Auténticos paraísos fiscales para el impuesto de circulación: estos pequeños pueblos españoles tienen hasta 50 coches censados por cada habitante empadronado
Estudio de AEA
La disparidad en las tarifas del IVTM que cobran los ayuntamientos dispara los empadronamientos en municipios con impuestos bajos
Las provincias españolas más baratas y más caras para tener un coche de propiedad

Muchas empresas de renting y alquiler matriculan sus vehículos en pequeños municipios con tarifas bajas del impuesto de circulación, aunque jamás lleguen a circular por sus calles

El impuesto de circulación es un tributo obligatorio que hay que pagar una vez al año. Lo abonan los propietarios de vehículos aptos para circular por las vías públicas y su cuantía depende del municipio donde esté registrado el coche. Esta disparidad en las tarifas genera situaciones fuera de toda lógica, donde pequeños pueblos acumulan decenas de automóviles por cada habitante censado, convirtiéndose en auténticos paraísos fiscales dentro del territorio español, como denuncia Automovilistas Europeos Asociados (AEA) desde hace años.
La asociación que defiende los derechos de los conductores ha actualizado su estudio con las tarifas más recientes, correspondientes al año 2025, y las ha cruzado con el número de vehículos empadronados en cada municipio. El resultado confirma una vez más lo que ya se intuía: las diferencias en el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) pueden ser abismales, con auténticos paraísos fiscales dentro del mapa español.

Un automovilista en San Sebastián paga un 49% más por este tributo que uno en Madrid, o un 158% más que otro domiciliado en Santa Cruz de Tenerife. Pero si se compara con algunos de los 25 municipios con la fiscalidad más baja, la diferencia puede dispararse hasta el 900%.
La ley fija una tarifa mínima, pero otorga a los ayuntamientos libertad para duplicarla
Son datos del último estudio de AEA, que cada año analiza las grandes desigualdades que existen entre municipios respecto al IVTM, el tributo que sustituyó hace 35 años el antiguo ‘numerito’ y hoy este impuesto recauda cerca de 3.900 millones de euros anuales para las haciendas locales.
La ley fija una tarifa mínima, pero otorga a los ayuntamientos libertad para duplicarla. Siete capitales de provincia lo hacen. Otros optan por aplicar bonificaciones según el tipo de combustible o la antigüedad del vehículo hasta llegar a la exoneración total si es histórico o tiene más de 25 años, una medida impulsada por la propia AEA en 1999. La combinación de estas opciones ha dado lugar a un mapa desigual que penaliza a unos conductores y favorece a otros.
Los ejemplos hablan por sí solos. Un coche medio de 11,99 caballos fiscales paga 34,08 euros en Santa Cruz de Tenerife, 59 en Madrid, 68,16 en Barcelona y 87,93 en San Sebastián. Es decir, el propietario de un vehículo registrado en San Sebastián paga un 158% más que otro en Tenerife. Lo mismo con una moto de 600 cc, que paga 15,15 euros en Melilla, pero 84,61 en Vitoria (un 458% más).
La diferencia de lo que se paga por el impuesto de circulación según el municipio puede superar el 900%
Además de San Sebastián, entre las capitales de provincia con el impuesto de circulación más caro figuran Vitoria, Bilbao, Barcelona, Girona, Tarragona, Lleida, Ciudad Real, Salamanca, Valladolid, Huelva, Granada y Santander. En el otro extremo, entre las que podrían considerarse un paraíso fiscal están Santa Cruz de Tenerife, Melilla, Ceuta, Zamora, Palencia, Badajoz, Cáceres y Jaén.
Pero ni siquiera hace falta salir de una misma comunidad para ver diferencias extremas. En Madrid, municipios como La Hiruela o Patones cobran una séptima parte de lo que se paga en la capital. En Catalunya, Rajadell o Aguilar de Segarra, tienen tarifas ocho veces inferiores a las de Barcelona.

Este desajuste ha provocado un auténtico éxodo fiscal. Empresas de renting y alquiler concentran la matriculación de sus flotas en municipios pequeños con impuestos bajos. Así, ayuntamientos como Moralzarzal, Finestrat o Tejeda ven cómo sus ingresos se disparan, aunque muchos de esos vehículos nunca lleguen a circular por sus calles. En La Hiruela, con solo 83 habitantes, el año pasado se matricularon 4.183 coches, es decir 50,4 por cada vecino empadronado.
Según AEA, diez municipios concentran ya el 39% de las matriculaciones de empresas en España. Y hay 27 en los que cada año se registran más coches que habitantes tienen. Un mapar que deja claro que el impuesto de circulación no es solo un tributo local, sino también un reclamo fiscala capaz de alterar estadísticas y atraer vehículos como si fueran inversiones.