Bajo cero el lujo se lleva a capas y está tejido en cashmera, pelo sintético y materiales técnicos. La pasarela urbana del verdadero lujo silencioso se instala año tras año en las montañas de Aspen (EE.UU.), Saint Moritz (Suiza) o Courchevel (Francia), donde sus inquilinos temporales emulan a Audrey Hepburn en Charada (1963) o, de forma inconsciente, a los huéspedes de la película más reciente de Roman Polanski, The Palace (2023). El agudo retrato que hace este último título sobre la alta sociedad es tan exquisito como el armario que exhiben sus personajes: plumones blancos adornados con pelo sintético, conjuntos monocromáticos de lana merina y vestidos repletos de lentejuelas.
La conquista de los paisajes nevados por parte de las grandes marcas de la industria se ha llevado a cabo de forma sutil en los últimos años. En una primera fase, el lujo comenzó a colaborar ya en 2020 con firmas especializadas en material técnico para esquiar o visitar la nieve. Así, marcas como Dior, Prada, Chloe y Jill Sander se aliaron respectivamente con Decente, Faction Skis, Fusalp y Arc'teryx para crear líneas adaptadas a las condiciones de la nieve a la par que elegantes y sofisticadas, tal y como reclama su consumidor.
La conquista de los paisajes nevados por parte de las grandes marcas de la industria se ha llevado a cabo de forma sutil
 
            Equipación de Loro Piana
Años después y tras conocer los entresijos de esta exclusiva industria, algunas casas de moda se atrevieron a lanzar sus propias líneas de esquí y après-ski. Ahora estas colecciones forman parte del paisaje que ostentan las pistas de esquí, desde el complejo estadounidense de Sun Valley hasta la estación nipona de Niseko.
Dior Alps, por ejemplo, es una de las colecciones de lujo de esquí más asentadas del mercado. Este año sus prendas son una oda al couture que da identidad a la firma y a la vez una forma innovadora y fresca de renovar el armario para la nieve con el monográfico de Miss Dior. Gucci, por su lado, tiñe a todo color prendas de punto y lana así como monos de esquí para demostrar que su aplaudida extravagancia y aire optimista también tiene cabida en este territorio y Louis Vuitton, marca estrechamente vinculada con la experiencia de viajar y el mundo del deporte, enmarca su línea en la reinterpretación del skiwear, redefiniendo la silueta del esquiador y dando un sinfín de opciones a su cliente para el après-ski.
 
            Abrigo de piel y pelo de Chloe, capa de Max Mara y Naomi Campbell de Balenciaga
Las marcas mencionadas impregnan con sus monogramas las prendas que se deslizarán por la nieve. Como un escaparate en movimiento que en el acto se convierte en objeto de deseo. El vestuario se completa con gafas deportivas con carácter, como las de Perfect Moments, orejeras de pelo a todo color - firmadas por Maxmara- y botas de yeti que no dejan indiferente a nadie, como las de Moncler. Un armario que va más allá del deporte y que es, en sí mismo, una declaración de intenciones.
 
            Bolso de pelo

 
            

