Antonio Hernández, doctor, sobre el equilibrio emocional: “Tenemos sobrevalorada la estabilidad; la salud verdadera se encuentra en la variabilidad”

Estabilidad

Antonio Hernández, médico, explica las consecuencias para la salud de la falta de descanso.

Antonio Hernández, doctor, sobre el equilibrio emocional: “Tenemos sobrevalorada la estabilidad; la salud verdadera se encuentra en la variabilidad”

@dr.ahernandez

Vivimos en una sociedad que idealiza la estabilidad: horarios fijos, rutinas ordenadas, emociones equilibradas y logros constantes. Pero la experiencia cotidiana demuestra que la vida no funciona así. Los altibajos son inevitables, y aceptar que no siempre estamos “en equilibrio” es algo natural y, al mismo tiempo, fundamental para cuidar nuestra salud emocional.

De hecho, los expertos en bienestar coinciden en que intentar mantenernos siempre estables puede resultar más dañino que liberador. La constante presión por aparentar control y serenidad genera estrés y ansiedad, y puede alejarnos de la comprensión real de nuestras emociones y necesidades.

La ilusión de la estabilidad

La salud es la variabilidad

El Dr. Antonio Hernández, médico especializado en nutrición, medicina integrativa y antienvejecimiento, fundador de la Clínica Keval+, defiende que la salud está estrechamente ligada a la capacidad de adaptarse a los cambios. “Vivimos en una sociedad donde nos invitan a ser estables. Tenemos sobrevalorada la estabilidad. La salud verdadera se encuentra en la variabilidad”, explica, subrayando que el cuerpo y la mente funcionan mejor cuando aceptan los ciclos, los altibajos y la falta de control permanente.

Antonio Hernández, doctor, sobre el equilibrio emocional:

Antonio Hernández, doctor, sobre el equilibrio emocional: “Tenemos sobrevalorada la estabilidad; la salud verdadera se encuentra en la variabilidad”

Tengo un Plan

En uno de los episodios recientes de Tengo un Plan, Hernández se detuvo también en una idea que rara vez se verbaliza en público: la normalización de los días malos, incluso cuando uno trabaja en aquello que le apasiona. Lejos del discurso motivacional constante, el médico fue directo al reconocer que la vocación no inmuniza frente al cansancio ni a la duda. “Tengo días muy malos”, confesó, desmontando el mito de que disfrutar del trabajo implica no sufrir nunca desgaste emocional.

Hernández explicó que sentirse bien todos los días es una expectativa poco realista. En su experiencia, formar una carrera (y sostenerla en el tiempo) implica atravesar momentos de duda, cansancio e incluso desmotivación. “Eso de que si trabajas en lo que te gusta no sentirás que trabajas nunca... Es mentira”, afirmó con claridad. Para él, la constancia se construye al aceptar esas jornadas incómodas como parte del proceso, sin dramatizarlas ni convertirlas en un fracaso personal. Es esa capacidad de continuar, incluso cuando el entusiasmo flaquea, la que acaba dando solidez y equilibrio a largo plazo, aunque el camino esté lleno de altibajos.

Además, el doctor advierte también sobre los efectos de las redes sociales: “Si solo vemos viajes a las Maldivas, Ferraris y métodos para conseguir todo eso, es la forma perfecta para destrozar la autoestima de las nuevas generaciones. Vas a pensar que no eres suficiente ni eres como ellos”.

El estrés y la ansiedad constantes afectan de forma negativa a la salud mental y física.

“Eso de que si trabajas en lo que te gusta no sentirás que trabajas nunca... Es mentira”

Pixabay

Aprender a aceptar los altibajos

“Hay que ir entendiéndolo y forma parte de la medicina; la vida no es estable”

Cuando la conversación gira hacia esa sensación tan común de no estar nunca del todo en paz con uno mismo, Hernández invita a cambiar el marco desde el que miramos nuestras emociones. Explica que la medicina lleva tiempo asumiendo algo que a nivel social aún cuesta aceptar: la vida no funciona en línea recta. “Hay que ir entendiéndolo y forma parte de la medicina. La vida no es estable. Es estacional. El mar no es estable, la temperatura no es estable, el temperamento no es estable”, señala.

El médico advierte de que esta obsesión por aparentar equilibrio puede ser incluso contraproducente. Vivimos, dice, en una cultura que asocia la inestabilidad con el fracaso o el desequilibrio, lo que empuja a muchas personas a esconder sus dudas, su cansancio o sus pensamientos incómodos. Aceptar la variabilidad emocional, en cambio, permite vivir con mayor honestidad y menos culpa.

El poder de los límites

La infancia y la autoestima

El psicólogo Javier García Ruiz complementa esta visión desde la perspectiva de la infancia: “La autoestima se construye de los 7 a los 14-15 años”. Según García Ruiz, quienes son responsables de la crianza (familia, colegio y sociedad) tienen un papel esencial en cómo los niños perciben su valor personal. “Hasta que no entendamos lo mal construida que está, no seremos capaces de empezar a cambiar esa construcción”, advierte.

Los errores en esta etapa inicial pueden arraigar creencias limitantes que afectarán la capacidad de afrontar retos, la sensación de merecer cosas buenas y la seguridad en las relaciones personales. Por eso, según el especialista, la autoestima no se hereda: se construye día a día, con cada gesto y palabra que recibimos de nuestro entorno.

Por otro lado, Helena Puig Guitart, psicóloga, enfatiza que aprender a poner límites es fundamental para el desarrollo de una buena autoestima. “Muchas veces nos preocupamos por cómo le sentará al otro nuestras decisiones, olvidando lo más importante: que nos está ayudando a actuar de acuerdo con lo que necesitamos y con lo que nos hace sentir cómodos”.

Lee también

En definitiva, asumir que las emociones cambian, que no siempre pensamos igual ni nos sentimos igual, es una forma más honesta de entender la salud. Como recuerda el doctor Antonio Hernández, entender que la vida fluctúa no nos debilita: nos hace más conscientes, más humanos y, en última instancia, más sanos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...