El corazón de Mallorca alberga una de las obras culmen del gótico catalán, cargada de restauraciones de lujo
Punto imperdible
La Basílica de Santa María de Palma cuenta con aportaciones artísticas de Antoni Gaudí y Miquel Barceló
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La Catedral-Basílica de Santa María de Palma
Cada año, millones de turistas se acercan a la Península Ibérica y sus alrededores, en busca de sus reclamos turísticos. Desde los más conocidos y fotografiados hasta a aquellos más ocultos, ubicados en los lugares más recónditos, todos tienen una oportunidad de recibir visitas. Un punto en particular que atrae la atención de los más curiosos son las Islas Baleares, sea por sus playas, montañas, discotecas o monumentos.
En este sentido, Palma de Mallorca alberga un lugar imponente que atrae la gran mayoría de miradas de sus visitantes: su catedral. Más conocida como la Seu o la Basílica de Santa Maria, se sitúa al borde del puerto desde su construcción entre los siglos XIII y XVI. De estilo gótico catalán, los primeros documentos de su existencia datan del año 1229, con unos orígenes que se remontan a la conquista de la isla por parte de la Corona de Aragón.
La catedral de Palma de Mallorca conserva uno de los rosetones más grandes de Europa
El rey Jaume I fue el encargado de visualizarla como monumento que certificara su promesa, después de sobrevivir a un naufragio en alta mar. Berenguer de Montagut, arquitecto de la catedral de Santa Maria del Mar en Barcelona, se ocupó de su diseño y edificación, compartiendo similitudes con otra de sus creaciones en territorio catalán: la Colegiata Basílica de Santa Maria de la Aurora, más conocida como la Seu de Manresa.
Los contrafuertes paralelepípedos, con arbotantes incluidos, son el principal elemento espejado con la construcción situada en la comarca del Bages, además de las proporciones entre la altura de la nave principal y las laterales. En su interior, la planta consta de tres naves y sus respectivos ábsides, que reciben luz de un gran rosetón de más de 13 metros de diámetro. Está catalogado como el más grande del mundo en la categoría de arquitectura gótica.
Miquel Barceló observa su mural en la Capilla del Santísimo
Detalles de lujo
A su vez, la Seu mallorquina cuenta con varias restauraciones destacadas. Una de las más llamativas corrió a cargo de Antoni Gaudí, tal y como detalla National Geographic. Fue durante diez años, empezando en 1904, ocupándose del traslado del coro, “la eliminación del retablo mayor gótico, la realización del bellísimo baldaquino del altar mayor, la incorporación al presbiterio de la sede episcopal, la iluminación del espacio a base de ventanales de cristal, y, por último, la elaboración de mobiliario litúrgico”.
El pintor Miquel Barceló también aportó su visión artística con espectacular mural en la Capilla del Santísimo, que desarrolló entre 2001 y 2006. “Para crear este mural de cerámica policromada que ocupa unos 300 metros cuadrados de superficie, se inspiró en el milagro evangélico de los panes y los peces y son precisamente esos panes y peces”, destaca la conocida revista de viajes.