“Cuando un gato comunitario llega a la clínica con anemia aguda, la vida depende de una bolsa de sangre que rara vez está disponible”: los bancos felinos, la gran deuda pendiente de la medicina veterinaria en España

Bancos felinos

La medicina veterinaria ha avanzado, pero el acceso a sangre segura y disponible aún es, en muchos lugares, una lotería

Colonias felinas

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Un gato comunitario llega a la clínica pálido, con la respiración acelerada y la lengua blanquecina. El diagnóstico es rápido: anemia aguda. Sin transfusión, no llega a mañana. En ese instante la vida depende de una bolsa de sangre que, con demasiada frecuencia, no existe. Los bancos de sangre para animales siguen siendo una rareza en España, especialmente para felinos, y esa carencia se traduce en urgencias que se resuelven “como se puede”: donantes de última hora, gatos del personal de la clínica, o aplazar cirugías por falta de hemoderivados. La medicina veterinaria ha avanzado, pero el acceso a sangre segura y disponible aún es, en muchos lugares, una lotería.

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La anemia felina es una de las causas más comunes de urgencia veterinaria. Ocurre cuando el gato tiene pocos glóbulos rojos o hemoglobina, y, por tanto, su cuerpo no recibe suficiente oxígeno. En gatos comunitarios, esta situación puede pasar desapercibida hasta que es demasiado tarde.

Las principales causas de anemia incluyen parásitos externos o internos, como pulgas, garrapatas o lombrices, que provocan pérdida de sangre o nutrientes; hemoplasmosis felina, causada por una bacteria transmitida por pulgas o mordeduras, que destruye los glóbulos rojos; y virus felinos como FeLV y FIV, que alteran la médula ósea o el sistema inmune e impiden la producción de sangre nueva.

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También pueden ser responsables hemorragias por atropellos, heridas o cirugías, así como deficiencias nutricionales de hierro, cobre, ácido fólico o B12 en colonias mal alimentadas. Además, la enfermedad renal crónica reduce la producción de eritropoyetina, hormona esencial para la formación de glóbulos rojos, y la anemia autoinmune, en la que el propio sistema inmune del gato destruye sus glóbulos rojos, constituye otra causa importante.

En colonias, los factores se combinan: estrés, parásitos, heridas, falta de control veterinario… La anemia puede aparecer sin que nadie lo note hasta que el gato colapsa.

Qué es un banco de sangre animal y por qué lo necesitamos

Un banco de sangre veterinario es un servicio que capta donantes, realiza analíticas de cribado, procesa la sangre (separa en concentrado de hematíes, plasma, crioprecipitado) y conserva los hemoderivados para su uso inmediato en urgencias o cirugías. En el caso de los gatos, la complejidad aumenta: existen los grupos A, B y AB, además del antígeno Mik, que puede provocar reacciones incluso cuando el cruce A/B parece compatible. 

Por eso los felinos requieren tipaje y, idealmente, prueba de compatibilidad cruzada (crossmatch) antes de transfundir. Además, los donantes deben estar libres de FeLV, FIV y hemoplasmas, entre otros patógenos. Todo esto exige organización, protocolo y recursos.

Donar sangre también es responsabilidad social hacia los animales

Montse Casaoliva

En colonias felinas, donde abundan los politraumatismos, las anemias por parásitos, los sangrados tras extracciones dentales o cirugías complejas, disponer de sangre compatible puede ser la diferencia entre vivir y morir. No se trata solo de “tener un gato donante” a mano; se trata de garantizar seguridad, trazabilidad y disponibilidad.

Un buen funcionamiento de un banco de sangre felino, tal como explica la veterinaria Laura, requiere un registro estable de donantes sanos de entre 1 y 8 años, con vacunación y desparasitación al día, y que pasen un cribado completo incluyendo historia clínica, exploración, hemograma y serologías. 

“El día de la donación extraemos un volumen pequeño y controlado, normalmente con sedación ligera para reducir estrés. La sangre se tipa, se etiqueta y se separa en componentes. Ese control permite usar justo lo que necesita cada paciente y aprovechar mejor cada donación”, apunta. 

Los bancos de sangre animal son una deuda pendiente en España

Montse Casaoliva

Sin embargo, en la práctica, falta red. En perros la oferta está más extendida, pero en gatos menos. “En España hay clínicas y hospitales que mantienen mini-bancos internos y universidades que han impulsado servicios de transfusión. Muchas urgencias se resuelven con llamadas a cuidadores de confianza. Funciona… hasta que no funciona”. 

Y los riesgos a los que se someten son, como apunta Laura, “los mismos que en los humanos, pero adoptados a felinos”. Reacciones hemolíticas si no hay compatibilidad real, transmisión de patógenos si el cribado no es estricto, y estrés del donante si el proceso no está estandarizado. “Por eso insistimos en protocolos, tipaje, crossmatch y bancos que trabajen con criterios comunes”. 

