Verónica Sierra, experta en tecnología: “La moda de la hiperproductividad está de capa caída, ya somos muchos los que valoramos más dormir y tener ratos en los que no hacer nada”
Tecnología
Ingeniera de formación y divulgadora por vocación, Verónica Sierra lleva más de una década hablando de tecnología en internet
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Verónica Sierra, ingeniera e influencer tecnológica.
Conocí a Verónica Sierra (Terrassa, 1985), más conocida como Verownika en redes, durante el IFA de Berlín hace unas semanas. Enseguida supe que quería entrevistarla. Su charla distendida y su pasión por la divulgación tecnológica haría vibrar al menos tecnólogo.
Además, supura por los poros sus estudios en ingeniería. Todos suelen ser francos, resueltos y pragmáticos. Quizá sea por (de)formación profesional, pero los ingenieros van al grano, no dan muchos rodeos y suelen adquirir un tono muy pedagógico a la hora de explicar conceptos técnicos.
Conseguimos cuadrar la entrevista por poco. Verónica se pasa la vida viajano como invitada a eventos de tecnología y vive con la maleta a medio hacer. Mañana vuela a Londres para grabar contenido sobre lo último de Apple y toda la vorágine del iPhone17. Y, si todo cuadra, se sentará —cinco minutos cronometrados— con John Ternus, jefe de hardware de la manzana mordida. “Mi inglés es malísimo”, bromea, “pero me apañaré”.
Formada como ingeniera técnica especializada en Electrónica Industrial por la UPC de su ciudad natal, el retrato de esta creadora de contenido de 39 años lo conforman una risa fácil, una franqueza que desarma y un credo profesional sencillo: contar su experiencia con las últimas novedades del mercado en YouTube, Instagram y TikTok sin perder de vista el interés del usuario medio.
Verónica Sierra comparando los Sony WH-1000XMH6 con los AirPods Max.
¿Qué lleva a una ingeniera electrónica a abrir un canal de YouTube?
Empecé haciendo prácticas en Sony. Era mi primer contacto real con “la electrónica de verdad” y lo disfruté muchísimo porque siempre me ha gustado el “cacharreo”. Pero Sony acabó cerrando la fábrica de Viladecavalls y me fui a la desaladora del Llobregat, que era un proyectazo. Entré en plena puesta en marcha y toqué mucha automatización. Más tarde pasé a control de procesos y me ascendieron a mecánica. Pero echaba de menos los microchips, la circuitería… Toda esa “chicha” que te da el hardware.
Pero de tener una obsesión a ponerte delante de la cámara para hablar de ella hay un trecho.
Todo empezó porque unos amigos tenían un blog, MacApuntes, y me puse a escribir allí. Yo era muy fan de Apple desde que vi la primera keynote de Steve Jobs, así que estaba encantada. El Mobile World Congress nos invitó para cubrir el evento y nos pidieron que, aparte de escribir, hiciéramos algo en vídeo para YouTube, que por aquel entonces estaba cogiendo fuerza. Como era resuelta, me pusieron delante de cámara. Los veo ahora y esos primeros vídeos me parecen horribles y que lo hacía fatal, pero bueno, sirvieron para que me picara el gusanillo.
Mi sueño es formar parte de algún equipo de diseño una empresa puntera, quizá en Apple. Tener a Steve Jobs como referente te inocula ese virus y te acompaña siempre
Y decidiste continuar por ahí.
Cuando Macapuntes cerró, abrí mi canal en 2013. Recuerdo que mi primer vídeo fue sobre Raspberry Pi, una serie de ordenadores monoplaca que me flipaban. Así que sí, seguí, me gustó, y llegó el momento de elegir: o hacer vídeos, o seguir mi carrera como ingeniera. Elegí lo primero porque ya no podía con todo y había descubierto que lo disfrutaba mucho y se me daba bien.
¿Y si no hubiera cerrado? ¿Crees que hubieras tirado por una vertiente más de innovación tecnológica?
La verdad es que mi sueño es formar parte de algún equipo de diseño una empresa puntera. Quizá en Apple. Tener a Steve Jobs como referente te inocula ese virus y te acompaña siempre. Si la vida hubiera seguido igual, seguramente habría tirado por ahí. Ahora, también te digo que si YouTube se me hubiera cruzado en cualquier otro momento, creo que habría cambiado igualmente. Me encanta la tecnología, pero más aún comunicarla. Si no hubiera sido YouTube, quizá radio o podcast. De un modo u otro habría acabado en comunicación tech.
¿Crees que tu formación te ha servido para diferenciarte de otros divulgadores tecnológicos?
