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Jonathan Pérez, exconcursante de 'Gran Hermano 15': “Pensaba que no pasaba nada por subir fotos y vídeos de mi hija, hasta que me di cuenta de que la había sobreexpuesto al mundo entero”

Pantallas

Se enamoró de otra participante de GH15, publicó su vida en Instagram y YouTube y, cuando fueron padres, surgió la controversia sobre los riesgos de exponer a la pequeña en las redes

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Jonathan Pérez, exconcursante de Gran Hermano 15.

IG / @jhoonpereza

Cuando eres un personaje público y tienes un hijo, surge la tentación de monetizar su imagen en tu beneficio. Es algo que hemos visto miles de veces en redes sociales, y también es lo que le pasó a Jonathan Pérez, exconcursante de Gran Hermano 15. Pérez tuvo una hija en común con su compañera de reality, Yolanda Claramonte (Yoli) y, a la vez que compartían su vida en las redes, hicieron lo propio con la de la pequeña Valeria.

El valenciano brinda su testimonio en el documental Infancia sobreexpuesta, de Núria Bigas y Jordi Rovira, que puede verse en la plataforma 3Cat. A raíz de su estreno, Pérez reflexiona sobre la exposición de menores en redes sociales, el papel de los padres en la era digital y su decisión de retirar por completo a su hija del escaparate online.

Viviste la transición de la fama televisiva a la exposición permanente en redes sociales. ¿Cómo empezó todo?

Todo empezó cuando salí de Gran Hermano. Fue una edición muy vista y tuvo bastante repercusión. Entonces trabajaba en una empresa de deportes de aventura, era un tío muy de barrio, muy básico. Entrar en el reality fue una experiencia inolvidable. Lo repetiría sin dudar. Y, a la salida, justo coincidió con el boom de Instagram. Enseguida empezaron a subir los seguidores, y eso mentalmente te atrapa. Te ves cada vez con más likes, más comentarios… y claro, empiezan a llegar marcas que quieren colaborar. Primero te mandan productos. Luego, contratos. Así nació la figura del influencer.

Y ahí empiezas a compartir también tu vida personal.

Exacto. Yo tenía mi canal de deporte y aventura, pero mi pareja de entonces —la madre de mi hija— se metió más en el rollo videoblog: mostrar la casa, el día a día, los viajes, nuestra hija… Eso tenía todavía más tirón. Cuando enseñas lo personal, lo sentimental, engancha mucho más.

Veía cosas que no estaban bien: vídeos en la playa, fotos íntimas... Cosas que, aunque aparentemente inocentes, las subías y ya quedaban ahí para siempre

Jonathan Pérezempresario y exconcursante de GH15

¿Cuándo empezaste a ver algo que no te gustaba?

Desde el principio notaba cosas que me chirriaban. Una cosa es que yo me exponga como adulto. Entré en un reality, firmé un contrato, sabía —más o menos— a lo que me enfrentaba. Pero con un menor es distinto. Es una persona que no puede decidir. Y veía cosas que no estaban bien: vídeos en la playa, fotos íntimas... Cosas que, aunque aparentemente inocentes, las subías y ya se quedaban ahí para siempre.

¿No teníais conciencia de los riesgos en aquel momento?

Para nada. No teníamos ni la información ni la formación. Y eso es un problema. Hoy en día a los niños se les dan tablets en los colegios, pero nadie les enseña cómo usarlas bien. ¿Y los padres? Tampoco. En mi época te hablaban en el colegio de relaciones sexuales, preservativos, prevención. Con esto debería ser igual. Educación digital desde edades tempranas.

¿Te generó conflicto familiar?

Claro. En casa hubo discrepancias. Al principio yo también participé, porque no sabíamos lo que estábamos haciendo. Pero cuando lo vi claro, cuando ya no tenía control sobre lo que se grababa, lo dije: hasta aquí. Si me incomodaba que grabasen hasta cuando iba al baño, ¿cómo no me iba a incomodar que expusieran a mi hija sin filtros?

Al principio yo también participé, porque no sabíamos lo que estábamos haciendo

Jonathan Pérezempresario y exconcursante de GH15

¿Cómo gestionaste el desacuerdo?

Hubo un momento de tensión, pero lo resolvimos. Al no haber entendimiento, se tomó la decisión —también a través de vías legales— de que la menor no saldría más en redes. No fue necesario llegar a juicio. Y desde entonces, aunque mi hija a veces me lo pide, yo lo tengo claro: no. Yo tengo sus fotos, sus vídeos, pero son para mí, para los nuestros. No para un perfil público.

¿Y cómo lo entiende ella?

Tiene nueve años. Y como es normal, en clase ve que los demás tienen móviles, redes… Pero yo le explico el porqué. Incluso le puse el documental donde hablo de esto. ¿Su reacción? “Papá, quítame la tablet, me da miedo”. Es muy bestia. Ellos solo ven la parte lúdica de la tecnología, pero no lo que hay detrás. Por eso es fundamental que los adultos demos ejemplo.

Al desaparecer tu hija de tus redes, también se fueron miles de seguidores. ¿Cómo lo llevaste?

Me empezaron a aparecer comentarios en los que me pedían que volviera a salir, y me dejó de seguir muchísima gente. Pero ya me parece bien: si se van porque ya no sale mi hija quiere decir que no me querían ver a mí. A mí tampoco me interesa tener este tipo de seguidores. 

[Los niños] solo ven la parte lúdica de la tecnología, pero no lo que hay detrás. Por eso es fundamental que los adultos demos ejemplo

Jonathan Pérezempresario y exconcursante de GH15

¿Qué opinas de quienes dicen que “una foto no hace daño”?

Mira, una foto puntual puede parecer inofensiva. Pero el problema es la sobreexposición. Cuando todo gira en torno al menor, cuando el contenido ya no es el día a día, sino el niño, ahí se cruza una línea. Y muchos perfiles familiares viven de eso. ¿De quién es entonces la cuenta, del padre o del niño?

¿Qué riesgos ves a largo plazo?

Que muchos de estos menores, el día de mañana, no quieran haber sido reconocidos por algo que no eligieron. Todo queda en Internet y no hay manera de borrarlo. ¿Y si un día esa persona quiere ser anónima? ¿O sufre consecuencias por esa sobreexposición? Esto va más allá de “subir una foto bonita”. Es una cuestión de identidad, de futuro, de respeto.

¿Llegasteis a recibir comentarios fuera de lugar?

No, no llegó a tanto. Pero sí había contenidos que rozaban lo inapropiado. No eran bonitos. No aportaban nada. Era contenido por necesidad de mantener el ritmo, de seguir alimentando a la audiencia. Eso también es tóxico.

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¿Qué consejo le darías a padres que ahora están empezando con redes y tienen hijos pequeños?

Que se pongan en el lugar de sus hijos. Que piensen si ellos querrían haber sido expuestos así sin su consentimiento. Que se informen, que se formen. Y, sobre todo, que cuiden a quienes más quieren. Porque los niños no necesitan seguidores: necesitan vivir, aprender, disfrutar de la infancia sin presión ni escaparates.

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