En la provincia de Huesca se encuentra la comarca del Sobrarbe, ubicada en pleno corazón del Pirineo Aragonés, caracterizada por sus paisajes de montañas, ríos y pueblos con encanto. Y no cabe duda de que uno de los más destacados es la villa de Aínsa, reconocida como uno de los mejores destinos rurales del mundo por los premios Best Tourism Village 2024, entregados por la Organización Mundial del Turismo (OMT). Este pequeño municipio aragonés, de poco más de 2.000 habitantes, supone un testimonio vivo de la época medieval. Tan solo hay que dejarse llevar por sus calles para observar los caseríos, la torre de la iglesia, el recinto del castillo, las murallas y su emblemática plaza.
Además, Aínsa está ubicada en un espacio natural único, cerca del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Aunque desde esta localidad también se puede visitar dos más, el Parque Natural Posets-Maladeta y, a mayor distancia, el Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara. Otro de los aspectos más sobresalientes tiene que ver con la gastronomía de la zona. La carne de ternera pirenaica, el cabrito, el cordero, el latón de La Fueva o la gallina de Sobrarbe son los protagonistas de algunos de sus platos más auténticos, según el Ayuntamiento de Aínsa. A menudo acompañados por hierbas aromáticas, setas, frutos silvestres y embutidos propios de la región. Sin embargo, también hay espacio para propuestas más atrevidas.
Restaurante Callizo, especialistas en “cocina tecno-emocional de montaña”
En la villa medieval de Aínsa se encuentra un espacio gastronómico que la convierte en un lugar ideal para una escapada gastronómica. Se trata del restaurante Callizo, reconocido con una estrella Michelin por su cocina creativa e innovadora. Después de una jornada recorriendo el rico patrimonio histórico y cultural de Aínsa, los visitantes harán bien en acudir a la casona de piedra del restaurante Callizo, ubicada en la zona centro de la localidad. Esta apariencia tradicional y medieval contrasta con su interior, caracterizado por una decoración modernista.
Los comensales pueden escoger entre dos menús degustación: Tierra y Piedras, que representan su ‘cocina tecno-emocional de montaña’, como ellos mismos la definen. “Ofrecen platos muy bien resueltos, texturas delicadas, contrastes acertados... todo a través de dos menús degustación que procuran dar protagonismo a los pequeños productores de la zona”, según describen los especialistas de la Guía Michelin.
Sin embargo, el gusto no será el único sentido que quedará satisfecho en el restaurante Callizo, ya que también destacan los paisajes naturales del entorno privilegiado en el que se encuentra. Dado que la vegetación y las montañas se pueden observar por medio de los amplios ventanales, a la vez que se disfruta de sus platos.


