Denis Michez, impulsor de una IA para preservar los polinizadores: “Solo con una foto puedes aportar información valiosa, en Europa hay 226 especies de mamíferos, pero de abejas existen más de 2.100”

Inteligencia artificial

La inteligencia artificial se pone al servicio de la biodiversidad: el científico belga Denis Michez lidera proyectos europeos que buscan implicar a la ciudadanía en la conservación de los polinizadores

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Denis Michez, doctor en Biología.

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Manu Collado

La artista María José Llergo canta que, en estos días, todo el mundo quiere ser rico y nadie quiere ser bueno. Probablemente esté en lo cierto, pero hay ocasiones en las que este trabajo me incita a pensar en que todavía quedan excepciones que pueden suponer cierta redención.

Tal es el caso del doctor en Biología Denis Michez (Saint Ghilain, 1978), quien confiesa que podría haber seguido una carrera más lucrativa dentro de su formación base: la ingeniería agrónoma. Sin embargo, este científico belga de la Universidad de Mons trabajó durante su máster con abejas y se enamoró de estos polinizadores. Su motivación radicaba, en primer lugar, en la belleza que, según él, irradian estos insectos; y segundo, en la necesidad de entender por qué están en declive.

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Pronto se dio cuenta de que, para responder a esa pregunta, no bastaba con la mera investigación científica. Así que tuvo que salir del laboratorio y estudiar también la sociedad humana: la economía, la política, las decisiones de consumo. 

“Lo que me atrajo fue precisamente esa conexión entre la ciencia pura y el mundo real. La biología de las abejas me permitió no quedarme en una 'torre de marfil', sino participar en debates sociales, educativos y políticos”, explica durante el trayecto de 45 minutos en tren de Bruselas, donde vive, a la pequeña ciudad universitaria de Mons, donde trabaja como docente e investigador.

Denis Michez muestra una de las bandejas de clasificación de insectos de la colección entomológica de la Universidad de Mons.

Denis Michez muestra una de las bandejas de clasificación de insectos de la colección entomológica de la Universidad de Mons.

Manu Collado

Charlamos con el doctor Michez de su liderato en numerosas investigaciones europeas que exploran cómo ha evolucionado la diversidad de las abejas a nivel poblacional, especialmente de Insect AI, un proyecto que busca implementar la inteligencia artificial como una herramienta clave para la monitorización y conservación de los polinizadores.

¿En qué consiste el proyecto Insect AI?

Insect AI es un proyecto europeo que todavía se halla en una fase muy temprana de desarrollo. Está financiado por el programa COST, que no da dinero directamente para hacer experimentos o contratar investigadores, sino para crear redes de colaboración.

¿Con qué finalidad?

Con ese presupuesto se organizan talleres, asambleas generales y también lo que llaman “misiones científicas de corta duración”, que permiten que investigadores de diferentes países puedan visitar laboratorios que trabajan en los mismos temas. La lógica es que este primer paso sirva para preparar futuros proyectos de investigación más sólidos, con financiación de otros programas.

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¿Quién lidera este proyecto?

El liderazgo lo lleva un equipo de Oxford, en el Reino Unido, pero cada país europeo puede designar representantes. No se limita a la Unión Europea: países asociados, como Turquía, también participan. Yo represento a Bélgica en esta red, aunque no soy el coordinador global.

¿Cómo se aplica la inteligencia artificial en las ciencias naturales?

Hoy en día la IA ya se utiliza en muchas aplicaciones prácticas. Un ejemplo muy conocido son las aplicaciones que permiten reconocer plantas o animales a partir de una fotografía tomada con el móvil. Aplicaciones como iNaturalist en Estados Unidos o PlantNet en Europa funcionan con sistemas de aprendizaje automático: uno hace una foto, la aplicación compara la imagen con miles de fotografías de referencia y dice el nombre de la especie con un margen de error bastante bajo.

El doctor Michez durante un programa divulgativo de la televisión pública belga.

El doctor Michez durante un programa divulgativo de la televisión pública belga.

RTBF

¿Por qué a la comunidad científica le puede interesar que la gente de a pie utilice una aplicación de estas características?

