Cuando entras en una cocina cualquiera, ves un robot deslizarse con ruedas con unos movimientos parecidos a una Roomba, y luego le ves alargar los brazos como un camarero y servirte un café, te explota la cabeza. Sabías que este momento llegaría, pero todavía lo tenías como algo de ciencia ficción. Sin embargo, ese momento (por lo que parece) ya ha llegado.
La compañía Sunday Robotics ha presentado Memo, un proyecto ambicioso de robótica doméstica que —por primera vez— no busca ser un juguete futurista, sino un ayudante real para las tareas del hogar.
Tras ver las primeras demostraciones —limpiar la mesa, cargar el lavavajillas, manipular copas, preparar un café espresso— no deja de impresionar. Lo hace todo con delicadeza, con movimientos comedidos y con un amable equilibrio entre fragilidad y eficiencia.
Memo, de Sunday Robotics
Como no anda, no se cae
Memo no tiene piernas, ni aspira a imitarlas. Se desplaza gracias a una base motorizada sobre ruedas para hacerlo mucho más estable y práctico, y su cuerpo reposa sobre una columna extensible que le permite ajustarse en altura. Su forma recuerda a un personaje animado: cuerpo blanco, dos brazos articulados, una cara simpática y una gorra roja. No es humanoide, sino funcional.
Esa arquitectura rodante lo hace ideal para entornos domésticos, en tanto que es más seguro, más predecible y menos proclive a tambalearse. También permite que sus brazos alcancen desde el suelo hasta superficies elevadas, lo que multiplica su versatilidad.
Rosey, la criada robótica de los Jetsons (conocidos en España como Los Supersónicos).
Limpia, carga el lavavajillas y hasta sirve café
Durante una demostración en California, Memo se enfrentó a un reto complicado: preparar una taza de café. El robot rodó hasta la encimera, manipuló el portafiltro, colocó la taza, pulsó los botones de la máquina y sirvió el café caliente. Y todo, con sus “manos-pinza”.
Lo que puede parecer trivial para un humano es todo un logro en robótica: identificar objetos distintos, calcular agarres, manipular con suavidad, resistir la temperatura, coordinar movimientos finos, etcétera. Y Memo fue capaz de hacerlo.
Pero aún hay más. También recogió vasos de la mesa, tomó dos copas de vino con una sola mano (agarrando una entre el pulgar y el índice, y la otra con los dedos restantes) y las colocó en el lavavajillas sin romper ninguna. Según la empresa, lo hizo en más de 20 demostraciones. Y dobló ropa, otro gesto cotidiano que requiere sutileza.
Entrenamiento innovador
¿Cómo aprende a hacer cosas de humanos? Con guantes humanos
El avance real de Sunday Robotics no está tanto en la forma de Memo, sino en cómo lo han entrenado. En lugar de usar simulaciones, teleoperación complicada o datos artificiales, crearon unos guantes especiales que replican la forma de las manos de Memo. Personas reales los usan para realizar tareas cotidianas, como coger un vaso, apretar o doblar una camiseta. Mientras lo hacen, los sensores registran fuerza, movimientos y presión, para transformar luego esa información en lo que serán los patrones de control del robot. El siguiente vídeo lo muestra:
Según la empresa, este método de los voluntarios con guantes es mucho más escalable y económico que los métodos tradicionales, y permite recoger datos reales de hogares reales sin necesidad de mover robots pesados. Sunday ya ha involucrado a cientos de personas en Estados Unidos en la tarea de recopilar esos datos.
El primer examen real: hogares de verdad, caos incluido
Aunque las demostraciones en entornos controlados impresionan, la verdadera prueba de fuego llegará cuando Memo se enfrente a cocinas reales con muebles de distintas alturas, utensilios variados, luces difíciles, niños, mascotas y todos los imprevistos del mundo.
Sunday Robotics planea lanzar un programa beta el año que viene, dirigido inicialmente a entusiastas dispuestos a convivir con las imperfecciones propias de una fase temprana. Será entonces cuando veamos si Memo es un capricho de laboratorio o un asistente doméstico de verdad.
La prueba de fuego llegará cuando Memo se enfrente a cocinas reales con muebles, utensilios variados, luces difíciles, niños, mascotas y todos los imprevistos del mundo
A partir de aquí aparecen un montón de dudas: ¿Será fiable? ¿Qué mantenimientos necesitará? ¿Tendrá sentido pagar por un robot que quizá tarde más de lo normal en vaciar un lavavajillas o preparar un café?
El diseño humano y las manos de robot suponen ventajas reales
El hecho de que Memo no intente imitar una forma humana completa —no hay piernas, no hay cabeza antropomórfica— ya es una ventaja de diseño. Esa decisión reduce costes, aumenta seguridad, mejora estabilidad y permite centrarse en lo esencial: la manipulación fiable de objetos domésticos.
Además, su piel de silicona suave, sus formas redondeadas y sus proporciones no amenazantes (metro setenta) buscan integrarlo en casa sin resultar inquietante. Es una máquina utilitaria, no un intento de perfeccionar a C3PO.
Esta aproximación práctica también facilita su adaptación a distintos hogares: variar la altura, moverse entre espacios estrechos, sortear obstáculos, y todo con una base móvil estable.
Memo es capaz de coger platos planos de la mesa.
Precio
Fabricar un solo Memo hoy, a mano, con componentes personalizados y sin economías de escala, cuesta unos 20.000 dólares. “No esperamos que este sea el precio de venta al público”, aseguran desde Sunday. “La fabricación a gran escala en nuestra próxima fase reducirá significativamente los costos en al menos un 50%, y el precio exacto se anunciará más cerca de lanzamiento”. La verdadera evaluación estará en si ese coste se justifica por lo que ofrece realmente: comodidad, tiempo, eliminar lo repetitivo.
También hay interrogantes de privacidad y convivencia: un robot con sensores, cámaras y capacidad de moverse libremente por tu casa es algo más que un electrodoméstico. ¿Cómo se gestiona la seguridad, el almacenaje de datos, la protección de la intimidad? Sunday aún no ha dado muchos detalles.
El robot Memo es capaz de doblar calcetines.
Es obvio que no es un producto perfecto y quizá al final acabe siendo un producto de nicho. Pero sí está claro que representa un paso adelante hacia el objetivo de muchos hogares de liberarnos de decenas de tareas rutinarias.
Si Sunday logra refinar el sistema, reducir costes y asegurar fiabilidad, Memo podría inaugurar una nueva categoría de dispositivos domésticos alrededor de 2027. Si no lo consiguen, se va a quedar como un experimento ambicioso y muy mono, pero nada más.