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Retos normativos y logísticos

La regulación de la transfusión veterinaria en Europa es heterogénea. No existe un marco único, y los requisitos dependen del país. Mientras en Estados Unidos y Reino Unido hay bancos de sangre con captación organizada, campañas públicas y logística interregional, en España predomina el modelo de clínica con donantes propios y proyectos universitarios. 

El reto no es solo legal; es logístico. Se necesitan registros de donantes, cadenas de frío, formación, y sobre todo una cultura profesional y social que entienda la transfusión como parte de la medicina cotidiana, no como un “extra” de lujo.

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Por ejemplo, en Reino Unido existe una cultura consolidada de donación canina y, de forma más limitada, felina, con organizaciones que articulan la captación y el envío a clínicas. En Estados Unidos, hospitales universitarios y centros privados disponen de bancos con hemoderivados felinos y servicios de envío urgente, y se publican guías de buenas prácticas para estandarizar tipaje y crossmatch. 

En América Latina, grandes ciudades han comenzado a impulsar redes colaborativas entre clínicas para compartir componentes cuando hay emergencias. No son modelos perfectos, pero sí demuestran que la coordinación es posible cuando se integra la transfusión en la rutina clínica.

Ética del donante: primero, el bienestar

Un banco felino serio protege ante todo al donante. Eso significa número limitado de extracciones al año, sedación suave y monitorizada para reducir el estrés, analíticas periódicas, y devolución de cuidados: desparasitaciones, chequeos y seguimiento de salud. Las colonias no deben usarse como “reservorio” de donantes improvisados: la mayoría de gatos comunitarios no cumplen criterios sanitarios, y someterlos a captura y extracción sin cribado pone en riesgo a todos. Donar sangre también es una responsabilidad social hacia los animales; requiere cuidado, no atajos.

Para clínicas y hospitales: crear o fortalecer mini-bancos felinos, tipar sistemáticamente, formar al equipo en compatibilidad A/B/Mik y estandarizar crossmatch. Construir una base local de donantes con bienestar garantizado. Para administraciones y universidades: impulsar convenios de colaboración y logística regional, incluir la transfusión veterinaria en proyectos de salud pública y bienestar animal, y apoyar la creación de bancos de referencia.

Donar sangre también es responsabilidad social hacia los animales

Montse Casaoliva

Para asociaciones y gestoras: tejer acuerdos con clínicas de confianza, incluir la transfusión en los protocolos de urgencias y apoyar campañas de captación de donantes felinos domésticos con familias responsables. Para ciudadanía: si convives con un gato sano y tranquilo, consulta si puede ser donante en tu clínica de referencia. Tu gato puede salvar a otro.

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Y a raíz de este problema, el Banco de Sangre Animal (BSA) organizó junto a la Clínica Veterinaria Lupa’s de Almansa (Albacete) una campaña de donación que se convirtió en referencia por su impacto y modelo colaborativo. La iniciativa, difundida por huellasinvisiblesalmansa, explicaba los requisitos y beneficios para perros y gatos donantes, destacando el carácter solidario de la acción.

Además de contribuir a mantener las reservas activas del banco, las mascotas donantes recibían incentivos como vacunación y desparasitación gratuita, analítica de sangre y tiraje sanguíneo, microchip y test de enfermedades infecciosas, bolsa de sangre garantizada en caso de necesidad o un saco de pienso de 9 kilos para gatos o de 16 para perros de la marca Arion.

Este modelo, avalado por el Banco de Sangre Animal (BSA), muestra cómo la colaboración entre clínicas veterinarias, asociaciones locales y ciudadanía puede consolidar un sistema sostenible de donación animal.

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La medicina veterinaria ha dado un salto enorme: anestesias seguras, cirugías complejas, terapias del dolor, cuidados intensivos. No es coherente que, en pleno siglo XXI, sigamos perdiendo vidas por no tener una bolsa de sangre disponible. Los bancos de sangre felinos no son un lujo, son un pilar. Un recurso que debería ser accesible para cualquier gato, también para los comunitarios, también para los invisibles.

Un simple gesto puede salvar la vida de un gato. Lo sabemos en humana; toca asumirlo en veterinaria. España necesita consolidar una red felina de hemoderivados, con criterios comunes, bienestar del donante y acceso real para clínicas que atienden colonias. La responsabilidad es compartida: administraciones, universidades, profesionales, asociaciones y familias. Cuando donar sangre también salva vidas animales, hablar de bancos de sangre felinos deja de ser una aspiración y se convierte en un deber ético.

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