Quizá sí. Hay más creadores que son ingenieros —Sergio Navas, Alejandro Pérez…—, y esa mirada técnica se nota. Por ejemplo, estuve en la fábrica de Apple en Irlanda, donde hacen pruebas de resistencia y durabilidad. Me vi a mí misma en mi antiguo puesto de Sony: analizando calidad de piezas, cortando y puliendo PCBs para estudiar pistas… Ese bagaje te hace preguntar distinto. La experiencia industrial te da otro punto de vista.
¿No te tienta a veces ponerte muy técnica a la hora de hacer una reseña?
Sí, pero mi mantra es: “tengo que hablar de tecnología para que lo entienda hasta mi madre”. Hice radio años en Crónicas Sonoras (Radio Star Terrassa) y mi compañero, Modesto Gallego, me curtió al respecto. Siempre me frenaba y me decía: “Muy bien, ahora explícalo para todo el mundo”. Y gracias a eso creo que he sabido siempre cómo adaptar mi discurso. Puedo aportar algún dato técnico, pero busco más contar mi experiencia: qué funciona, qué no y por qué me gusta un producto determinado.
En pleno apogeo de la era tecnológica, con YouTube y las redes sociales plagadas de reviews, ¿te resulta difícil destacar?
Si te soy sincera, llevo mucho tiempo y pienso que mis cifras podrían ser mayores. Tengo unos 170.000 suscriptores y gracias a ellos puedo vivir de esto, pero tras tantos años, “el milloncito” me haría mucha ilusión. No soy ninguna ingenua y sé que el algoritmo premia cierto tipo de contenido. Sé qué tipo de vídeos debería hacer para crecer más, pero muchas veces no me ha dado la gana. Soy fiel a mi estilo. Instagram y TikTok nos empujan a crear vídeos cortos. A mí me gusta el vídeo largo, donde se puede explicar con calma, pero hay que adaptarse. También está la rueda de publicar tres veces por semana, o te acaba penalizando. Intento no traicionarme, pero juego la partida. Lo bueno es que la comunidad que tengo es muy fiel, y eso me ha mantenido.
Se avecinan cambios, pero creo que ahora estamos algo saturados al respecto y muchas veces sobrevaloramos esta tecnología. Se está llamando inteligencia artificial innovadora a cosas que lleva haciendo el móvil ya años
¿Cómo gestionas viajes, patrocinios y decir lo que piensas sin quedarte sin invitaciones a eventos?
Ahora lo tengo más fácil: digo que no a marcas que no encajan. Mi público es muy de Apple, no tiene sentido que haga todos los Android del mercado. Antes, por crecer y conocer, hacía más cosas. Pero yo no soy periodista, así que puedo elegir. Hay relaciones públicas a los que adoro y que me tratan de 10, pero aun así no acepto sus invitaciones si no me encajan. Y si voy y el producto no está a la altura, lo digo.
Hace poco subiste un vídeo sobre los productos que Anker presentó en el IFA de Berlín, deteniéntote especialmente a analizar aquellos que ofrecían algún tipo de IA. ¿Estamos viviendo realmente una revolución de la inteligencia artificial?
Se avecinan cambios, pero creo que ahora estamos algo saturados al respecto y muchas veces sobrevaloramos esta tecnología. Se está llamando inteligencia artificial innovadora a cosas que lleva haciendo el móvil ya años. Me retrotrae al momento del 5G. Dicho esto, la IA me ayuda muchísimo: ideas, planificar contenido, resolver cosas simples del día a día. Pero me preocupa que los chavales usen ChatGPT como psicólogo. Ah, y otra cosa...
¿Sí?
Quisiera decir que creo que dentro de poco la gente va a volver a demandar más creatividad y más trato personal. Sin periodistas y creadores aportando contenido original, la IA no es nadie. Se vende fatal al público general: no se explica cómo puede ayudarte en lo concreto.
¿Cuál es el tu mayor reto como creadora de contenido?
La tiranía del contenido diario. Pensar ideas creativas bajo la mirada constante del reloj. Sé que necesito formar un equipo: he empezado con un editor, pero lo ideal es un grupo de 5-6 personas, como hacen muchos colegas. Tengo que competir en mil redes, con formatos distintos y hacer una cantidad enorme de piezas al mes. Eso acaba quemando.
Fantaseo con una casa domotizada en el campo, gallinas y huerto. Y aunque lo grabaría todo, claro, intentaría vivir más el momento
¿A menudo te sientes desbordada?
Sí. Alguna vez he estado cerca de tirar la toalla. Madrid es carísimo y me vine sola a vivir aquí, porque es supuestamente donde están las marcas. Durante un tiempo viví con ansiedad por llegar a fin de mes, aunque afortunadamente ahora me va bien. Y este año espero algo más de calma y cuidar mi salud: comer bien, correr y poder irme de vacaciones de verdad. Pero toco madera. Además, para gozar de una tranquilidad total necesito armar un equipo.