Porque lo interesante es que esas imágenes no se quedan solo en la pantalla del usuario: se añaden a bases de datos masivas y georreferenciadas, de manera que cada foto contribuye a un sistema de monitoreo de biodiversidad a escala continental. Así, cualquier persona puede convertirse en observador y aportar datos valiosos. Esto encaja en lo que llamamos ciencia ciudadana, donde los ciudadanos no son meros receptores de información, sino participantes activos en la construcción del conocimiento científico.

Información a cambio de aprendizaje.

Eso es. Necesitamos la ayuda de la sociedad. El problema principal con la monitorización concretamente de insectos es su enorme diversidad. En Europa hay 226 especies de mamíferos conocidas; en cambio, solo de abejas existen más de 2.100 especies distintas. Y eso sin contar a las moscas, mariposas y otros grupos de insectos polinizadores. Además, en muchas especies hay dimorfismo sexual, es decir, los machos y las hembras tienen aspecto diferente. Eso obliga a duplicar el número de imágenes necesarias para entrenar a los algoritmos. Para un mamífero puede bastar con unas pocas decenas de fotos, pero para un insecto hacen falta miles de imágenes de ambos sexos y de distintas edades y condiciones.

En Europa hay 226 especies de mamíferos conocidas; en cambio, solo de abejas existen más de 2.100 especies distintas. Y eso sin contar a las moscas, mariposas y otros grupos de insectos polinizadores

Denis Michezimpulsor de una IA para preservar los polinizadores

¿Cómo estáis intentando resolver estos problemas dentro del proyecto Insect AI?

Ahora mismo el proyecto se divide en varios paquetes de trabajo: primero, cómo obtener imágenes de calidad (ya sea con móviles o con dispositivos automáticos como cámaras trampa); segundo, cómo procesar y organizar esas imágenes; tercero, cómo analizarlas para extraer datos fiables; y, finalmente, cómo integrar todo en un programa educativo que motive a la sociedad a colaborar subiendo fotos a la aplicación una vez esté lista.

Entonces, ¿aún no está disponible la aplicación?

Todavía no. Estamos en la mitad del proyecto. Algunas áreas, como el monitoreo de polillas, han avanzado más porque son insectos nocturnos y se han tenido que desarrollar rápidamente cámaras automáticas para captar imágenes durante la noche. En cambio, para las abejas, por ejemplo, el proceso es más complejo, por lo que la app todavía no está lista para un lanzamiento público.

Primera reunión y talleres del equipo de Insect AI en Chipre en 2024.

Primera reunión y talleres del equipo de Insect AI en Chipre en 2024.

Cedida

¿Habrá recompensas para los usuarios?

De momento no hay un sistema de recompensas materiales. Sí existe un ranking que muestra quiénes son los usuarios más activos, pero nada más. Sin embargo, sería interesante introducir elementos de juego, al estilo de Pokémon Go: un mapa donde la gente pueda salir a buscar especies en su entorno, con objetivos y logros. Eso haría la experiencia más motivadora y divertida.

Eso motivaría a los más pequeños, desde luego.

Ahora que lo pienso, algunas de estas dinámicas sí que las hemos implementado dentro del programa Buzzing School, un proyecto europeo pensado para estudiantes de secundaria.

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¿En qué sentido?

La idea es que la biodiversidad no es solo un tema de biología: atraviesa la física, la química, las matemáticas, el arte o incluso la historia. Entonces, hemos diseñado clases donde, por ejemplo, se explica desde la física cómo vuela un abejorro; en química se estudian las moléculas que producen los olores de las flores; en historia se buscan representaciones de polinizadores en la pintura; y en arte se crean proyectos inspirados en insectos. También hay actividades de campo donde los estudiantes salen a fotografiar polinizadores como si estuvieran creando una especie de “Pokédex”. Al final, se trata de transformar la observación en un juego, competitivo pero educativo, que sustituya la antigua costumbre de capturar y pinchar insectos.

Casa de insectos en el campus universitario de Mons.

Casa de insectos en el campus universitario de Mons.

Manu Collado

¿Qué perfiles científicos participan en el proyecto?

Es un esfuerzo interdisciplinar. Además de biólogos hay ingenieros, informáticos y expertos en análisis de datos. Incluso entre los biólogos hay enfoques distintos: unos trabajan para controlar insectos perjudiciales —mosquitos transmisores de enfermedades o plagas agrícolas—, mientras que otros se dedican a la conservación de especies en peligro. La misma tecnología puede servir para detectar la llegada de un mosquito que transmite malaria o dengue, como para localizar poblaciones raras de abejas silvestres que conviene proteger. Esa dualidad es muy interesante porque muestra que la IA no es ni “buena” ni “mala” en sí misma: depende del uso que se le dé. Y este uso es muy positivo.

