Masarat Jilani, doctora: “Algunas bacterias que a veces se encuentra en el arroz recalentado, producen toxinas antes de que se ingiera el alimento”
Salud
Son varios los tipos de bacterias que pueden provocarte un malestar estomacal, siendo la Bacillus cereus una de ellas
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Masarat Jilani, doctora
La doctora Masarat Jilani, especialista del NHS en intoxicaciones alimentarias, hizo hincapié en las prácticas cotidianas en la cocina que pueden poner en riesgo la salud.
Según sus palabras para el medio británico The Guardian, la médica subrayó que algunas bacterias presentes en alimentos recalentados, como el arroz, pueden producir toxinas antes de que estos sean consumidos, desencadenando síntomas repentinos de malestar estomacal.
El peligro de los microorganismos
Su advertencia pone de manifiesto que, detrás de un plato aparentemente inocuo, pueden ocultarse microorganismos capaces de causar gastroenteritis y otros trastornos digestivos.
Entre los patógenos más destacados figura Bacillus cereus, una bacteria ubicua en el medio ambiente y en alimentos ricos en almidón como el arroz cocido. Esta bacteria puede causar dos tipos de intoxicación alimentaria: el síndrome emético, asociado a una toxina ya presente en el alimento y que provoca náuseas y vómitos en cuestión de horas, y el síndrome diarreico, que produce diarrea y dolor abdominal horas después de la ingestión.
Las toxinas pueden formarse mientras el alimento se enfría a temperatura ambiente o se almacena de forma inadecuada, y no se destruyen necesariamente con el recalentamiento.

La doctora también señaló que no todas las bacterias actúan de la misma manera. Patógenos como Salmonella y Escherichia coli suelen provocar síntomas más prolongados tras la infección, debido a la inflamación del revestimiento intestinal.
La científica Emma Doughty, experta en enfermedades infecciosas, explica que otros microorganismos como Campylobacter jejuni, común en aves de corral, atraviesan el intestino de forma distinta y desencadenan inflamación y diarrea mediante mecanismos propios de cada especie.
Según organismos de salud, como la FDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS), los alimentos cocinados deben refrigerarse lo antes posible —no más de dos horas a temperatura ambiente— y recalentarse adecuadamente solo una vez, ya que las esporas bacterianas pueden germinar y producir toxinas si se mantienen en la “zona de peligro” de temperatura.

Además, mantener limpias las superficies de trabajo, usar utensilios separados para alimentos crudos y cocidos, y lavarse las manos con frecuencia son medidas que reducen significativamente el riesgo de contaminación cruzada.
Si, pese a estas precauciones, se desarrolla una intoxicación alimentaria, la mayoría de las personas sanas se recuperan en pocos días con reposición de líquidos y una dieta suave.
Sin embargo, en casos severos o en grupos vulnerables —niños pequeños, ancianos o personas inmunocomprometidas— el cuadro puede complicarse, requiriendo atención médica urgente. La deshidratación es el principal peligro, por lo que es esencial mantenerse bien hidratado y buscar ayuda profesional si los síntomas son intensos o persistentes.
