Alcazovas no es una localidad muy conocida del Alentejo portugués. Los aficionados a la historia, sin embargo, la tienen como referencia pues en ella se firmó el tratado que ponía fin a la guerra entre las coronas de Castilla y Portugal de finales del siglo XV. Así, Alfonso V renunció a sus aspiraciones a sentarse en el trono español. Y, a cambio, consiguió la titularidad de las islas Azores, Madeira, Cabo Verde, parte de Guinea y Fez. Y de, paso, el documento fijó una boda entre una de las hijas de los reyes católicos y el monarca luso. Así se hacían las paces entonces.
Pero, más allá de la cita histórica, hoy el Alentejo reúne tal cantidad de atractivos que el viajero no suele detenerse en esta tranquila villa de poco más de un millar de habitantes. Sin embargo, contiene un monumento absolutamente singular que ni siquiera suele aparecer en las guías turísticas: la capilla de la Misericordia. Así, fríamente, podría parecer una más de las bellas iglesias que hay por todo el territorio portugués. Pero esta es única.
Al oratorio se le conoce popularmente como la capilla de las Conchas, con toda la razón. Está integrada en el conjunto histórico-artístico del Paço de Henriques, un complejo con tres monumentos. Frente al palacio, que no tiene nada realmente destacable salvo su importancia histórica, está el huerto que se había utilizado antaño. Allí empiezan a verse, ya en el muro perimetral, los adornos con conchas que surgen de los pináculos. Al entrar en el huerto hay una gran alberca junto a la cual se alza una hornacina de grandes dimensiones. Allí ya la presencia de conchas y caracolas es masiva. Forman dibujos geométricos y, sobre todo, cruces de todos los tamaños.
Las conchas forman dibujos geométricos
Avanzando hacia la iglesia, el tejado del campanario y el frontal también tiene adornos con conchas marinas recolectadas en todos los mares del mundo. La iglesia es del siglo XVII, fue terminada en 1640. Los caparazones, que se corresponden con 26 especies marinas distintas, fueron recolectados por navegantes portugueses en la época de mayor expansión exploratoria de esa nación por todos los océanos.
Si el exterior ya llama la atención, al cruzar el arco que sirve de nártex –nuevamente recubierto por completo de caparazones marinos– sirve de preámbulo para el plato fuerte: la nave principal de la capilla y la sacristía. Son pequeñas y tienen una bóveda de cañón que muestra los dibujos geométricos y la gran cantidad de cruces de diferentes tamaños y diseños y también algunos símbolos de protección como ojos, sin duda adoptados de tierras lejanas. Otra vez la presencia de conchas, que resaltan porque se han rodeado por pequeñas piedras de color negro y coral que contrastan vivamente con el blanco refulgente de los caparazones.
Al conjunto del Paço dos Henriques se accede desde la céntrica plaza de la República de Alcazovas. Una villa que vale un paseo, pues es recogida y armónica, como tantas localidades rurales alentejanas. Además, cuenta con una hermosa iglesia matriz y un puente medieval. Y para los amantes de más rarezas, un museo de cencerros con casi seis mil piezas.
Cómo llegar
Alcazovas forma parte del término municipal de Viana do Alentejo. Se encuentra a 30 kilómetros de la localidad de Évora, la localidad de referencia. Se cubre cómodamente la distancia en media hora por la carretera N380. El transporte público es un tanto incómodo, pues solo hay un autobús en cada sentido durante el día.