Cuando tu pasión ya no es solo tu trabajo, sino una herramienta cotidiana, ¿cómo consigues desconectar?
Convertir tu pasión en trabajo tiene trampa, porque la acabas quemando. Me han pasado cosas increíbles que no he disfrutado. Suena a privilegio, y lo es, porque también sé lo que es currar montando teles o en una panadería, pero a veces estás probando un dispositivo, grabando y editando, y no sientes ilusión. Cuando intento escaparme un par de días, no desconecto del todo (siempre cae un reel), pero pospongo lo más costoso hasta que me apetece. Pero insisto: me siento una privilegiada. En el fondo no me quejo porque, por lo general, me gusta lo que hago.
Dices que en cuanto armes a tu equipo podrás liberarte de trabajo, ¿pero no temes quedar atrapada en ese bucle de “a mayor productividad, más trabajo”?
Ya pasé por la fase “club de las 5 a. m.” y todos esos libros de mejora de la productividad. (Risas.) Después del COVID, algo cambió en mi cabeza y desde entonces valoro cada vez más tener momentos no relacionados con una utilidad directa. Fantaseo con una casa domotizada en el campo, gallinas y huerto. Y aunque lo grabaría todo, claro, intentaría vivir más el momento. Creo que La moda de la hiperproductividad está de capa caída. Ya somos muchos los que valoramos más dormir y tener ratos en los que no hacer nada.
Imagino que esos ratos eran inexistentes cuando combinabas un trabajo “normal” con YouTube.
En 2016 me hice autónoma porque me entró un proyecto muy guay con Telefónica (cursos de Android, programación…). Aun así seguí en la desaladora. Me levantaba a las 4 para editar, entraba a las 6 y volvía a casa tardísimo. Dormía muy poco. Luego ascendí y tenía mejor horario y sueldo, contrato fijo… lo que muchos querrían. Y fue ahí cuando decidí irme. Mi familia no daba crédito: “¿Dejas la ingeniería por YouTube?” Y yo pensaba: “el título lo tengo, así que siempre podré ser ingeniera; si esto sale mal, ya me reciclaré”. Prefería no quedarme con la duda.
Un buen smartphone cuesta mil euros, pero es que es cámara de vídeo, cámara de fotos, ordenador, grabadora, teléfono, marcador de salud… Hace años todo eso por separado era carísimo
¿Recuerdas qué es lo que te hizo dar definitivamente el paso?
Hubo un día clave: estaba rellenando una hoja de trabajo, deseando salir para grabar, y me encontraba tan mal que pensé que ya nada me importaba. Fue el clic. Llamé a un amigo y me dijo: “Manda todo a paseo y haz lo tuyo”. Me dio miedo, pero lo hice. Y aquí sigo.
En cuanto gadgets, ¿cuál es tu imprescindible para el día a día?
Es una obviedad, pero el smartphone —no digo necesariamente iPhone, eh, digo smartphone, que conste—. Sí, un buen smartphone cuesta mil euros, pero es que es cámara de vídeo, cámara de fotos, ordenador, grabadora, teléfono, marcador de salud… Hace años todo eso por separado era carísimo. Y es algo que al final usas todo el día, no como unas zapatillas de 100 euros que te pones dos veces.
¿Y el prescindible?
El iPad. Teniendo un buen móvil y un ordenador, puedo prescindir una tablet. El Apple Watch no: a nivel de salud me motiva a moverme porque soy un poco vaga. Competir con amigos, recibir el “levántate”, cerrar anillos… me funciona.
Como ya has comentado, te encanta Apple, pero también has sido crítica con Siri y Apple Intelligence en Europa.
Sí. Hay mucho por mejorar. Pero insisto en el conjunto: ¿eso me hace dejar el iPhone? A mí no. Otras marcas están focalizándose en ofrecer una mejor IA por marketing, pero el iPhone me da otras prestaciones que me son mucho más útiles. Y ya veremos como acaba todo este asunto en unos meses: la IA útil es la que te resuelve y desaparece, no la que te llena la pantalla de etiquetas y notificaciones.
Si tuvieras que resumir tu criterio para una reseña justa de un producto tecnológico, ¿cómo sería?
Decir tanto lo bueno y como lo malo, sin gritos y sin faltadas. Preguntarme si ese defecto te haría no usar el aparato. E insisto, explicarlo todo de una manera que la pudiera entender mi madre: con datos cuando tocan, pero con la experiencia por delante. Si además te ahorro una compra tonta, objetivo cumplido.