¿Cómo llegó a implicarse en estos proyectos europeos?

En parte por la experiencia científica de mi laboratorio, especializado en taxonomía y biodiversidad de abejas, y en parte por las relaciones personales que se tejen en congresos y colaboraciones. En ciencia, además de la competencia técnica, cuenta mucho la confianza y la capacidad de trabajar en equipo. Desde 2012 hemos coordinado varios proyectos europeos con buenos resultados. Eso nos ha dado visibilidad y credibilidad. Hoy participo en siete proyectos, de los cuales coordino tres, entre ellos WildPosh, financiado con 5 millones de euros y que reúne a 14 socios.

En ciencia, además de la competencia técnica, cuenta mucho la confianza y la capacidad de trabajar en equipo

¿En qué consiste WildPosh?

El proyecto WildPush estudia el impacto de los pesticidas en polinizadores silvestres. Hasta ahora, las pruebas se hacían solo con la abeja melífera, muy distinta a las más de 2.000 especies europeas. Comparamos la sensibilidad de abejas, moscas y mariposas mediante ensayos de laboratorio controlados y estudios de campo en España, Alemania, Estonia y Reino Unido. También realizamos análisis moleculares para observar los efectos internos de los pesticidas. Finalmente, traducimos los resultados en informes y campañas para orientar a responsables políticos y sociedad.

¿Cree que la gente es consciente de la importancia de los polinizadores a nivel ecológico?

Creo que más o menos sí, al menos de forma general. El mensaje de que las abejas son esenciales ha ido calando poco a poco en la sociedad. Además, cada vez se están aprobando más leyes que reconocen la importancia de proteger tanto a los polinizadores como al medio ambiente en general. Sin embargo, para que esa concienciación se traduzca en acción necesitamos aplicaciones que sean atractivas, fáciles de usar y hasta divertidas. Hay que darle un toque lúdico, de juego, para que la gente se motive a participar. Lo bueno de los polinizadores es que están al alcance de todos. No es como un lince ibérico o un oso, que rara vez ves en libertad. Las abejas y abejorros están en tu jardín, en el parque, en la flor que tienes en la ventana. Eso hace mucho más fácil que la gente se implique: basta con tomar una foto para aportar información valiosa.

Denis Michez prueba una de las peras ecológicas cultivadas en la Universidad de Mons.

Denis Michez prueba una de las peras ecológicas cultivadas en la Universidad de Mons.

Manu Collado

¿Es más eficaz el argumento del miedo —“si desaparecen los polinizadores moriremos”— o el de la esperanza, de que todavía estamos a tiempo de salvar la naturaleza?

El argumento del miedo es un arma de doble filo. Puede concienciar, pero también paralizar. Cuando las personas sienten demasiado miedo, tienden a bloquearse y a no hacer nada. Por eso es más eficaz presentar primero los hechos, incluso los más duros, pero acompañarlos inmediatamente de soluciones concretas. En el caso de los polinizadores, tenemos la ventaja de que hay soluciones técnicas, sociales y políticas muy claras. Desde un nivel más micro, como plantar flores en un jardín o apoyar la agricultura ecológica, hasta algo más macro, como aprobar leyes que redirijan las subvenciones agrícolas hacia quienes no usan pesticidas. El miedo puede ser un punto de partida, pero lo que moviliza realmente es la posibilidad de actuar.

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¿Qué opina del trabajo de los equipos españoles?

Tengo una opinión muy buena. España está incluso por delante de Bélgica en algunos aspectos del monitoreo de polinizadores. La nueva Ley de Restauración de la Naturaleza obliga a todos los Estados miembros de la UE a proteger al menos el 20 % de su territorio y a comenzar programas de monitoreo de polinizadores en 2027. España ya se ha adelantado y es uno de los pocos países que lo ha hecho. En realidad, es normal, porque es el país europeo con mayor número de especies de abejas y con más especies endémicas, es decir, que no existen en ninguna otra parte del mundo. España tiene un patrimonio biológico de enorme valor y, por tanto, una gran responsabilidad ecológica.

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