de claridad. Esta luz adicional favorece actividades sociales, deporte al aire libre y una sensación de vitalidad. Son beneficios puntuales que pueden mejorar el ánimo, aunque no compensan los perjuicios generales.

¿Cómo puede adaptarse mejor una persona al cambio de hora?

Es recomendable empezar a ajustarse unos días antes, adelantando o retrasando la hora de acostarse y levantarse en intervalos de 15 a 30 minutos. También ayuda modificar gradualmente los horarios de comida y ejercicio. Durante los primeros días conviene evitar siestas largas, buscar luz natural por la mañana, mantener rutinas estables y reducir cafeína y uso de pantallas antes de dormir. Es normal sentirse más cansado o irritable al inicio, pero con hábitos saludables el cuerpo suele adaptarse en menos de una semana.

Un reloj digital marca las 3:00 horas, a 24 de marzo de 2022, en Madrid (España). En la madrugada del sábado 26 de marzo al domingo 27, las 02.00 horas serán las 03.00 horas. Desde hace 82 años, con la llegada de la primavera, el último sábado de marzo se cambia la hora para adaptar el horario a la luz solar y ahorrar energía, tanto para particulares como para administraciones públicas, este cambio trae además, una mejora en el estado de ánimo de las personas al aprovechar más las horas de luz.

Cambio de hora

Carlos Luján - Europa Press / Europa Press

¿Cómo influye el cambio de hora en la calidad del sueño y el rendimiento?

Fragmenta el sueño y aumenta la somnolencia diurna, lo que afecta directamente la memoria, la atención y la productividad, sobre todo durante los primeros tres días, hasta que el organismo se reajusta.

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En su opinión, ¿por qué seguimos manteniendo esta práctica?

Principalmente por inercia y tradición política. Aunque la ciencia demuestra que el organismo se adapta en menos de una semana y que el ahorro energético es prácticamente inexistente, el mantenimiento del cambio horario responde más a decisiones históricas y debates económicos que a criterios de salud.

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