Quienes conviven con perros lo saben. Hay momentos en los que parecen entendernos sin que digamos una sola palabra. Esa intuición no es solo una percepción afectiva, también está respaldada por la ciencia. Desde el campo de la antrozoología, de hecho, se ha demostrado que los perros han desarrollado una sensibilidad única para captar nuestras emociones y estados de ánimo.
Paula Calvo, experta en este campo y divulgadora en redes bajo el nombre @antrozoologia, recuerda en uno de sus últimos vídeos que los perros son la especie que mejor interpreta nuestras emociones. “No lo decimos solo quienes convivimos con ellos y los adoramos, lo demuestra también la ciencia”, señala.
Mejor que los chimpancés
El lenguaje compartido del vínculo
En 2005, los investigadores Brian Hare y Michael Tomasello realizaron un estudio clave comparando la capacidad de perros y chimpancés para entender los gestos humanos. Los resultados fueron sorprendentes, ya que los perros interpretaron con más precisión señales como una mirada, un dedo que apunta o una postura corporal.
Este hallazgo no es menor. Es más, significa que, a lo largo de su evolución junto al ser humano, los perros han afinado su habilidad para leer nuestro lenguaje corporal y emocional, algo que ninguna otra especie ha logrado con tanta eficacia.
“Los perros leen nuestras emociones mejor que cualquier otra especie”
Para Paula Calvo, esta capacidad abre la puerta a una reflexión importante: la relación con nuestros perros no debería basarse únicamente en adiestramiento o técnicas de obediencia. “No basta con dar pautas técnicas, necesitamos enseñar a las familias a comunicarse con sus perros desde el lenguaje compartido del vínculo”, explica.
Es decir, comprender que los perros no solo escuchan, sino que también sienten y reaccionan a nuestro estado emocional, nos invita a tratar el vínculo con más respeto, empatía y conciencia.
La antrozoologa insiste en que este conocimiento debería incorporarse tanto en la educación de los tutores como en la práctica profesional con animales. Porque, si los perros son capaces de leernos con tanta precisión, también merecen ser entendidos desde ese mismo nivel de sensibilidad.


