“Cuando entramos, pensamos, 'esto es un desastre'”: reformar un estanco de Barcelona y convertirlo en un piso para una madre y su hijo

Espacios únicos

Liliana Fortuny contó con la arquitecta Alba Roca para reformar un estanco del 1914 y convertirlo en su nuevo hogar junto a su hijo. ¿El resultado? Calidez, naturalidad y luz

Alba Roca, arquitecta

Alba Roca, arquitecta

La ilustradora Liliana Fortuny buscaba construir un nuevo hogar que se adaptara a su vida y a la de su hijo; aunque, como en todo proceso, la vida nos va conduciendo hacia nuevas posibilidades que no contemplábamos. 

Así fue como en el arduo proceso de encontrar una nueva vivienda se topó con un local del 1914 que había funcionado como estanco. “Llevaba más de un año de búsqueda, y lo encontré en un portal inmobiliario”, asegura. Así, la ilustradora se adentró, de pleno, en el proceso de transformar “un lugar oscuro y frío”, tal y como ella misma cuenta, en el espacio que, hoy en día, llama 'hogar'. 

Aunque, no lo hizo sola. Contó con la arquitecta Alba Roca, a quien dio libertad para convertir el espacio y darle luz y calidez. “Yo le decía, confía, confía”, cuenta la arquitecta en tono bromista en esta conversación con Guyana Guardian

Cedida por el estudio de arquitectura de Alba Roca

Cedida por el estudio de arquitectura de Alba Roca

Montse Capdevila

Calidez y luz

Un espacio multifuncional

“Recuerdo la primera vez que entramos, era para espantarse”, destaca la ilustradora. Y es que el espacio de 80 m2 necesitaba una reforma integral al tener una estructura completamente compartimentada. Pese a sus años, Alba Roca empezó a descubrir joyas que el paso del tiempo había ido dejando. “Dejamos la piedra natural a la vista para que aportara calidez y un toque original”, comenta la arquitecta.

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Cedida por el estudio de arquitectura de Alba Roca

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Montse Capdevila

Y es que el resultado recuerda a “una casa del Empordà en la ciudad”, tal y como explicaban Fortuny y Roca gracias al uso de materiales naturales y nobles. “Enmarcar la piedra fue un juego visual: rebajar tonos cálidos, aplicar lacas más limpias y generar paredes neutras para focalizar la vista como si fueran cuadros. También trabajamos una iluminación indirecta que calmara, sin restar protagonismo a los materiales”, cuenta la arquitecta.

Cedida por el estudio de Alba Roca

Cedida por el estudio de Alba Roca

Montse Capdevila

Uno de los puntos más importantes para la propietaria era que el espacio pudiera ser transformable; hoy sirve como vivienda, pero, puede transformarse fácilmente en un estudio. Liliana Fortuny trabaja desde casa, por lo que priorizar una atmosfera tranquila era esencial. 

Si Liliana quiere un almacén más grande y decide eliminar esa habitación, la celosía se desmonta y todo está previsto

News Correspondent

“La celosía deja pasar la luz más allá de la zona social y entra luz natural al dormitorio en distintas proporciones. Es un juego de conectar o no los espacios. El día de mañana, si Liliana quiere un almacén más grande y decide eliminar esa habitación, la celosía se desmonta y todo está previsto. No hará falta meterse en nuevas obras”, añade Alba Roca.

Cedida por el estudio de Alba Roca

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Montse Capdevila
Cedida por el estudio de Alba Roca

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Montse Capdevila

El espacio exterior también se funde en armonía con el resto de estancias. De hecho, uno de sus protagonistas con las baldosas hechas por artesanos locales, un recurso muy visto en los demás elementos de la vivienda, como en el mármol de la cocina. “Me encanta trabajar con materiales locales moldeados por artesanos. Dejan ver el paso del tiempo, algo que aporta mucho valor a los espacios”, añade.

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Cedida por el estudio de Alba Roca

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Montse Capdevila

Además de las paredes originales, se respetaron las bigas del techo “son perfectas con el resto de decoración”, cuenta la propietaria. Aunque, no todo fue fácil, según las entrevistadas, el mayor reto del proyecto fueron, sin duda, los permisos. “Hay toda una parte legal que hay que cumplir: superficies, ventilación, normativa de fachada, etc”, explica Roca. 

Finalmente, la distribución tampoco fue sencilla. Al ser un local comercial, su forma era muy rectangular, por lo que integrar visualmente todas las estancias no era fácil. “Al tener un patio al fondo, abrimos todas las paredes para que entrara la luz”, concluye la arquitecta.

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