Estos son los relojes más bonitos (y los más innovadores) de Patek Philippe

Relojes

En uno de sus diálogos, Platón describía el tiempo como una imagen móvil de la eternidad. Y si el gran pesimista que fue Nietzsche defendía que eso que llamamos tiempo no puede ser infinito, al menos en la dirección del pasado, ahora llega, para enredarlo todo, Alessandro Coppo, un destacado astrofísico italiano que jura que el tiempo no existe. En un estudio publicado en Physical Reviews A, de la American Physical Society, sostiene que en el mundo de las partículas elementales el tiempo es un parámetro externo, no un fenómeno intrínseco del universo, como lo entendía Albert Einstein. 

Pase lo que pase, digan lo que digan los genios de ayer y hoy y tiemble o no la relatividad de Einstein, el hombre siempre andará detrás del segundo infinito. Y en su sueño de detener el tiempo no le queda otra que contarlo, de momento con el sistema sexagesimal inventado por el pueblo babilónico, con sus sesenta minutos que enlazan la hora y los sesenta segundos que enlazan el minuto.

Esa fascinación por el tiempo ha convertido a sus contadores oficiales, los relojes, en eternos objetos de deseo

Esa fascinación por el tiempo ha convertido a sus contadores oficiales, los relojes, en eternos objetos de deseo. Lo son por toda la historia que encierran en sus cómputos. Por la tecnología. Por la artesanía. Por las complicaciones que los hacen, si cabe, todavía más fascinantes, puesto que son las funciones que van más allá del cómputo de horas y los minutos, para ofrecer calendarios perpetuos, describir horas astronómicas, horas del mundo y a veces hasta relatar posibilidades casi filosóficas. Poéticas. Como, por ejemplo, esconder, que no parar, el tiempo para ofrecer esos segundos imposibles. Infinitos.

Patek Philippe, la manufactura ginebrina fundada en 1839 por Antoine Norbert de Patek y Francois Czapek en el 29 del Quai des Bergues, es uno de los principales actores en esta evolución del recuento del tiempo hacia la excelencia. Como todos los años, con la llegada de la primavera, la firma de la cruz de Calatrava ofrece todas sus novedades (algunas increíbles como su Cuádruple Complicación 5308G-001) y renueva su compromiso con la alta artesanía... relojera. 

Cual alquimista, el esmaltador domina el metal y sus fuegos para evocar paisajes únicos

Cual alquimista, el esmaltador domina el metal y sus fuegos para evocar paisajes únicos

Pated Philippe

En su salón de Rue du Rhône, casi bañado por el lago Lemán, ha exhibido sus 78 piezas ornamentadas, únicas, para celebrar su indiscutible excepcionalidad. Son 23 relojes de sobremesa, uno de mesa, 10 de bolsillo y 44 de pulsera que proponen el más increíble homenaje a una amplia paleta de venerables tradiciones artesanales, como el grabado manual, el esmalte cloisonné, la pintura en miniatura sobre esmalte, el esmalte flinqué sobre fondos guillochés, el esmalte pailloné o la micromarquetería de madera.

Todo ejecutado por los artesanos de la manufactura y elevado a los más altos límites de la excelencia con temas que saltan de un motivo y de un continente a otro. La jungla amazónica, los campos de la Provenza teñidos de lavanda, Saint Moritz, Julio Verne y hasta Cervantes (dos relojes relatan la lucha contra los molinos de viento) forman esta exhibición capaz de contradecir la lógica relatividad de Einstein.

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