La Fundación Albuquerque luce en Sintra su delicada colección de tesoros de la ruta de la seda

Porcelana y cerámica

El coleccionista Renato de Albuquerque ha creado un hogar en Portugal para las porcelanas y cerámicas asiáticas que, desde el siglo XVI, llegaron en las rutas comerciales hasta Occidente

Como un sombrero chino. La entrada a la exposición: una gran pieza de madera sobre un pedestal transparente

Como un sombrero chino. La entrada a la exposición: una gran pieza de madera sobre un pedestal transparente

Matilde Viegas

Entramos en la Quinta de Sao Joao, situada en una colina de Sintra, esa romántica localidad decimonónica llena de jardines asilvestrados que reunió a la flor y nata de Lisboa con un gran número de expatriados enjundiosos. Frente a nosotros, la arquitectura popular portuguesa de la casa resplandece por su cuidada restauración y sus colores rojo y ocre. 

Un poco a la derecha, lo que parece un gran sombrero chino de láminas curvas de madera posado sobre un enorme pedestal de vidrio transparente llama al visitante: es la entrada a la exposición de la colección permanente de la Albuquerque Foundation (inaugurada en febrero 2025). Debajo del cubo con sombrero, bajando una escalinata curva, nos encontramos con la galería subterránea del tesoro, obra del estudio brasileño Bernardes Arquitetura. 

Jarrón clásico: porcelana con esmalte 'famille noire' y decorada con 'famille verte'. Dinastía Qing, 1662- 1722

Jarrón clásico: porcelana con esmalte 'famille noire' y decorada con 'famille verte'. Dinastía Qing, 1662- 1722

jorge welsh

Una nave abierta al jardín descendente, de madera y tonos oscuros, con recovecos, islas, paredes y vitrinas que nos muestran una parte de la colección Albuquerque de porcelanas y cerámicas asiáticas, principalmente chinas que, desde el siglo XVI, surcaron las rutas marítimas y comerciales entre Oriente y Occidente. 

Junto a la seda, la porcelana era un bien muy preciado por los europeos desde que hubo noticia de la ruta terrestre, descrita por Marco Polo y sir John Mandeville. Pero fueron los navegantes quienes globalizaron el comercio entre ambos imperios y los acuerdos de intercambio, cuando se abrieron las rutas marítimas descubiertas por el portugués Vasco de Gama en el siglo XV. Los puertos de Nagasaki, Cantón, Sri Lanka, Goa, Manila, Yida: la imaginación se desborda si intentamos visualizar el bullicioso caos que debía zarandear los barcos con bultos, gritos, reticencias, misiones e idiomas indescifrables. 

La seda o la madera, en manos de los artesanos chinos, eran mercancías irreplicables

Sobre todo, con mercancías que entran y salen, que introducen enormes cambios en ambas culturas, oriental y occidental, y dan a luz híbridos y nuevas corrientes que se han mantenido a lo largo de los siglos en hogares, templos e instituciones. Esto es lo que nos cuentan las iconografías de la colección del brasileño Renato de Albuquerque, que, a sus noventa y siete años, ha creado junto a su nieta, Mariana Teixeira de Carvalho, este hogar susurrante para el público, que alberga su colección de porcelanas.  Dos mil seiscientas piezas de cerámicas chinas exportadas a los mercados asiáticos, islámicos, europeos y americanos. 

“Coleccionar ha sido una pasión”, dice él, “casi una enfermedad”. Afortunadamente, este tesoro de un solo hombre ya no está escondido, sino a la vista de todos. Mientras recorremos la exposición, vamos comprendiendo lo que esta nos relata: una historia progresiva del comercio de bienes y artes que no se podían replicar entonces por manos que no fuesen las del artesano original, y que por tanto generaban deseo de posesión por ambas partes.

Inspiración marina: decantador de porcelana con forma de barco decorada con azul cobalto. Dinastía Ming, período 1368- 1644

Inspiración marina: decantador de porcelana con forma de barco decorada con azul cobalto. Dinastía Ming, período 1368- 1644

Richard

Los encargos con decoraciones específicas como simbologías cristianas e islámicas para los templos, o escudos de armas de casas portuguesas, españolas y holandesas se fueron multiplicando en China a cambio de doblones de plata y marfil africano. No viene al caso hablar de colonizadores y colonizados, pues el pueblo chino poseía desde siempre la habilidad de aceptar cualquier demanda gracias su abundancia de materias primas, su conocimiento técnico y la gran rapidez con la que satisfacía las demandas del mercado, aunque siempre protegiendo su identidad a capa y espada. 

En el siglo XVIII, la dinastía Qing instauró el sistema de Cantón, que restringía el comercio con Occidente a un único puerto, Cantón, hoy Guangzhou, y así demostró el emperador a la codiciosa Europa que la ruta cultural este- oeste era de sentido único. La seda, la madera y, además, la arcilla blanca y el color azul extraído del óxido de cobalto que manejaban con extrema habilidad los artesanos chinos constituían mercancías irreplicables; en la muestra nos sorprende la variedad de objetos europeos made in China: cálices, cencerros, envases, peines, decantadores, cuencos, platos, vasos, jarras decorativas, jarrones con tubos para tulipanes, lámparas de mezquita, esculturas zoomorfas, candelabros, vajillas, pomos de bastón, soperas, vinajeras, plumieres, relicarios, oratorios portátiles…

Porcelana decorada con esmaltes 'familie rose' y oro dinastía Quing período Qianlong circa 1770

Porcelana decorada con esmaltes 'familie rose' y oro dinastía Quing período Qianlong circa 1770

jorge welsh

Para sorpresa del visitante, que seguramente pensaba encontrar una exposición de objetos hermosos de cerámica antigua de uso más o menos cotidiano, la idea inicial de mirar y elegir como quien entra en un local de antigüedades o una cacharrería de porcelanas va desapareciendo a medida que la unidad de todas las piezas expuestas cobra sentido. Vamos entendiendo el significado de esta colección  y la mente de su responsable. “Al gran coleccionista le perturba (…) la dispersión y el caos en que se halla toda cosa en el mundo” (Walter Benjamin, Libro de los Pasajes)

La colección es un todo, estético y lógico; los que al principio nos parecían objetos excéntricos según el capricho de su dueño se nos desvelan ahora como parte indispensable de una historia única. Esa es la magia de una colección. Ocurre en la alta costura, una artesanía del lujo comparable a la exclusiva porcelana china.

Retrato del artista afroamericano Theaster Gates en su estudio

Retrato del artista afroamericano Theaster Gates en su estudio

Photo by Lyndon French. Courtesy of Theaster Gates Studio
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