Blanca García-Orea, especialista en nutrición: “El caldo de pescado elaborado con cabezas y espinas es excelente para las articulaciones y fortalecer las uñas y el cabello, gracias a su alto contenido en colágeno”
Comer bien
Aparte de ser un plato caliente que reconforta, el caldo de pescado es una manera de cuidarse cuando el frío se intensifica.
Blanca García-Orea, nutricionista
Con el descenso de las temperaturas y la cercanía de las celebraciones de fin de año, las preparaciones y brebajes templados recuperan protagonismo en establecimientos de restauración y domicilios. Los guisos —asados, purés de hortalizas, cocidos y caldos— se erigen como los platos estrella de la estación invernal. Dentro de este repertorio, el caldo sobresale por su adaptabilidad: permite una gran cantidad de componentes, diversas clases de fideos y gustos muy dispares. No obstante, existe un componente unificador que marca la distinción y realza cualquier preparación: un buen caldo casero, el cual confiere ese gusto y calidez hogareña que tantos anhelan a lo largo de los doce meses.
La dietista Blanca García-Orea, célebre por su trabajo de difusión en plataformas digitales con el nombre @blancanutri y creadora de Las recetas de Blanca (GRIJALBO) y 5 semanas para desinflamarte (GRIJALBO), ha revelado últimamente a sus seguidores una preparación fácil y saludable: el consomé de pescado hecho con cabezas y espinas.
Caldo de pescado
“Es una excelente fuente de hidratación y electrolitos, ideal para tomar antes o después de entrenar. Además, aporta minerales y es rico en colágeno, ya que se elabora con cabezas y espinas, lo que resulta muy beneficioso para la digestión, las articulaciones, las uñas y el cabello”, explica la nutricionista.
Ofrece una hidratación y reposición de electrolitos excepcionales, ideal para tomar antes o después de tu entrenamiento.
Nutricionalmente, el caldo de pescado sobresale por su contenido de colágeno, una proteína estructural esencial para el cuerpo. El colágeno es un componente fundamental en estructuras como la dermis, los tendones, los ligamentos, el cartílago y los huesos.. Con el avance de la edad, la fabricación natural de esta proteína se reduce, lo que podría manifestarse como una mayor debilidad en las articulaciones, menor elasticidad cutánea o uñas y cabello más débiles.
Al hervir lentamente las cabezas y espinas de pescado, el colágeno de estos tejidos se convierte en una gelatina que el cuerpo puede emplear para el cuidado de la piel, los huesos y las articulaciones. Adicionalmente, el caldo proporciona minerales importantes y sustancias que promueven la digestión. Por esta razón, la nutricionista ha revelado su método para preparar caldo de pescado.
Para prepararlo, se requiere alrededor de un kilogramo de espinas y cabeza de pescado blanco. García-Orea sugiere emplear las que se prefieran, pero aconseja no usar las de pescado azul ni las vísceras, dado que podrían conferir un gusto más fuerte o desagradable. Al contar con todos los componentes, la acción inicial implica enjuagar minuciosamente las espinas y la cabeza, eliminando vestigios de sangre y las branquias, las cuales podrían modificar el gusto definitivo del caldo.
Seguidamente, se introducen en una cacerola y se cubren con agua fría, aproximadamente un litro y medio, junto a una cebolla, un puerro o las verduras preferidas. Se pone la mezcla a hervir y, una vez que rompe a hervir, se reduce el fuego y se cocina a temperatura moderada por unos 30 a 40 minutos, sin cubrir la cacerola por completo. Durante la cocción, es crucial espumar las impurezas que afloran a la superficie y remover con delicadeza cada 10 o 15 minutos para maximizar el sabor sin desmenuzar demasiado las espinas.
El líquido que queda se puede guardar en el refrigerador por un máximo de tres días, o bien, se puede congelar en porciones para consumirlo más adelante. Al respecto, la especialista en nutrición aconseja dar una segunda vida a envases de cristal, tales como los de yogur, o utilizar bandejas para cubitos de hielo, lo que simplificará su almacenamiento y la cantidad a usar.
García-Orea señala que, además de ser un alimento cálido y reconfortante, el caldo de pescado trasciende la categoría de simple sopa; representa una manera de procurarse bienestar ante las bajas temperaturas.